Por Virginia Negri
Primer puente
Te sentás y escribÃs
como si se tratara de algo
importante,
como si esta vida
le importara a alguien más
que a vos.
Y ves que no.
Te tenés ahÃ
para vos
y sos tu propia materia
de estudios.
Sos más que este cuerpo
experimentando
la vida.
Ya sabés
sobre algunas
consecuencias.
Sabés que
somos
energÃa
frecuencia
vibración
sonido
manifestando en
la densidad de cuerpos.
Que los pensamientos
son plegarias
y que las palabras
conjuros.
Que el secreto
de la magia
mejor guardarlo.
Que los secretos,
algunos, son
para ser develados
y en otras ocasiones
mejor estar calladas.
Será por eso
que cada vez
que quiero escribir
un poema
me cuesta
pensar, saber, sentir
que es simplemente
un poema.
Cuido la elección de las palabras
no para que parezcan lindas
sino para que lleven el mensaje.
Eso le pido a la poesÃa:
que sea el puente,
sagrado,
la trama que me une
a otro.
Voy trazando con ternura
este manuscrito
puro presente
que llega a vos
como
sonido
vibración
frecuencia
energÃa.
Segundo puente
Una tarde te dije:
el Gualeguay nace en mi corazón
y desemboca en el infinito.
En el monte de mi corazón
para atravesar
de un lado a otro
ese rÃo
construyeron 3 puentes.
En el corazón de mi monte
hay un rÃo infinito.
En el corazón de mi monte
nació un rÃo caudaloso
que me atraviesa vertical
fluyente pilar del medio
caudaloso
central.
Tengo la dicha de verte
fluir al amor.
En el corazón de mi monte entrerriano
nace un rÃo
que a veces es manso
pero la fibra salvaje
es parte indisoluble de su ser.
Respeto.
¿Cómo es ser rÃo?
¿Cómo es ser monte?
Ser rÃo.
Ser monte.
En el corazón de mi monte
3 puentes
para atravesarte
de este a oeste
los puntos cardinales
las direcciones del universo.
RÃo
de pasado a futuro.
El tiempo se detiene
en el presente de tus puentes.
En el primer puente
siento que voy a descansar.
Veo el lugar
donde será el ritual.
Para algo me traen hasta acá.
En el segundo puente
veo lo que quisieron ocultar.
Asimilo el mensaje.
En el medio del medio
neutralidad.
Veo una pareja.
Es el chico que
ocupa mis deseos.
Está con una chica.
Miran la crecida del rÃo
fuerza imposible de ocultar.
En ese mismo puente
donde ese mismo chico
y yo
supimos la perfección
de un momento
bajo un cielo atardeciendo
las ranas, las chicharras, los pájaros
los bichos
los sonidos, los colores
colmaron los sentidos.
Presente, sobre presente, sobre presente.
A tu segundo puente
mi rÃo Gualeguay
el universo me llevó
para mostrarme
la verdad que se ocultaba.
Ahà entendà algo, lo sentÃ
no lo pensé, lo entendÃ
no lo entendÃ, lo sentÃ.
En otro lugar de mi ser, lo sentÃ
que es otra forma de entender:
debo seguir, acá
ya no me puedo detener
gracias, gracias, gracias.
Me fui al tercer puente
un poco más allá también.
En ese tramo, estaba yo
sosteniendomé, abrazando
juntando las partes
de todo lo que fue, es y será.
Profunda compasión
por todo lo que acontece.
Acá estoy escribiendo
este poema que se llama
3 puentes
y que es
sobre lo que acontece
en el paisaje infinito de la vida
al atravesar el rÃo Gualeguay
de este a oeste
alguna tarde
cerca de navidad
con una luna creciente
verdad y claridad
casi llena, casi brutal.
Estoy escribiendo
sobre algo
no sé bien qué quiere decir.
Pero los impulsos
me piden que cuente
mediante este texto
con forma de poema
cómo se atraviesan
los 3 puentes
del rÃo de mi corazón.
Acá estoy intentando
a medida que sale
sin pensarlo mucho
sin expectativas
sin pedirle nada
a este poema.
Que sea lo que quiera ser.
Me gustarÃa sÃ
que pudiera llevar
la poesÃa de lo vivido
aun en lo que pueda
parecer dramático.
No lo es.
El dolor es un momento
como tantos
dentro del recorrido
de los 3 puentes
para atravesar mi rÃo
de este a oeste
en el corazón del monte.
No le pido nada a este poema
no le pido nada
como al amor.
Solo quiero que sea.
Tercer puente
Ya nada es banal.
Eso hace que
las exigencias
sobre la escritura
hayan cambiado.
¿Viste ese ser, que fui-
¿Que era-
¿Que creés
que conocés-
Bueno, capaz que
sà lo conoces
pero es que
ya no soy esa.
No fue una tarea fácil.
No fue de un dÃa para otro.
No fue de repente.
Es un largo y constante trabajo
de sentir consciente
sin juzgar.
Antes era mi propio verdugo.
No importa lo que pienses
lo que realmente importa
es lo que sentÃs
y permitirte sentir
con el corazón
es de las maravillas
más grandes del universo.
El camino, que no es uno
pero siempre es el propio
sos vos.
Compasión
que el corazón es
mucho más que un músculo,
no hay lÃmites en el amor.
La coincidencia es
sincronicidad.
Yo no le pido
a este poema
que sea un salvador.
Lo que le pido
a este poema
es que me acompañe
y que la poesÃa
sea vivir cada momento
como un milagro
de creación.
Porque para algo
tengo el deseo constante
de escribir.
Escribiendo siento
que conecto con todo
escribiendo
conecto con
las plantas
con las piedras
con los santos
con los ángeles
con los dioses
con vos
con este animal
que elige acompañarme
y me permitió ponerle
de nombre
Amor.
Cada segundo previo
que me trajo hasta acá
y la certeza de que
el Tiempo
es una ilusión.
La gratitud como principio motor
de sentimientos.
Gracias por la posibilidad
de experimentar
esta libertad de vivir.
Soy un ser afortunado
el universo está a mi favor.
Los portales que he cruzado
los vÃnculos
los acuerdos previos
de las almas
y este ser que escribe
para contarte
que ya cruzaste
los 3 puentes
que somos
todos parte
de este viaje infinito.
Por Marcela RamÃrez
El talismán
Aquel era un hermoso bosque pintoresco. Desde lejos se percibÃa el aroma de eucalipto y menta. Los duendes se encargaban de la huerta. Sembraban rosas, petunias, madreselvas, santa ritas, maravillas y estampillas. Jugaban con las mariposas y las abejas. Era el lugar propicio donde las hadas se encontraban a acampar. Hadas y duendes tenÃan una muy buena relación.
Un dÃa, dos niños, Melody y Alex, paseaban por el bosque. HacÃa mucho que querÃan llegar a ese lugar encantado para jugar con las criaturas que allà habitaban.
Estaban en el bosque observando la belleza del paisaje cuando una bruja los atrapó. Trataron de escapar pero ella con sus hechizos evitó que llegaran a las hadas y los duendes.
Las hadas Minerva, JazmÃn y Rosaura se unieron junto a sus protectores y comenzaron a discutir acerca de cómo ayudar a los niños y romper el hechizo de la bruja. Decidieron, finalmente, usar un talismán que anulara su poder.
El talismán era de amatistas, tenÃa poderes transmutadores y evadÃa del daño causado al que lo poseÃa. Era gigantesco y poderoso.
Las tres hadas trabajaron sabiendo que los niños estarÃan protegidos. Les hicieron llegar el amuleto y gracias a eso se escaparon de los daños y la inequidad de este ser tan maligno.
Melody y ALex se escaparon felices sabiendo que habÃan sido ayudados por un ser superior del pasado, del presente y del futuro. Corrieron al bosque y asà pudieron jugar con las flores, los duendes y las hadas.
Se quedaron largo tiempo en esa excelsa belleza.
Érase un cuento...
Érase un cuento...
Las nubes rosadas dijeron:
"¡Acampen, corderos!".
Las ovejas balaban y saltaban llamando a los ángeles.
El cielo se tornó de color rosado.
Entonces, de la inmensidad de la cúspide amarilla descendieron los coloridos ángeles. Uno dijo llamarse Uriel. Sus alas eran doradas; el cabello, dorado y un haz superlumÃnico emanaba de su rostro. EmitÃa música con su arpa.
Al rato, descendió Zadkiel. Su vestidura, un manto violeta, su luz en el pecho era llama...
Destellos coloreados violáceos. Tocaba el clarinete.
Dijo:
- Yo soy la resurrección y la vida... Y el perdón. Y extendÃa los brazos.
Descendió desde la cúspide amarilla otro ángel. Llevaba vestiduras verdes. TenÃa un rostro hermoso. Era anciano, de cabellera larguÃsima.
Dijo:
- Yo soy Rafael.
Y emitÃa música de guitarra.
Todo era una fiesta.
Con cánticos y una voz delicada descendÃa por una escalera una niña con su bandera y cantaba.
- ¡Por una escalerita de mi patria subiré! En una nubecita mi bandera pondré...
¡Dios es bueno, Dios es Santo!
La niña cantaba feliz y ascendÃa...
Los peldaños se dividieron en dos partes. ¿Qué escalera debÃa elegir-
Subió los peldaños de la derecha y el cielo se tornó en nubes oscuras, relámpagos, lluvia torrencial y la niña tembló por frÃo. El viento la despeinó y el frÃo la congeló...
Escarcha, nieve...
Seres extraños la esperaban mientras ascendÃa. Un aroma inmundo.
- ¡Qué asco!-exclamó.
Una mujer anciana, una bruja daba órdenes a los demás brujos deformes y grotescos y daba latigazos a todos. El fuego que encendió derretÃa el frÃo de la pequeña.
Puercos se revolcaban en ese lugar y la pérfida anciana llamó a los hombres:
- Traigan a la niña asà comemos.
Y los zombies la buscaron brutalmente.
La niña, asustada, no comprendÃa.
En ese asqueroso lugar sólo se veÃa lodo, suciedad, perversión. Sólo se escuchaban los gritos y órdenes de la bruja.
Mientras los deformes zombies se arrastraban hacia ella, la niña cayó de rodillas. Cruzó las pequeñitas manos y en ese momento sonaron las campanitas, las arpas, las guitarras, los cÃmbalos con entereza.
Protegió a la niña una inmensa luz y ella dijo a los zombies y a la bruja:
- En el nombre de la poderosa, rutilante y relampagueante espada azul de San Miguel Arcángel corta corta, libera y asciende! Corta toda situación con encarnados y desencarnados -mientras movÃa con sus pequeñitas manos la espada, el ángel azul se hizo presente.
Cabellera dorada, manto azul y capa azul. Su espada brillaba destrozando y cortando las cabezas de los perversos y salieron volando de ese lugar.
Volaban hacia arriba llenos de luz. Llegaron junto a la cúspide dorada. La esperaba su familia y se abrazó a su madre, su padre y su hermano...
- Te amamos -le dijeron.
Y los ángeles hicieron sonar hermosa música y bailaban todos de felicidad.
Brindaron y cenaron cordero...
Y colorÃn colorÃn este cuento llegó a su fin.
* Zona X
Selección de textos: Hernán Camoletto
Zona X es un espacio de cruce de prácticas, estéticas y experimentaciones literarias asà como un dispositivo de visibilización y circulación de textos de autores de GUAU! | taller de escritura de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros y escritores rosarinos contemporáneos.