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Sábado, 22 de junio de 2013
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Arquitectura estudia los asentamientos irregulares en la ribera sur del Paraná

Arraigados a pesar de las inundaciones

El proyecto es dirigido por la profesora Alicia Mateos, y se centra en las poblaciones que se yerguen desde Rosario hasta el arroyo del Medio. Analizan alternativas para mejorar la calidad de vida y sugieren "trabajar con la gente".

Por Silvana Di Stefano*
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Alicia Mateos dirige el grupo que indaga sobre las tensiones y conflictos en torno al río.

La problemática de los asentamientos irregulares en vulnerabilidad socio ambiental en la ribera metropolitana sur, y la colocación de plantas fabriles, amarraderos y hoteles en el sector, provocando agresión al medio ambiente, es el tema de un proyecto de investigación que se desarrolla en la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Poblaciones ubicadas sobre planos bajos inundables, en condiciones de inestabilidad sobre las barrancas, en proximidad inmediata con basurales o en áreas contaminadas y con riesgo hídrico son algunas de las características de la zona que visualizaron los investigadores. "Nos interesa ver los procesos de apropiación del suelo, las tensiones y los conflictos que se plantean y las transformaciones que se están produciendo en esta zona metropolitana sur, muchas de las cuales presentan una agresión del medio ambiente y del paisaje", señaló Alicia Mateos, directora del proyecto.

El estudio realizado por los investigadores de la UNR analiza los procesos y transformaciones que sufren los espacios ribereños comprendidos entre la ribera Paraná que va de Rosario hasta el arroyo del Medio, límite con la provincia de Buenos Aires. Según explicaron, se trata de un análisis sistemático de alternativas al traslado que aseguren adecuadas condiciones de habitabilidad y que resuelvan la situación de riesgo, con la finalidad de formular criterios de intervención sobre este tipo de problemáticas.

La investigadora señaló que "es un proceso que tiene que ver con la instalación de puertos, cerealeras, y plantas procesadoras de esos productos y sus derivados como por ejemplo las plantas de biodiesel. También astilleros, fábricas de embarcaciones, y paralelamente hoteles tipo spa colocados sobre la ribera, clubes náuticos y barrios cerrados con amarres que ocupan estas tierras del plano superior de la barranca y del plano bajo también".

Por otra parte -﷓analizó Mateos-﷓ se da también un crecimiento importante de asentamientos irregulares, casi todos preexistentes, en Villa Gobernador Gálvez, Fighiera y Villa Constitución. "Muchas de estas instalaciones tienen más de 60 años y se encuentran en franco crecimiento. Se han duplicado en los últimos 3 o 4 años. Fighiera, por ejemplo, ha llegado a producir una nueva población, con su propio centro, con su plaza, su iglesia, escuela, su propia centralidad", detalló la investigadora, para luego asegurar: "Los asentamientos son algunos muy chiquitos con 8 o 12 viviendas, como uno en Villa Gobernador Gálvez, y otros con 400 o 500 familias".

Para acceder a estos datos, los investigadores usaron los números del último censo que se realizó en la ciudad. Sin embargo, es difícil acceder a esta información ya que los datos censales están desactualizados y las autoridades las estiman por planes alimentarios que perciben los habitantes de estos barrios. A partir de este reconocimiento, el equipo de trabajo encabezado por Mateos se dedicó a caracterizar sistemáticamente los problemas típicos de estos asentamientos y de trabajar en el estudio de alternativa de resolución de algunos de estos problemas.

"Estos lugares están configurados por una barranca, la ribera tiene la forma de una barranca escalonada y un plano bajo más o menos extenso según los tramos de costa. Originalmente, estos asentamientos se colocaban en los planos más altos, en los escalones altos. Pero en los últimos tiempos han tendido a expandirse en el plano bajo, ocupando las zonas más desfavorecidas. Hay viviendas que están colgadas, algunas sostenidas por las raíces de un árbol", precisó la investigadora.

Mateos planteó además que las lluvias son otro problema con los que se enfrentan estas poblaciones ya que ocasionan erosiones y desmoronamiento de la barranca. También, apuntó la investigadora, "estos barrios tienen generalmente energía eléctrica y hasta algunos que se encuentran cerca del tejido urbano poseen medidores. El agua potable les llega por una manguera de goma que sigue un desarrollo irregular y muy rara vez tienen encausados desagües pluviales".

Las cloacas son otra carencia de los asentamientos y esto ocasiona que los efluentes vayan a parar al plano bajo junto a los residuos domiciliarios. "En la mayoría de los casos no tienen servicio de recolección de residuos y esto ocasiona que la basura se acumule y sea quemada o la utilicen como medio de trabajo ya que existen grupos que trabajan con la basura", aseguró Mateos.

Una característica remarcada por la investigadora es que los habitantes de estos asentamientos están fuertemente vinculados a la localización por razones culturales y de subsistencia. "Originalmente eran pueblos de pescadores que vivían y trabajaban de la pesca. Ahora, algunos hacen changas, procesan basura o trabajan en las fábricas cercanas a estos asentamientos. Están atados al lugar por cuestiones históricas y muchos de ellos prefieren afrontar las inundaciones periódicas a irse del lugar".

El trabajo de los investigadores está centrado en encontrar herramientas de control del riesgo. "Viviendas económicas, que se eleven junto con el agua, con materiales livianos, que puedan ser armadas por ellos mismos en el lugar son algunas de las propuestas desde nuestra profesión a esta problemática", explicó Mateos. Algunas propuestas se basan en la idea de no producir intervenciones agresivas, dejar que la naturaleza se exprese, tratar de enfrentar el riesgo con otras estrategias relacionadas con tecnologías de materialización de la vivienda.

No obstante, la investigadora remarca un dato que va más allá de pensar solamente en la solución desde la arquitectura. "Trabajar con la gente, no sólo enseñarles a defenderse de estas situaciones adversas de vivienda sino además brindarles herramientas para trabajar en cooperativas, organizarse en el trabajo, poder adaptarse a las necesidades, que tiene que ver con la forma de vida y no sólo con la cuota de riesgo. Que el conocimiento no quede en la Universidad y poder colaborar con estas poblaciones vulnerables", concluyó Mateos.

*Integrante Dirección de Comunicación de la Ciencia de la UNR.

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