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Un joven de 18 años falleció ayer en el hospital Carrasco, adonde fue trasladado desde la zona de Solís al 200 por un familiar, y su deceso se produjo luego de aspirado pegamento. Angel Amarilla de 18 falleció minutos antes de la 1 del jueves luego de ser trasladado por su hermano desde el barrio Ludueña adonde se habría descompensado luego de haber estado inhalando pegamento con unos amigos del barrio. En el hospital Carrasco se intentó reanimarlo pero el joven realizó un paro cardiorrespiratorio del que no pudo recuperarse. Su cuerpo fue trasladado al Instituto Médico Legal para su correspondiente autopsia.
"A él no le importaba nada, yo le decía que no podía seguir así. Estaba deprimido por que no conseguía trabajo y porque el padre falleció hace dos años. Desde esa época que Angel estaba así", relató ayer a Canal 5 la madre del joven en la puerta de la casilla de chapa donde vive junto a otros hijos.
Por su parte, el padre Edgardo Montaldo -párroco de Ludueña que se ocupa de estos temas sociales desde hace años-, aseguró que "lamentablemente estas muertes de nuestros chicos se han transformado en un tema habitual. Es doloroso, pero es así. Es necesario tomar conciencia de todos estos muchachos que caen en la droga y la muerte porque no tienen ninguna esperanza para el futuro. La autoridades se tienen que conmover con estas tragedias cotidianas".
El pasado 13 de setiembre falleció Pablo Maturano, de 15 años, quien esa madrugada a las 2 y acompañado por tres adultos, ingresó fallecido al Policlínico San Martín (Guatemala y Chubut) debido a un paro cardiorrespiratorio. El deceso de Pablo ocurrió sólo 24 horas después del de Nicolás García, de 14 años, quien el día 12, también a la madrugada, ingresó sin signos vitales al Hospital Carrasco y falleció. Ambos, según sus propios familiares, inhalaban pegamento.
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