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Sábado, 29 de septiembre de 2007
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Una nena de 12 años se sumó a la lista de chicos intoxicados

"Es el primer caso de lesiones tan graves provocadas por tóxicos", dijo la directora del hospital Vilela. "Como sociedad no reaccionamos ante esto", dijo la organización CHICOS.

Por Claudio Socolsky
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La nena está internada en el hospital de Niños por inhalar tolueno y cocaína. "Está estable, en una sala general, pero la recuperación es lenta", dijo una médica.

Los casos de chicos intoxicados con pegamento en Rosario se suman día a día, en una espiral que crece dramáticamente y parece no detenerse. A los tres pibes que murieron en los últimos 15 días, hay que agregar el caso de María, una nena de 12 años, que desde el pasado viernes está internada en grave estado en el Hospital de Niños Víctor J Vilela por inhalar tolueno. Además, en los análisis de orina que le efectuaron, los médicos hallaron restos de cocaína, ácido metilifurico, y el de una droga utilizada como anticonvulsionante. Según la directora del Vilela, Karen Liljesthröm, el de María "es el primer caso de lesiones tan graves provocadas por tóxicos en una nena de apenas 12 años. La nena admitió haber inhalado pegamento y otras sustancias que desconoce. Está estable, en una sala general, pero la recuperación es lenta. Su hígado está dañado y la situación se agrava con el correr de los días". Para Marcela Lapenna, de la organización CHICOS, "nadie va a descubrir nada milagroso de lo que está pasando; no es que hay algo en el agua que está matando a los chicos. La injusta distribución de la riqueza lleva a que algunos vivamos bien y otros muy mal. Es interesante que podamos juntarnos para diseñar algunos artilugios para tratar de llegar un poquito mejor a algunos sectores, pero esto no es nuevo. Llevo 19 años trabajando en esta problemática y hemos venido viendo la muerte de chicos de distinta forma sin que esto conmueva a la sociedad".

No es muy difícil saber lo que ocurre a diario con los chicos que viven en situación de extrema pobreza en la ciudad. Desde las escuelas, donde se les trata de brindar algún tipo de contención, hasta las organizaciones sociales, que luchan por sacar a los jóvenes de la adicción, el diagnóstico es el mismo, y todos coinciden en que es el Estado el que debe cumplir con su obligación, pero está ausente.

El caso de María -que pertenece al mismo grupo de amigos en el que estaba Nicolás, el chico de 14 años que falleció hace 10 días- cuenta con todos los elementos para transformarse en paradigmático. Su mamá biológica falleció cuando la nena tenía tres meses, su padre es alcohólico, y su madre adoptiva también murió. La nena sólo tiene a sus hermanas de crianza, que fueron las que llevaron a María al Vilela. "Notaron que estaba en muy mal estado general, con lesiones muy graves en la piel", precisó la directora del hospital.

Ante la consulta de Rosario/12, Lapenna, de la organización social CHICOS, señaló que "lamentablemente estos casos toman notoriedad por lo dramático de la consumación de la muerte. Pero no debería sorprendernos que estos chicos tengan estos destinos tan terribles, si es que somos conscientes de la situación de extrema pobreza en la que viven; donde aparece la muerte como un destino posible. Pero también la tragedia está en el sinsentido y la falta de esperanza con la que viven cotidianamente sus vidas".

Según Lapenna, "la sensación que tenemos es cada vez son peores las condiciones de vida que van teniendo los niños y los adolescentes en los barrios. Y ante esto es bastante pobre la respuesta de la sociedad. Sin dudas faltan políticas públicas para la infancia, aunque me parece que siempre es limitado pensar solamente en estas políticas sin pensar que son universales. Siempre la focalización tiende a estigmatizar a determinados sectores. No dejo de imaginarme que donde viven estos chicos, también hay adultos y viejos en situación de vulneración de sus derechos. Como sociedad no reaccionamos ante esto; sin dudas hay una tolerancia social a que esto pase".

Para la dirigente social una pregunta que siempre se hacen es cómo fue que la sociedad pudo dejar de proteger a sus niños. "Antes, los niños eran como un tesoro a proteger. Actualmente, los chicos se mueren y no producen la conmoción suficiente como para que se deje de vender poxi, todo el mundo sabe dónde se vende. Hay una ordenanza municipal desde hace mucho tiempo, pero si no salieron los inspectores a clausurar negocios es porque hay una tolerancia social a que se siga vendiendo, y esta tolerancia implica aceptar que los chicos se sigan muriendo y que sigan viviendo en condiciones cada vez peores", precisó Lapenna.

La directora del Vilela señaló que por el caso mantuvieron reuniones con médicos especialistas junto a referentes de áreas municipales, porque "no queremos evaluar lo clínico, si no también ver qué es lo que está pasando". En este sentido, Lapenna dijo que "todo lo que se haga es bienvenido, y lo real es que hay muchos sectores trabajando. Nosotros hace mucho tiempo que nos venimos reuniendo con la Municipalidad, la Provincia, los Juzgados de Menores, las organizaciones de la sociedad civil, para trabajar el tema de cómo mejorar condiciones concretas en la vida de los chicos, pero la sensación que tengo es que es insuficiente si no pensamos en producir otro tipo de cambios".

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