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Domingo, 14 de octubre de 2007
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La fuerza de las mujeres para recuperar dignidad

En el barrio Los Humitos, en el extremo oeste de Rosario,
sobre todo las mujeres emprendieron la tarea de erradicar
un basural y transformarlo en una cancha y lugar de encuentro.

Por Sonia Tessa
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Herramientas en mano, en la dura tarea de mejorar el entorno. El proyecto se hizo en el marco del Presupuesto Participativo.

Ahora es un terreno limpio, una flamante cancha donde las mujeres del barrio juegan al fútbol todos los sábados. También habrá una de voley y otra de bochas, todas propuestas por los propios vecinos. Esa manzana que hasta hace poco tiempo era un enorme basural está muy cambiada. Sólo algunas bolsas de basura se desparraman alrededor del volquete recién vaciado. Los pobladores esperan ansiosos las máquinas que terminarán la limpieza. La transformación fue obra de todo el barrio Los Humitos, en el extremo oeste de la ciudad. Lo hicieron entre todos, y así lo cuidan. "Traían basura de todos lados, desde Cabin 9, venían hasta de 27 de febrero", se indigna María Elena, que ofrece el techo de la casa de sus hijos para guarecerse de la lluvia. En la intersección de las calles 1717 y 1724, un grupo de vecinos se convoca para relatar su orgullo por haber erradicado el basural del barrio. Están cerca de Pérez, y a través de la manzana recién recuperada se distinguen la escuela 6018 y la fábrica de retenes SAV. Dos edificios grandes que destacan en la zona de humildes casas de material y otras de chapa. "Ahora nos gustaría que nos saquen el cañaveral, porque los chicos tienen que pasar por ahí para ir a la escuela y allí se junta cualquier cosa", reclama la anfitriona. Con ingenuidad, la cronista pregunta si se trata de bichos, pero no. "Es gente que roba y se esconde ahí, o lleva las cosas", aclara la vecina.

Todos coinciden en las necesidades, pero ahora tienen más ganas de contar sus logros, en el marco del proyecto Educar para convivir, aprobado por el presupuesto participativo del distrito oeste. "Primero limpiamos los vecinos del barrio, ahora lo ocupamos. Estamos haciendo un torneo de fútbol femenino en la cancha", dice orgullosa Marcela. El equipo local ganó los dos partidos disputados, por 2 a 1, y aseguran que los hombres del barrio se sientan a alentarlas, más que a criticar. Ese enorme terreno que antes era un basural se convirtió en un espacio de encuentro. "Los sábados a la tarde se crea un ambiente hermoso", dice con su voz queda José, un vendedor ambulante de especial lucidez que vive en la zona desde hace 4 años, cuando la crisis le impidió seguir alquilando. Viene del norte, como muchos vecinos. En su caso, de Resistencia, Chaco. Y muestra un entusiasmo sin estridencias con esta iniciativa que ya dio resultados: una manzana limpia allí donde la acumulación de basura atraía ratas y otras alimañas. "Los chicos tienen que atravesar el terreno para ir a la escuela", cuenta Rafaela, mientras Marcela agrega: "Ellos levantan todo lo que les llama la atención. Así que era un foco infeccioso".

La mayoría de las que participan de la nota son mujeres. También las que participan, acota Alberto Argüello, el coordinador general del proyecto que se desarrolla también en otros cuatro barrios del oeste. "Ocurre que son las mujeres las que tienen tiempo disponible", indica José. Los hombres de las 300 familias que habitan ese barrio son mayormente changarines, y durante la semana están buscando el peso. La gente se viene instalando desde hace 7 años y ahora se entusiasman con comprar los terrenos, a partir de una negociación con los dueños.

"Fue difícil que los vecinos entendieran que no era un proyecto político, y sobre todo que se trataba de participar, de tomar las decisiones", explica Silvia Tratzi, una vecina de la zona, presidenta del centro comunitario Paloma de la Paz, que viene trabajando desde hace años en el presupuesto participativo, pero se acercó a colaborar como "una más". Su hijo, Joaquín Chamorro, es el coordinador del proyecto Los Humitos. Llegó con la idea de fomentar la participación. A partir de las reuniones que realizan todos los viernes, a las 16, lo primero fue pedir los volquetes. En realidad, los vecinos querrían un camión recolector que pase periódicamente, pero el estado de las calles de tierra no lo permiten. "Tardaron dos meses en traer los volquetes, pero nosotros no nos quedamos quietos, decidimos empezar a actuar, y así fue como realizamos una jornada de limpieza con los elementos de los propios vecinos", cuenta Chamorro.

"El nombre del proyecto no dice mucho, educar para convivir, nos hacía pensar en gente que nos iba a explicar lo que había que hacer, sin solucionar los problemas. Pero en este caso no fue así, vinieron a trabajar con nosotros y se lograron solucionar otras cosas también", sintetiza José. Y aclara: "No vienen a imponer. Todo lo decidimos los mismos vecinos".

Después de la jornada de limpieza de junio, también lograron que les pusieran las luces en las calles del barrio, ya que los postes instalados de manera precaria por los propios habitantes del barrio no funcionaban desde hacía tiempo. Ahora, un vecino ofreció una columna de luz para la cancha, que necesitará varias, y el dueño de un vivero de la zona brindará plantas y capacitación para que el terreno esté más lindo. Con el dinero del presupuesto participativo van a comprar dos arcos, y ya cuentan con la red para el voley. Les falta la tierra para la cancha de bochas. "Queremos poner mesas, convertirlo en un verdadero lugar de esparcimiento", apunta Marcela.

Cuentan con el entusiasmo de muchos vecinos, y el apoyo de otros menos comprometidos que, al verlos trabajar, también se acercan. También con la ayuda de la pastora Graciela, de la iglesia evangélica Pentecostal, siempre dispuesta a arremangarse.

El proyecto termina en diciembre, pero sus participantes confían en que vuelva a ser votado para el año próximo, durante la asamblea del presupuesto participativo del distrito oeste que se realizará el 18 de octubre. "Lo importante es que podamos concienciar sobre la basura a través del proyecto, y participar entre todos para solucionarlo", acota Marcela. "Educar para convivir" se desarrolla también en la zona de Lejarza y Felipe Moré, en Parque Oeste (Barra y Cerrito), en barrio Moderno y Fonavi (Rouillon y bulevar Seguí) y en la zona de barrio Hipotecario y barrio Bolatti (Magallanes al 3800).

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