La Sala III de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Rosario resolvió por dos votos a favor y uno en contra no aplicar pena a quien en 2003 fue partÃcipe del asesinato del estudiante de psicologÃa Germán Owsianski. Los jueces Otto Crippa GarcÃa y Elena Ramón entendieron que el joven Pablo Correa está rehabilitado y esa consideración excede el delito cometido. El vocal Ernesto Navarro votó en contra con el argumento de que la pena es un remedio social a un mal social. Asà la sala no dio curso al pedido del fiscal Guillermo Camporini que solicitó la aplicación de condena. Correa como también el joven Tulio Adorna tuvieron la posibilidad de contratar abogados y de contar con recursos económicos para encarar diversas actividades, tratamientos psicológicos, estudios y hasta la realización de actividades fÃsicas. En la actualidad Pablo Correa trabaja como chef en San Carlos de Bariloche después que estudió en la costosa escuela conocida como la del Gato Dumas. Sin duda no es la situación ni las instancias que atraviesan los chicos que permanecen arrumbados en el Instituto de Rehabilitación del Adolescente Rosario que el actual gobierno adelantó que cerrará.
Correa tenÃa 17 años en el 2003 cuando junto a otro hombre joven pero mayor de edad dieron muerte al estudiante de PsicologÃa oriundo de la ciudad de San Justo para robarle sus zapatillas. Cuando cumplió la mayorÃa de edad la fiscal Graciela Argüelles pidió que se le aplique condena por la gravedad del hecho en el que fue partÃcipe y que incluyó el uso de armas, pero quien era entonces titular del juzgado Nº 2 Leandro Artigas entendió que no correspondÃa dar curso a la solicitud de Argüelles porque el chico estaba rehabilitado y resocializado.
El de Correa no es similar al caso de otros chicos en conflicto con la ley penal. Su extracción social no se encuadra en el inmenso sector de excluidos del sistema sino que es parte de un grupo familiar que afrontó el pago de un abogado defensor particular, tratamientos y estudios. Cuando el chico tenÃa 17 años estuvo pocos tiempo en el IRAR, luego se alojó con un grupo familiar sustituto. Desde esa situación sus familiares pudieron pagar la defensa que llevó adelante el abogado Marcelo Piercecci. El caso tiene aristas parecidas al del joven Tulio Adorna, quien disparó y mató a su padre y a un hermano en Funes y que fue defendido por el abogado Jorge Bedouret.
En Tribunales hay quienes recuerdan que Adorna presentó un tÃtulo de chef como muestra de las actividades que habÃa realizado para su rehabilitación mientras que Correa también trabajó como chef en Rosario y ahora en San Carlos de Bariloche.
El abogado defensor de Correa y del mayor que participó junto a él en la muerte del chico Owsianski dijo que estuvo "unos meses en el IRAR y luego se le dio la posibilidad de detención domiciliaria en casa de su abuela. A partir de allà se le fueron ampliando los permisos con algunas salidas los fines de semana, para ir al gimnasio" terminó el secundario e hizo la carrera de chef en la costosa escuela del Gato Dumas.
Piercecci afirmó que Pablo "supo aprovechar muy bien las oportunidades que le dio el Tribunal, tuvo tratamiento psicológico en el IRAR y luego siguió en forma particular con la profesional que lo atendió hasta su recuperación".
El mismo profesional que lo patrocinó reconoce que Pablo pudo transitar una experiencia "bastante positiva" porque además tuvo "contacto permanente con la asistente social del Tribunal que estuvo a su disposición...El tuvo las posibilidades que otros chicos no tienen, se pudo afrontar tratamientos y estudios, a la vez que se trató de alejarlo de algunas amistades que no eran las más aconsejables".
Piercecchi que también defiende al imputado mayor señaló que no se pudo determinar quiénes estuvieron detrás de la acción de los dos jóvenes
que dieron muerte al estudiante de PsicologÃa.
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