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Domingo, 2 de marzo de 2008
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Historias de complicidades con militares desde la Salud Pública

Ese es el eje que propone empezar a develar en Rosario una enfermera que estuvo detenida, junto a otros dos compañeros, en el centro clandestino que funcionó durante la última dictadura en la Fábrica Militar de Armas "Domingo Matheu".

Por José Maggi
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Olga Moyano, tiene 51 años y es la primera vez que hace pública su historia para un medio. Estuvo detenida junto a Nadia Doria y Ariel Morandi, dos enfermeros que están desaparecidos

Olga Moyano tiene 51 años, es enfermera y tiene la memoria fresca a pesar de los 30 años transcurridos desde mayo de 1978, cuando junto a Nadia Doria y Ariel Morandi, dos enfermeros que también trabajaban en el sanatorio Plaza que hoy se encuentran desaparecidos, compartió el encierro. Fue hasta finales de junio del mismo año, aunque ella se quedó hasta mediados de agosto del 78 cuando cumplió 21 años. Es la primera vez que esta militantes cristiana, nacida en San Genaro Norte, con un pasado de trabajo social en su lugar, comparte su experiencia con un medio periodístico. Su testimonio es importante porque es quien más tiempo estuvo detenida en el centro clandestino de detención que funcionara en la Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu, tiempo en el que escuchó las voces de su carceleros y aprendió a descubrir sus rasgos físicos. Pero no se agota allí su historia: Olga propone empezar a descorrer el velo sobre un capítulo que aun hoy falta escribir como es de las complicidades civiles durante la dictadura, y puntualmente hacia quienes ocuparon cargos de jerarquía en la salud pública durante esa época.

El primer relato de Olga es sobre sus captores, a quienes pudo ir de a poco describiendo: "Mario era morocho tenía un Peugeot 504 rojo, medio petisón. Entre los que estaban en contacto frecuente con nosotros que nos llevaban comida, recuerdo a uno que era Armando, que nos permitió sacarnos las vendas, y resultó ser un tipo muy grandote, pelo crespo, de cara colorada. Y que como estábamos muy aburridas, porque no teníamos nada que hacer, nos traía libros sobre Hitler para que nos formáramos".

El otro es "el Barba fue el encargado que nos interrogó, fue el único que lo hizo. Tenía barba y cutis blanco, y era de una contextura no muy grande, y siempre hablaba con una voz pausada y era muy incidioso en sus preguntas. No era ni muy alto ni muy grandote, sino de una contextura mediana. Habría tenido entre 30 y 35 años".

Otro de los descripto es "el Puma era un morochón no muy alto, de contextura robusta, muy gordito, de bigotes y pelo crespo y se la pasaba gritando todo el tiempo. Y siempre estaba con Carlitos, que era mucho más histérico de cutis blanco, corriendo para un lado y para el otro. A pesar de los 30 años que pasaron tengo imágenes flashes en la cabeza. El Puma y Aldo las llevaron a Nadia que estaba conmigo el dia que desaparecieron".

Olga como enfermera le aplicó en varias oportunidades inyecciones a Morandi, por las lesiones que tenian en su cabeza como consecuencia de las torturas a las que fue sometido en Jefatura. Y recuerda que compartió su encierro con Juan Rivero, Ramón Verón, Adriana Arce, e Hilda Cardozo entre otros.

-¿Cómo fue tu encierro?

-Siempre estuve con Nadia, hasta el Mundial de fútbol, cuando escuchábamos que iban a hacerle la custodia de Videla en los distinto parto que se jugaban en Rosario. Esa época fue de mucha tranquilidad porque no había casi movimientos, hasta que los trasladan a Ariel y a Nadia, y antes a Hilda Cardozo. Y después de Mundial en el mes de julio se los llevan a Verón, a Rivero y a Adriana Arce. Y a mi me dejan sola hasta mediados de agosto cuando me llevan al Batallón 121. Y ellos venían pero ya no con asiduidad, pero cambiando sus alias, ente ellos para manejarse.

-¿Te encontraste con algunos de ellos durante su paso por el Batallón 121?

-"No me acuerdo, solo tengo referencia de un suboficial que iba a la Fábrica a hacer reparaciones y que era del Segundo Cuerpo, que me vino a ver una vez en el Batallón donde estuve hasta enero de 1979 cuando me trasladan a la cárcel de Devoto. Era el Sargento Mayor Pendibani", señala Olga.

Pero también hay otro costado en la historia de Olga Moyano que ella misma pretende bucear. El sector de los trabajadores de la salud resultó uno de los más castigados durante la represión. Hay varias enfermeras y enfermeros desaparecidos durante la dictadura.

"Por los testimonios que recojo del HECA, conozco relatos de persecuciones a los compañeros, que por ejemplo trabajaban en la vieja Asistencia Pública, en Rioja al 2000, detrás de la Secretaria de Salud Pública, detrás de la vieja Maternidad Martín. En la Asistencia Pública llegaban todos los heridos de los enfrentamientos, de casos de torturas, y había testimonios de compañeros que dicen haber visto gente herida. Inclusive algunas enfermeras de la Martin, que salvaron chicos gracias a que han visto lo que pasaba y se han jugado. Ellas contaron como tenían a esa mamás esposadas y también hubo algunas compañeras enfermeras desaparecidas. Marta Bertolino por ejemplo pudo tener su hija en la Maternidad Martin y se salva su hija gracias a la intervención de algunas enfermeras. Esa es toda un área que habría que investigar, porque cuando quise hacerlo nos enteramos que hay un montón de archivos de recién nacidos que se habían perdido. Por ejemplo en el Roque Sáenz Peña y en la Asistencia Pública que se demolió. Allí hay historias de complicidades civiles en todo esto. Adriana Arce por ejemplo fue sometida a un aborto, y se lo hace un médico.

-¿Cómo fue ese tema?

-Habría que investigar quién era el médico que atendía en Fábrica Militar porque había allí una serie de complicidades de gente que estaba afuera.

-¿Alguna vez tuvo nombre y apellido ese médico en los relatos?

-Hay gente que habla de un doctor Capitán o Capitain en todo esto, pero nunca se dijo más que eso. También en el Clemente Alvarez hubo gente que ocupó cargos de responsabilidades en la salud pública como el doctor Frigeri que era partero, o Fredi. En la vieja asistencia pública había relatos de médicos de relatos de terapia intensiva, que en esa época trabajaban allí. Creo que hay mucho por investigar, sobre todo las complicidades de quien administraban la salud pública de Rosario. Hay que buscar los archivos y escribir ese capítulo.

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