Hay que comprometerse con el texto. Eso piensa el autor de este libro, pero no sólo desde el punto de vista de la producción de los escritos que lo componen; sino que la invitación es para el lector. Para que logre comprender no sólo los significados, también la manera distinta de pararse ante el objeto a comprender, ante el tema tantas veces transitado, tan pocas veces profundizado. Y es que los escritos de Juan Giani reunidos en FilosofÃa en PolÃtica (UNR Editora, 2008), "atraviesan la actualidad -los temas de representación polÃtica- como si pudieran verse desde legados culturales más estables", dice Horacio González desde el prólogo. "En el libro hay como un proyecto, una forma de ver la filosofÃa y la polÃtica. A partir de un diagnóstico que dice que dos actividades, dos prácticas, dos saberes como éstos, deberÃan vincularse de manera más fructÃfera", explica Giani a Rosario/12 para establecer el hilo conductor de este trabajo que a la vez es sÃntesis de su propia vida: Giani es Licenciado en FilosofÃa y un dirigente de fuerte actuación polÃtica en los últimos años.
El proyecto del libro fue vincular a estas dos actividades que, al parecer en el pasado, estaban mucho más cerca. La filosofÃa y la polÃtica hoy se desdeñan mutuamente. "En general el panorama que uno tiene hoy es: Una tarea filosófica desinteresada, escindida de lo que es la reflexión sobre la coyuntura, sobre el drama cotidiano de los pueblos. Y por otro lado, una polÃtica refractaria a todo lo que no sea una mirada muy empÃrica, muy inmediatista, muy cuantificada. Por eso, toda la tarea que yo vine realizando, la visión que uno tiene desde hace muchos años y que se intenta plasmar en el libro, es que de alguna forma la filosofÃa se enriquece al momento de pensar la coyuntura; y por otra parte la polÃtica se vuelve más inteligente, se puede enriquecer en la medida que esté acompañada de una mirada no inmediatista, no cortoplacista", asegura Giani.
Además, esta idea, este libro, recoge "Una tradición de pensamiento muy frondosa. La filosofÃa tiene una larga tradición filosófica vinculada a la polÃtica. Lo importante a destacar es que esa interrelación, esa dinámica, esa dialéctica entre el pensamiento filosófico y la polÃtica, hoy es insatisfactorio. Por eso el libro lo que pretende plantear es una nueva manera de pensar ese vÃnculo", señala el autor.
-¿Por qué creés que hay semejante desvinculación hoy cuando, al parecer por ejemplo en el siglo XIX, estaban más cerca las dos disciplinas?
-Bueno, en general en esta época la tarea del intelectual es una tarea que ve a la polÃtica como contaminante, lo mismo que la coyuntura que "contamina", "dificulta", "obstaculiza" una filosofÃa más destacada. Y a su vez, también la polÃtica desconfÃa o desdeña no sólo a la filosofÃa sino también a otros saberes, la tarea intelectual en forma integral. Otra cosa que me interesa marcar en el libro es pensar a la filosofÃa integrada con un conjunto de saberes como pueden ser el cine, la literatura, la ensayÃstica, que enriquecen y amplifican el alcance de la filosofÃa.
-En el libro planteás casos muy concretos como los de Sarmiento, Alberdi, Haya de la Torre, Perón, el propio Che Guevara; personajes polÃticos que efectivamente transformaron desde la práctica, pero que también se preocuparon por darle a su acción un sostén filosófico...
-Claro, yo digo que el proyecto del libro no es de un voluntarismo axiológico, sino que hay una tradición del pensamiento filosófico en América Latina. Vos mencionabas ejemplos de personas que han tenido un rol muy destacado en la vida histórica de los pueblos y que se han abastecido de filosofÃa. Perón referenciándose en Clausewitz, Alberdi en Herber, Mariátegui en Marx, Sarmiento en el movimiento Romántico; se podrÃan citar muchos más ejemplos de personas que han tenido una gran incidencia en la construcción de una Nación, que se alimentaron de la filosofÃa. Dicho sea también, el libro intenta recuperar, nutrirse y reivindicar lo que es el mejor pensamiento latinoamericano. La importancia de no desdeñar ni subestimar a toda una cantera de pensamiento polÃtico vinculado a la filosofÃa que en general, que en las universidades y en la tarea académica en general, a veces no se tiene muy en cuenta. Es como que el mundo académico en general es refractario a la historia del pensamiento latinoamericano.
-Desde la polÃtica también se desdeña al mundo intelectual. No parece hoy con una gran valoración entre los dirigentes en general, ¿no?.
-SÃ, es una suerte de desinterés mutuo. En general la tarea intelectual está demasiado normatizada, circula por ámbitos demasiado rÃgidos e institucionales y eso lo que hace es alejarla aún más en su relación con el exterior, con la sociedad en general. Y por su lado, la polÃtica está muy coptada por los medios de comunicación que es el lugar de enunciación del discurso polÃtico por excelencia. Y los medios construyen un discurso demasiado inmediatista, fugaz, simplificado. Me resisto a pensar que la filosofÃa no pueda hablar de manera inteligente de aquello que interesa a la sociedad en el dÃa a dÃa; y me resisto a pensar que la polÃtica no pueda nutrirse de la mejor tradición del pensamiento.
-El espacio de Carta Abierta fue y es de alguna manera un lugar donde se vinculan la polÃtica y el pensamiento.
-Nosotros de alguna manera lo hemos dicho muchas veces, precisamente, en Carta Abierta: Venimos de un largo perÃodo de la vida intelectual que siente a la intervención pública como algo que no le incumbre directamente. En todo caso, la relación entre la reflexión intelectual y su efecto en la vida pública, es una relación tan mediata que se vuelve imperceptible. Carta Abierta recupera un rol para el intelectual que es el del intelectual como hombre público, el intelectual comprometido. Yo digo que el diálogo entre lo filosófico y lo polÃtico es un diálogo tenso, porque la dinámica, el tipo de discurso, son efectivamente diferentes. No es lo mismo un filósofo preocupado por la polÃtica, que un polÃtico interesado en la filosofÃa, son dos cosas diferentes. Ahora, esa tensión es una tensión que tiene que volverse productiva. Debe tratar de enriquecer a ambas tareas, y no que como pasa muchas veces, lleve a un desgarramiento, a una incomunicación- concluyó Giani.
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