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Jueves, 17 de septiembre de 2009
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Lifschitz decidió ayer ponerse al frente de la campaña y criticó a la oposición

"Levantan la bandera de la mano dura"

El intendente advirtió sobre la presencia de candidatos que "usan el tema de la seguridad como un caballito de batalla para captar un voto fácil", en alusión al radical Boasso, y los integrantes de la lista del PJ, Cavallero y Giuliano.

Por Guillermo Zysman
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El reutemista Giuliano es secretario Parlamentario del Senado.

Ante la movida que radicales y justicialistas emprendieron ayer en el Concejo tendiente a derivar el personal de la Guardia Urbana Municipal a las comisarías de la ciudad, el intendente Lifschitz vinculó a los candidatos de la oposición que "utilizan el tema de la seguridad como un caballito de batalla para captar un voto fácil" con las propuestas que en su momento "hicieron Patti, Rico y De Narváez levantando la bandera de la mano dura". En paralelo, el jefe comunal salió al cruce del autor de la propuesta, el reutemista Diego Giuliano al solicitarle a la vicegobernadora Griselda Tessio, titular del Senado provincial, que le encomiende al aspirante a edil, en su condición de secretario Parlamentario del cuerpo un relevamiento del personal "ocioso" para evaluar posibles traslados a funciones administrativas en la policía rosarina, en lo que pareció una maniobra por endilgarle al propio abogado constitucionalista el mote de "ñoqui". Lifschitz denunció además la existencia de un acuerdo político entre las listas que encabezan Jorge Boasso (UCR) y Héctor Cavallero (PJ).

A diez días de las elecciones municipales, Lifschitz decidió ayer ponerse la campaña al hombro y salió a responder a la oposición. Enterado de la moción que analizaba la Comisión de Seguridad del Concejo, el intendente giró a media mañana una nota a Tessio.

"Atento a la necesidad de reforzar el personal administrativo de la Policía de Rosario, transmita a ese cuerpo la solicitud de que se asigne personal ocioso que cumple tareas en la Legislatura o como asesores de los distintos bloques o senadores para realizar esa actividad en las comisarías de Rosario", decía la misiva.

"A tal fin le sugiero que encomiende al secretario Parlamentario del cuerpo, Diego Giuliano, que efectúe un relevamiento de todo el personal de planta y contratado por el Senado de la provincia, determinando sus funciones específicas y seleccionando el personal que reúna las condiciones adecuadas para cumplir tan necesaria función".

Por la tarde, Lifschitz confesó a Rosario/12 que el debate generado en torno a la falta de personal en las comisarías "me agudizó la inventiva y me di cuenta que lo mejor era, en vez de estar mezclando empleados municipales con provinciales, recurrir a gente que ya está trabajando en la provincia". Según el jefe de la Casa Gris, su propuesta "es una solución mucho más viable que la de Giuliano. Derivar la GUM, que cumple una función no relacionada con la seguridad a suplir espacios vacantes que debe cubrir la provincia no me parece adecuado".

Más adelante admitió que "hay una preocupación de todos los rosarinos por la inseguridad, pero no hay soluciones mágicas, quien lo proponga está engañando a la gente. Cualquier país, ciudad y provincia que quiera tratar seriamente este tema tiene que hacerlo de manera integral".

En ese marco el jefe comunal advirtió sobre la presencia de candidatos que "usan el tema de la seguridad como un caballito de batalla para captar un voto fácil. Ya lo hicieron Patti y Rico en su momento, y de alguna forma lo hizo De Narváez en la última campaña levantando la bandera de la seguridad, de la mano dura, de la represión. No es serio, no es responsable, no es nuestra forma de abordar el tema", lanzó cuestionando elípticamente a Boasso y a Giuliano.

Lifschitz denunció además la existencia de un pacto político entre Boasso y la lista de Cavallero para perjudicar al Frente Progresista. "A nivel nacional el radicalismo es la principal oposición del gobierno kirchnerista y acá en Rosario el radicalismo de Boasso y de Millet es su principal aliado y trabajan en sintonía, tanto con Cavallero como con Giuliano. Está claro que se han repartido las funciones, a Boasso le tocan las denuncias, la agresión permanente a nuestra candidata y a la gestión municipal, con ese estilo prepotente y autoritario que lo caracteriza. Y, mientras tanto, Cavallero silba bajito y disimula su pertenencia al kirchnerismo más ortodoxo. Uno hace el trabajo sucio y le facilita las chances al otro", aseveró.

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