En los primeros quince dÃas de enero siete comercios fueron clausurados por la GUM por comercializar pegamento y esta semana se inicia una causa judicial contra dos personas que vendÃan impunemente tolueno a niños y adolescentes del Barrio Toba emplazado en la zona oeste de Rosario. Esto se suma a otros quince comercios cerrados a fines del año pasado por la misma causa, con lo cual ya van 22. Madres de ese barrio contaron a Rosario/12 que "los chicos comienzan a consumir a los seis o siete años" y que "de cada diez pibes del barrio, seis se drogan". El titular de la GUM Mariano Savia dijo que ya recorrieron 37 locales de los cien ubicados cerca de balnearios y piletas, de centros educativos o en barrios marginales, que tienen previsto visitar. Por su parte, la organización no gubernamental VÃnculos que trabaja en la prevención de adicciones desde hace décadas denuncia que en el presupuesto municipal 2010 hay apenas 110 mil pesos destinados al programa de asistencia en adicciones, un 0,01 por ciento del total.
Según Savia, el objetivo principal de los recorridos de la GUM es hacer cumplir la ley. La normativa provincial establece en primer lugar la prohibición de la venta de cualquier pegamento a menores de 18 años en todo el territorio provincial y en segundo lugar ningún comercio, a excepción de pinturerÃas o ferreterÃas, está habilitado para vender derivados del tolueno. "En ese marco en enero se les determinó el cese de actividades a cinco comercios que funcionaban como granja o almacén pero además vendÃan este tipo de pegamento y se le sustrajo toda esa mercaderÃa. Por otra parte, dos comercios de barrio que ni siquiera tenÃan habilitación y eran bocas de expendio de pegamento a menores de edad fueron clausurados y se abrirá una causa judicial", detalló.
"En estos dos lugares, al igual que nos ocurrió el año pasado, era permanente la afluencia de chicos que compraban bolsas de pegamento, los agentes presenciaron que se hacÃa de una forma muy alevosa", prosiguió Savia.
Pero en el barrio esa es una postal repetida. "De cada seis pibes que hay en el barrio, seis se drogan, es terrible. He visto a chicos de siete años con las bolsitas", contó Elena, una vecina del Barrio Toba de la zona oeste. Respecto a los operativos de la GUM opinó que "ayudaron mucho, pero algunos kioscos que cerraron un mes antes de la fiestas ya están abiertos y los chicos se siguen drogando". Y lo remarcó con un ejemplo que le toca de cerca: el de su hermano de quince años. "Era un chico tranquilo y ahora está violento, alterado, dejó la escuela. La psicóloga del dispensario lo ayuda pero si no se cierran definitivamente esos lugares, ni él ni los demás se van a recuperar", enfatizó.
Otra vecina, Ana, coincidió en el mismo pronóstico: "Hubo operativos pero los chicos todavÃa siguen juntándose en las esquinas para drogarse", dijo, y aseguró que algunos han cambiado su conducta al entusiasmarse con algunos talleres que brinda El Centro Cultural El Obrador. Está claro que además de las clausuras, los emprendimientos culturales y de capacitación en oficio pueden llenar de proyectos a los chicos marginados de ese y otros barrios.
A diferencia de otros tiempos donde el temor implicaba silencio, ahora muchos referentes barriales, vecinos y padres se animan a hablar y a pedir ayuda. De hecho, la GUM pidió la colaboración de los médicos del centro de salud para que aporten pruebas a la causa judicial sobre como la sustancia ha causado lesiones fÃsicas y psÃquicas en muchos chicos del Barrio Toba.
Y es que el pegamento, que puede conseguirse fraccionado por un valor que oscila entre uno y cuatro pesos, puede causar lesiones gravÃsimas en el cuerpo. "Produce sordera, ceguera, también perjudica a casi todos los órganos blandos y puede causar asfixia pulmonar", explican especialistas en la materia. Y agregan que el consumo de tolueno tiene relación directa con enfermedades como cáncer, leucemia y en algunos casos también provoca impotencia e infertilidad.
"Los solventes destruyen los lÃpidos, de manera que la persona que los consume deteriora todos los órganos del sistema cardiovascular, gastrointestinal y particularmente del sistema nervioso central. Ya ha producido daños irreversibles en adolescentes de clases populares. Hay una generación de chicos demenciados por la forma en cómo han lesionado su lóbulo frontal, donde se concentra el eje del comportamiento humano. Se está produciendo un genocidio de los pobres ante la mirada impávida del poder polÃtico. Dar a consumir estas sustancias a niños indefensos es un acto criminal y asà deberÃa ser contemplando por la ley", denunció el psicólogo Horacio Tabares perteneciente a la ONG VÃnculos, que desde hace veinte años trabaja en los barrios realizando tareas de prevención de adicciones.
Pero según la legislación vigente, a los titulares de los comercios infractores simplemente se los acusa de violar el código de faltas. Un delito que prevé una pena de apenas treinta dÃas de arresto. Más allá del vacÃo legal, la GUM analiza con el Ministerio de Educación de la provincia la posibilidad de crear espacios de concientización. "Cuando se retome el ciclo lectivo empezaremos a establecer lazos con las escuelas más afectadas por esta problemática. La idea es dar clases educativas a los chicos de esos colegios sobre los efectos del consumo de pegamento", describió Savia.
Desde Vinculos ven con buenos ojos que haya un accionar del estado respecto a la problemática. Pero sostienen que no alcanza. "Me llama la atención que este trabajo lo haga la GUM y no el programa municipal de prevención y asistencia en adicciones, que tiene personal capacitado para ello. Lo que sucede es que es una repartición sin coordinador y sin recursos. En el presupuesto municipal 2010 se le asignan apenas 110 mil pesos anuales, unos nueve mil pesos por mes, que es apenas el 0,01 por ciento del presupuesto global y el 0,03 por ciento del presupuesto total de salud. Es risible que pueda hacerse algo serio con ese presupuesto. Mientras la situación en los barrios es alarmante, estamos viviendo una crisis con niños y adolescentes seriamente afectados y lo que se hace es mÃnimo, los 1200 folletos que se imprimieron este año apenas alcanzan para un dos por ciento de la población de un barrio", disparó Tabares.
Y además pidió que se tome en cuenta a las organizaciones que entienden en la materia para desarrollar polÃticas de prevención de adicciones. "ExistÃa un Foro creado por el Concejo Municipal, que a partir de la gestión anterior de Luis Di Menza en la secretarÃa de salud municipal quedó sin efecto. Les pido a los concejales que si les preocupa lo que está pasando nos ayuden. Hacen falta recursos", reclamó.
En medio de los operativos de la GUM, la impotencia de los voluntarios que ayudan en los barrios y la indignación de la comunidad están los pibes y una adicción que los consume lentamente, sin tregua y con un futuro fatalmente pronosticado.
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