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Miércoles, 13 de octubre de 2010
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Un estudio detectó que el agua potable de red es de mejor calidad que la envasada

La mejor opción es abrir la canilla

El análisis de laboratorio pedido por el Enress encontró mayores niveles de arsénico y sodio en las marcas comerciales que en la distribuida por Aguas Santafesinas. Impulsarán una campaña de consumo racional y la ampliación de redes.

Por Lorena Panzerini
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Las aguas comerciales publicitan su calidad, pero es mejor, y más barato, tomar agua potable.

Un estudio de laboratorio reciente estableció que el agua de la canilla de Rosario y Santa Fe -provista por Aguas Santafesinas- es de mejor calidad que muchas de las marcas de agua envasada. "Para llenar mil botellas con agua de grifo, los usuarios rosarinos gastan 60 centavos; mientras que el agua embotellada se paga entre mil y 10 mil veces más", señaló el titular del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress), Alberto Muñoz. Según ese estudio, el agua mineral comercial tiene mayores niveles de arsénico y sodio, aunque dentro de lo permitido. El funcionario adelantó a Rosario/12 que impulsarán "la discusión sobre la hidratación" y comenzarán con una campaña para fomentar el consumo racional de agua potable, así como para extender las redes de agua de la provincia. "¿No es más razonable mejorar, cambiar o refaccionar las redes que tenemos en las distintas ciudades y dejarles a nuestros hijos la solución de un problema?", preguntó Muñoz.

"Que el agua les llegue a todos, sean pobres, ricos, altos o bajos", apuntó. Además, el ente ya está trabajando en conjunto con asociaciones de usuarios y ecologistas para coordinar actividades que permitan al usuario conocer las diferencias entre productos y su impacto medioambiental.

Sobre el impulso de campañas para fomentar el consumo racional de agua de la red, Muñoz indicó: "Estamos trabajando en conjunto con asociaciones de usuarios y ecologistas para coordinar actividades en ese sentido". Además, adelantó que se buscará trasladar a la provincia "el programa Uso Racional del Agua (URA), que tiene como voluntad hacer cuadros comparativos en las ciudades para que el ciudadanos pueda conocer las diferencias teniendo en cuenta calidad, precio y huella ecológica de esos productos". La intención es bajar los altísimos niveles de consumo en la provincia, y en especial en Rosario, que se ubica en el doble del promedio de otros países.

Muñoz detalló la situación en la provincia en materia de servicios de agua potable: "Tenemos napas subterráneas que en algunos lugares son de mala calidad, pero lo que estamos buscando es que en esta generación mutemos, cambiemos y pensemos en extender las redes, porque ésa es la forma más democrática de agua. Todos debemos tener acceso", instó.

En el estudio comparativo encarado por el Enress se detectaron diferencias en la cantidad de sodio y arsénico. El funcionario detalló que la Ley provincial 11.220, que rige los servicios sanitarios de Santa Fe, "estipula un límite de 100 miligramos de sodio por litro; muchas aguas envasadas tienen tenores superiores, y no es que están fuera de regla, porque a nivel nacional no se estipula un techo; o sea, no denunciamos eso, sino que estamos diciendo que es un producto de peor calidad que el agua de red", detalló. En cuanto al arsénico, "las aguas envasadas tienen niveles superiores a las de las redes de agua de Rosario y Santa Fe", aunque "tampoco están fuera de regla".

Tras difundir el resultado del estudio comparativo de las aguas envasada y de la canilla, Muñoz señaló: "Estamos en contacto con la Agencia de Seguridad Alimentaria, y en los próximos días comenzaremos a trabajar sobre esta problemática". Y se refirió a la "necesidad de replanteamiento" del uso del agua como producto de hidratación. Sin embargo, aseguró que el tema "no es nuevo". Según precisó, en 1999, un estudio similar al encargado por el Enress, realizado por el Consejo de Defensa de Recursos Naturales de los Estado Unidos, dio como resultado que el agua de la canilla tiene la misma calidad que la envasada. Diez años después, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) hizo un análisis con el mismo objetivo y encontró resultados congruentes.

"Acá pasó algo parecido, sólo que detectamos que hay niveles de sodio y arsénico en las aguas embotelladas que, si bien no están fuera de regla, son mayores que los del agua potable" de Rosario y Santa Fe, apuntó Muñoz. Al mismo tiempo, se quejó: "Estamos pagando entre mil y 10 mil veces más por un producto que no es de mejor calidad, como dicen las publicidades". Por el contrario, detalló que "el agua en sí, es sólo el 10 por ciento del valor de una botella de un agua de marca. Lo demás es márketing, traslado, marca, envasado, y demás gastos".

Por otro lado, y sobre el enfoque ecologista acerca de la venta de agua envasada, el funcionario señaló que "Greenpeace de España hizo un estudio sobre el reciclaje de botellas de agua, y detectaron que sólo el 13 por ciento de éstas se recicla, mientras que el resto va a parar a incineradores, residuos sanitarios y alcantarillas".

Muñoz instó a copiar lo que hicieron, en 2004, 144 comunas francesas: "Lanzaron una campaña con afiches que proponían `libérese de pagar mil veces más`"; y en 2008, el entonces alcalde de Londres, "planteó no tener vergüenza de pedir agua del grifo en los restaurantes".

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