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Miércoles, 1 de diciembre de 2010
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Stella Hernández pidió que la violación sea reconocida como delito de lesa humanidad

"Marcote era el violador serial del Servicio"

"Lo hago por mí, por todas las compañeras que están muertas o desaparecidas y por las que estando, no pueden hacerlo porque les resulta doloroso", dijo la testigo y actual integrante de la conducción del Sindicato de Prensa.

Por José Maggi
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"La vida es mucho más que la muerte", dijo Hernández que se abrazó ayer con otra testigo que declaró: Bettanín.

Stella Hernández era una adolescente de 19 años cuando fue secuestrada por la patota de Feced el 11 de enero de 1977, junto a su novio de entonces Carlos Arroyo, y llevada al Servicio de Informaciones. Este sería sin embargo solo el inicio de un "descenso a los infiernos" que culminaría el 23 de junio de ese mismo año. Y el resultado fue otra mujer, que ayer decidió terminar con la carga enorme que significa un secreto guardado celosamente durante 34 años, para desenterrarlo y confesarlo públicamente frente a su violador: Mario "el Cura" Marcote. Hernández -actual secretaria gremial del Sindicato de Prensa de Rosario- desgranó ayer ante los jueces del Tribunal Oral Federal Nº 1 la violación a la que fue sometida en el SI para después plantear que estos hechos deben ser reconocidos como delitos de lesa humanidad, en el marco del plan de exterminio. "No eran casos aislados, Marcote era el violador serial del Servicio, y esta era una forma más de humillación, de denigración para doblegarnos. No eran errores, eran cosas planificadas. Lo hago por mí, por Juani Bettanín, por todas las compañeras que están muertas o desaparecidas y no lo pueden denunciar y por las que estando, no pueden hacerlo porque les resulta doloroso". Las lágrimas cerraron el pedido de Stella, tanto de un lado como del otro del grueso blíndex que separa la sala de audiencias del público. Es que gran parte del relato de Stella también estuvo ligado a los últimos días de vida de su compañera de cautiverio Marisol Pérez, hermana de la ex concejal justicialista Iris Pérez, que se contaba entre el público. Stella aseguró que a Marisol la entregó Ricardo Chomicky, y que fue asesinada el mismo día que Analía Urquizo, en enero de 1977.

Un grupo encabezado por Carlos Altamirano la sacó de los pelos de su casa. Se llevaron a Arroyo, quien era su novio por entonces, y a gran parte de su familia. "Me subieron al auto en la parte trasera, vendada, tomaron por Ayolas y por San Martin, iban disparando al aire, hasta que llegamos a la Jefatura. Me llevan a empujones al Servicio de Informaciones, donde me recibieron con un puñetazo brutal en la panza, al que yo respondí con un inocente 'no me peguen'. Como respuesta obtengo una cachetada más fuerte aún, que cada vez que la recuerdo me duele más. Esos son los recuerdos de ese momento haber subidos unos escalones y los golpes, las trompadas, los gritos. Fue un verdadero ascenso al infierno".

Stella recordó a "la gallega Maria Concepción Gracia del Villa Tapia, la Piky, a quien la torturaron bárbaramente, a Daniel Roche, el Rafa". Una noche me vienen a buscar el Cura Marcote, y Carlitos el joven, (porque había otro Carlitos, que era el viejo que era Gómez) y me hicieron pasar primero por una oficina, luego por la sala de torturas, para finalmente llevarme a una pieza donde el Cura me obligó a desnudarme y me violó". "Yo solo lloraba, lloraba y lloraba. Esa fue mi única forma de defensa", recordó Stella con sus ojos llenos de lágrimas al igual que gran parte del público, entre los que se encontraban su compañero Juanjo Vitiello, dirigentes gremiales como Edgardo Carmona del Sindicato de Prensa y Sonia Alesso de Amsafé.

"Después me tiraron de nuevo en el boulevard perdiste" como habían bautizado el espacio donde se esperaba la tortura, y donde dejaban maltrechos a los detenidos. "Se me acercó el Cady Chomicky y Nilda Folch y me preguntaron si lo quería denunciar ante el jefe Guzmán Alfaro y me llevaron a su oficina. Hablé con él, le relato lo que me había pasado y

lo llama al Ciego Lofiego, y me pide que repita el relato. Lo traen a Marcote, me piden que me saque la venda y le digo que es él. Por eso lo conozco bien, porque Guzmán me hizo sacar la venda. Guzmán me dijo que estas cosas no pasaban en el SI, que había pasado porque él no estaba, que lo iban a sancionar, pero todo era una gran parodia. Todos en el SI, tanto los represores como los presos supimos que el Cura Marcote era un violador serial, cumplía un rol entre otros."

Stella también relató que el 25 enero de 1977 bajó el Pollo Baravalle y se llevó a Marisol. "Al otro día baja la Polaca Nilda Folch apareció con el vestidito de Marisol puesto y el Cady Chomicky se mostraba con el bolsito de Marisol. Toda esperanza allí se derrumbó".

Hernández cerró su testimonial pidiendo a los presentes, que se quedaran con otra imagen, "no con la del terror de este genocidio atroz sino con el de las presas y presos que pudimos sobrevivir en base a la solidaridad". "Después de salir estudié, me recibí, tuve y tengo amigos, formé una familia, estoy en la conducción del Sindicato de Prensa. Me da mucho orgullo porque pese a todo lo que hicieron no pudieron doblegarnos, la vida es más que la muerte, la vida es una experiencia maravillosa", concluyó.

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