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Lunes, 31 de enero de 2011
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El titular de la GUM habla sobre las clausuras en locales que venden pegamento.

"No hemos notado que creció el consumo"

Mariano Savia sí confirmó que se duplicaron los controles por venta de pegamento en los barrios Toba y Villa Banana. Aseguró que los que venden estas sustancias a menores son "personas inescrupulosas", que además "involucran a su familia".

Por Lorena Panzerini
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La Guardia Urbana Municipal empezó a trabajar en el tema tras la muerte en 2007 de tres menores.

En los últimos dos meses, la Guardia Urbana Municipal (GUM) duplicó los controles por venta de pegamento en los barrios Toba y Villa Banana, y se clausuraron más de una docena de "quioscos ventana". Si bien el titular de la repartición municipal, Mariano Savia, consideró que "no creció el consumo" en comparación con años anteriores, indicó que las intervenciones del Estado local no quedan en clausurar y secuestrar mercadería, sino que se trabaja en conjunto (con las áreas de Salud y con la Secretaría de Promoción Social) para lograr reinsertar en el sistema a los chicos que consumen. Con esa premisa, el año pasado más de 50 niños y adelescente volvieran a la escuela. Además, el funcionario consideró que quienes tienen este tipo de problemas, ya sea con la ley o por consumo de sustancias, "merecen una segunda oportunidad en la vida", y en ese sentido contó a Rosario/12 una historia de oportunidades y orgullo (ver recuadro). Las penas para los vendedores ilegales son unas semanas tras las rejas. Savia aseguró que se trata de

Luego que en 2007 murieran tres niños en la Villa Banana por consumir pegamento de manera excesiva, la GUM comenzó a trabajar en ese barrio con grupos de control fijos, para evitar la venta. Poco tiempo después, se sumaron al barrio Toba. Al parecer, antes que llegara la presencia del Estado a estos sectores vulnerables de la ciudad, la venta de la sustancia era tan común como la violencia familiar, la injesta excesiva de alcohol y la falta de escolarización, que no pintan un buen panorama en el futuro de los niños y adolescentes. El consumo de pegamento parece mantener a los chicos ocupados en otras cuestiones y los aleja de las instituciones de educación. En ese sentido, Savia comentó que se trabaja "fuertemente" para que los chicos regresen a la escuela. "En 2010 logramos escolarizar a más de 50 niños y adolescentes que había abandonado la escuela", comentó. Sin embargo, aseguró que "no es fácil" y que requiere un "seguimiento cercano para mantenerlos escolarizados", por parte de los agentes municipales implicados en tal sentido.

Para Savia, "es muy importante darle una segunda oportunidad a los chicos con este tipo de problemas". Y agregó: "Cada una de las situaciones que vamos detectando dentro de los barrios están atravesadas por la exclusión, la desigualdad y la marginalidad. Esos factores se suman a grandes problemas en el núcleo familiar, donde muchas veces falta el padre porque está privado de la libertad, y otros casos llegan a la violencia". Por eso, Savia cree que "hay que insistir y trabajar en que los chicos vuelvan a la escuela; que tengan esa posibilidad en cualquier momento del año". En el mismo sentido, se trabaja con la familia del niño, porque "cuando vuelve del colegio a su casa encuentra otra realidad. Los chicos están refractarios al sistema por todas estas cuestiones", aseguró.

Además, indicó que el incremento de controles tuvo que ver con que, entre diciembre y enero, se incorporaron dos agentes más en cada uno de los barrios. La historia de Villa Banana quedó prácticamente contada con el fallecimiento de los tres chicos hace cuatro años atrás, y hoy intenta cambiarse. En el barrio Toba, "lamentablemente hay muchos aprovechadores que con la lógica de maldad, generan fenómenos con la venta de alcohol y pegamento para jóvenes y niños, como así también abren salas de juegos clandestinas, que son clausuradas casi permanentemente", detalló el funcionario.

Los controles se realizan en el marco de la ley provincial, que establece la prohibición de la venta de cualquier pegamento a todas las personas menores de 18 años. Además, como segundo punto, reza que ningún comercio, a excepción de pinturerías o ferreterías, está habilitado para vender derivados del tolueno. Sin embargo, en los barrios, la venta se hace desde las propias viviendas. "Se improvisa una ventana en alguna de las habitaciones del domicilio, y desde allí adentro, si bien el mentor de la comercialización es uno, cuando el negocio ya está instalado y no está en casa el vendedor, cualquiera de los integrantes de la familia se hace cargo de venderle a los menores. Es terrible. Son personas inescrupulosas", lamentó Savia.

Y es que el pegamento, que puede conseguirse fraccionado por un valor que no supera los cinco pesos, puede causar lesiones gravísimas en los niños y adolescentes. Según establecieron especialistas en la problemática, hace años, el inhalarlo puede provocar sordera, ceguera, y arruinar la mayoría de los órganos. También causa asfixia pulmonar. El consumo de tolueno está directamente relacionado con enfermedades mortales como el cáncer, y en otros casos produce impotencia e infertilidad.

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