Un ex policÃa; un sobreviviente del Servicio de Informaciones que identificó con nombre y apellido a sus torturadores como "El Ciego" Lofiego y "Caramelo" Altamirano; la hija de un emblemático dirigente de SMATA -que escapó dos veces de las garras de sus captores- y también vÃctima del SI, fueron tres de los testimonios que se escucharon ayer en el marco de la causa DÃaz Bessone en los tribunales federales de Oroño al 900.
En primer término declaró Héctor Roldán, quien se desempeñó como policÃa en los talleres del Comando Radioléctrico de la Jefatura de PolicÃa desde el 76 al 84. Lo primero que señaló es que en ese lugar "secuestraban gente, la torturaban y la hacÃan desaparecer a través del móvil 238 de Bomberos, bajaban los cuerpos por la escalera y los tiraban al móvil".
El ex policÃa que trabajó como electricista de autos relató que en una oportunidad, un oficial le llevó un coche robado para que lo repare: "Di Mazo me trae un Chevy cero kilómetro, me dice que lo mire a ver si tenÃa algún problema. Le pregunté entonces si lo habÃa comprado, y me dijo: 'venÃa por Callao, habÃa una vieja en el semáforo, la bajé de un cuetazo y me lo traje'".
Roldán señaló además que pudo ver en una ocasión que subieron a "cuatro muchachos al Servicio de Informaciones y que al rato se escucharon gritos y disparos". De estos hechos hizo la denuncia en 1984, al igual que sobre La Calamita, motivo por el cual fue obligado a jubilarse. "El doctor Vidal, que era médico de policÃa, me dijo 'te vamos a jubilar como corresponde pero de ahora en más no vas a abrir la boca'".
Por la tarde declaró Marcos Alcides Olivera quien fue secuestrado el 11 de enero de 1977 de su domicilio y llevado al Servicio de Informaciones tras un simulacro de fusilamiento. Al ser interrogado por el fiscal de la causa Gonzalo Stara, brindó datos del aparato represivo: "Cada persona cumplÃa un rol. HabÃa uno que hablaba, otro que tenÃa función de ablande, otro pegaba, otro se encargaba de la picana. El que se encargaba del ablande era Carlos Altamirano, después le reconocà la voz. Lo conocà porque era de mi barrio".
Respecto de los imputados en esta causa mencionó: "El que me picaneaba era Lofiego, le decÃan el Ciego y era el experto en picanas. Andaba con un maletÃn, adentro tenÃa una picana portátil". En otro tramo señaló a Ricardo Chomicki: "Estuve 45 minutos atado a la parrilla, me dejaron y al rato vinieron dos personas que me empiezan a tirar agua. Hablaban entre ellos, era una chica. Con el tiempo supe que le decÃan la Polaca, creo que Nilda Folch y el Cady Chomicki. Me decÃan que para pasarla bien tenÃa que decir todo lo que yo supiera, ella me echaba el agua y el me pasaba la picana".
En tanto sobre Ramón Vergara manifestó: "Este señor bajaba amigablemente y sacaba su arma, la ponÃa sobre la mesa, y me obligaba a jugar a las cartas con él y que si le ganábamos nos volaba la tapa de los sesos. No es verdad que ahà abajo se terminaba la tortura, la tortura seguÃa, era tortura psÃquica porque se veÃa como se movÃan los fluorescentes y se escuchaba el grito de los compañeros".
Olivera también dijo que fue interrogado por un juez militar y torturado por éste. Luego le dijeron que podÃa tratarse del Mayor Soria. La voz de este juez es la misma que lo interrogó estando ya preso en la cárcel de Coronda: "Me empiezan a torturar este señor y otra persona más, me daban con dos picanas. Después me dejan de picanear y me preguntan si era muy doloroso, le contesto que sÃ, me dicen 'te vamos a pintar las uñas' y empezaron a meterme agujas en las uñas, salÃa sangre...".
Recordó entre los compañeros de cautiverio a Marisol Pérez, a quien llamaban continuamente para torturarla y quien permanece desaparecida, a Roberto "Zapato" Luna, también desaparecido, a Elba Juana Ferraro de BettanÃn y a su nuera MarÃa Inés Luchetti de BettanÃn.
Finalizó la jornada el testimonio de Beatriz Ifran, hija de Ernesto de los Santos Ifran. Tanto Beatriz como su padre y su marido Fernando Salvador Moffa fueron secuestrados y estuvieron en el Servicio de Informaciones. "Ellos podrÃan estar acá contando sus vivencias, fueron torturados, denigrados, no están acá para defenderse. Vengo por ellos y por todos los que no pudieron defenderse porque murieron", señaló.
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