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Viernes, 18 de noviembre de 2011
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Un adolescente irrumpió armado en un colegio de zona oeste

Un extranjero en la escuela

El chico de 16 años junta cartón y vidrios con su "carro", una jardinera en la que todos los jueves al mediodía pasa por el frente del Instituto Zona Oeste. No disparó, porque no encontró a quienes buscaban. Reforzaron la guardia.

Por Luis Bastús
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El frente de la escuela de Santa Fe y Sucre. El carrero se detiene los jueves a amenazar a los alumnos.

"El del carro" --así le dicen en el Instituto Zona Oeste--, reapareció ayer al mediodía, puntual como cada jueves. Pero lo hizo para cumplir su promesa: esta vez bajó del carro y entró al colegio, revólver en mano, en busca de dos pibes como él que estaban allí como alumnos. El no. Su lugar es una jardinera desvencijada con la que junta cartón y vidrio, acompañado por dos nenes. Por un instante hubo pánico en el establecimiento educativo de Santa Fe y Sucre, pero al no divisar a quienes buscaba entre el revuelo de alumnos y docentes que entraban y salían, y el ámbito ajeno de una escuela, el muchacho dio media vuelta y se fue. Desde hoy, el colegio sumó otro guardia privado --sin armas, eso sí-- para su turno matutino.

Griselda Moser, vicedirectora del colegio privado de nivel medio y terciario, contó a Rosario/12 que el episodio de ayer al mediodía fue el pico de una serie de agresiones que empezó el año pasado y que recrudeció en las últimas semanas, para más datos --y por alguna relación con su rutina de niños cirujas--, los jueves, a la salida.

"Es un chico de unos 16 años, que pasa en carro con dos o tres nenes de unos 10 años, y que tampoco se quedan atrás. Hasta ahora siempre los provocaba a nuestros alumnos en la calle, mientras esperan el colectivo, o les decía barbaridades a las chicas. Algunos chicos, por defender lo suyo o por defender a sus compañeras, le han hecho frente, y fue peor", relató la docente.

El intruso aprovechó el mediodía, cuando la puerta permanece abierta para que salgan los de la mañana y entren los de la tarde. Se mezcló en el tropel de chombas claras de los uniformes y se vio en el hall, junto al salón de actos y la escalera. Los alumnos más cercanos se espantaron al descubrir que "el del carro" había entrado, y que lo había hecho con un revólver, como había jurado el jueves pasado. "Ese día había encarado a unos chicos con el caballo y desde el carro arrojó unos ladrillos y botellas contra el colegio. Y al irse dijo «Voy a volver con un fierro y los voy a c... a tiros». Ayer casi lo cumple; por suerte dudó y se fue", contó Moser y se privó de repetir el verbo cagar que habrá reforzado el pistolero.

Los profesores evacuaron a los estudiantes en el patio mientras el joven armado volvía a su carro, indiferente junto a una de las porteras que cuidaba la puerta. Una patrulla de la seccional 12° acudió al llamado del director, Arístides Alvarez, mientras los padres de dos alumnos de los cursos superiores venían en busca de sus hijos, que se negaron a salir de la escuela por sus propios medios.

"El año pasado --recordó la vicedirectora-- este mismo chico desde arriba del carro le sacó la mochila a otro, y como este se resistió lo lastimó con puntazos. Suele pelear a los chicos cuando salen, les pega con el látigo a la pasada, insulta a las chicas. Es constante. Hace dos jueves, el director los vio que estaban enfrente, en la canchita de fútbol, y se cruzó para dialogar. Le dijeron de todo y lo amenazaron pegando cadenazos contra el suelo. El grande, y los dos más chicos también". En el Zona Oeste suponen que este joven no está escolarizado, aunque es posible que resida cerca de allí, habida cuenta de que suelen verlo pasar cada día. La escuela N° 617 Domingo Crespo --conocida históricamente como La Piojito y distante a media cuadra-- tampoco lo cuenta entre sus alumnos. El adolescente y sus compañeros de cirujeo parecen ajenos a cualquier circuito de contención social del Estado.

Desde la comisaría le recomendaron a las autoridades que llamen al 911, que allí no tienen móvil disponible, que nada pueden hacer con menores no punibles, y que sumen denuncias hasta lograr que el reclamo de seguridad se haga visible. "Pero ya algunos padres nos dijeron que no quieren ir hasta la Doce a radicar la denuncia. Está en una zona medio brava", acotó Moser en alusión a la seccional policial de Pedro Lino Funes 212 bis, de barrio Ludueña.

Ayer por la tarde, al vigilador privado que el colegio contrata para cuidar la salida de los alumnos del turno vespertino lo hicieron ir más temprano. "Es que en el invierno --explicó la vicedirectora--, cuando salen ya es de noche, y en la esquina de San Lorenzo suele juntarse una barrita medio problemática. Pero desde mañana (por hoy) el colegio tendrá un guardia para el turno matutino también".

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