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La celebración del día del amigo en el Parque España tuvo una efímera pero violenta interrupción a manos de un grupo de jóvenes que causó disturbios a su paso y agredió a quienes halló en su camino. En la retirada robaron en banda un par de negocios camino al centro, y pusieron nerviosos a transeúntes y comerciantes de la peatonal, mientras policías y agentes de la Guardia Urbana Municipal los perseguían y los perdían de vista sucesivamente entre las galerías y el gentío. El pequeño caos terminó con una veintena de demorados, todos menores de edad, un revólver y varias armas blancas secuestradas, y un joven hospitalizado por una puñalada en el pecho.
La explanada de la costa central se iba poblando, temprano en la tarde, por una alegre y diversa oleada de adolescentes que ocupó también las escalinatas del complejo y la margen del río, autoconvocada para rendir culto al día del amigo. Pero el festejo trocó en miedo colectivo cuando desde el bajo avanzó en bloque medio centenar de chicos y chicas decidido a arruinar la fiesta. Tan alegres como los otros, los recién llegados atravesaron el playón a manotazo limpio sobre bolsos, gorras y zapatillas ajenas, empujones y demás provocaciones. Sin policías a la vista, dieron rienda suelta a la tropelía. Hernán, de 16 años, les hizo frente a dos que le arrebataron su gorra y acabó apabullado por golpes varios y un puntazo en el pecho. Terminó en el Hospital Provincial, herido pero fuera de peligro.
Un puñado de agentes de la GUM logró arrear la marabunta escaleras arriba y dispersarla. Pero se reagrupó enseguida y bajó para repetir la rapiña en sentido inverso. Recién entonces llegó la policía, en motos y caballos. Una decena de los jóvenes que protagonizaban el lío marchó arrestada a la comisaría 3ª. Les quitaron manoplas de metal, muñequeras con púas, y algunas facas.
Las escaramuzas espantaron a varios. En tanto, los que escaparon fácil de la policía se dividieron por distintas calles hacia el centro. Un grupo atacó un maxiquiosco de Catamarca y Sarmiento y otro, o quizás el mismo, repitió el saqueo en un almacén de Tucumán al 1100. "Entraron de golpe como 20 pibes. Estaba mi sobrina sola: la empujaron y se llevaron de todo, golosinas en su mayoría, y también la plata de la caja. Fue un segundo, arrasaron. Pasó hace hora y media, y la policía no llegó aunque llamamos cuatro veces al 911", se quejó el comerciante.
Mientras la policía acorraló a otro grupo frente a la Aduana, y se llevó demorados a unos diez jóvenes más, las corridas se mudaron a las peatonales. "Son esos de gorrita que andan de acá para allá. Los seguimos, pero se dividen, se meten en las galerías, salen y entran de la peatonal, y si los paramos, no tienen nada. Vuelven a juntarse más allá, vamos y hacen lo mismo", contó una de las agentes policiales que iban y venían por el paseo comercial. Una patrulla redujo a otro grupo en Maipú al 800, requisó uno por uno y los dejó seguir, mientras un par de jóvenes se calzaron dos camperas de una tienda de deportes de San Martín al 900 y desistieron al ver que la GUM se les iba encima.
Ajeno a las correrías de los pibes y de las fuerzas de seguridad a su alrededor, el marionetista de la peatonal Córdoba nunca cesó de hacer que su chimpancé de madera interpretara en su pianito Imagine, el himno pacifista de John Lennon.
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