Una investigación realizada por cuatro profesionales de la ciudad establece el impacto de las desigualdades sociales en las cifras de mortalidad infantil de Rosario. Mientras en las zonas con condiciones de vida muy buenas (que corresponden en su mayorÃa al centro de la ciudad) se observa un Ãndice de 8 por cada mil nacidos vivos, en las zonas con condiciones de vida "malas" ese Ãndice llega casi a duplicarse, y alcanza a 15,4 por mil, mayor al del total provincial y muy cerca de la cifra nacional. Y si bien el municipio tiene una situación favorable en el contexto del paÃs, ya que su porcentaje global es de 12,8 cada mil nacidos vivos, lo novedoso de la investigación es que vincula dos variables no relacionadas hasta ahora al interior del municipio y establece un Ãndice de condiciones de vida para las distintas seccionales de Rosario. La sub 19 (barrio Las Flores Sur) y la sub 2° (Nuevo Alberdi) sufren las peores situaciones mientras las céntricas 1°, 2° y 3° son las que tienen mejores parámetros.
El estudio fue realizado por las psicólogas Sandra Gerlero y Cecilia Augsburger, la médica Silvina Galende y la estadÃstica Cecilia Moyano, que integran el Instituto Lazarte de investigación y posgrado en Salud Pública, cogestionado por la SecretarÃa de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario, la Universidad Nacional de Rosario y la Asociación Médica. Forman parte también del sistema de Salud Pública Municipal. Esta investigación sobre mortalidad infantil tiene una doble pertenencia, tanto a la carrera de especialización en EpidemiologÃa del Instituto Lazarte, y a la SecretarÃa de Ciencia y Técnica de la Facultad de PsicologÃa, como parte de una convocatoria de la SecretarÃa de PolÃticas Universitarias de la Nación para proyectos de alto impacto socioeconómico.
El análisis se centró en los datos del 2003 para establecer un Ãndice de condiciones de vida que permita medirlas de manera objetiva, al tiempo que "vincular el evento de la mortalidad infantil con las condiciones de vida de la población", explicó Gerlero. ¿Por qué era importante medir la relación entre esas dos variables? Si bien el municipio tiene amplios estudios sobre la mortalidad de los niños menores de un año, no habÃa ninguna herramienta de medición del impacto de las condiciones de vida en las distintas zonas de la ciudad.
En las nueve seccionales donde las condiciones de vida pueden considerarse "regulares" (12, 13, 18, 19, 30, sub 20, sub 21, sub 22 y sub 24) el Ãndice de mortalidad infantil es de 15,2 por mil nacidos vivos, mientras en las nueve seccionales que tienen "buenas" condiciones de vida (4, 10, 11, 14, 15, 16, 17, 21 y sub 23) el Ãndice es de 10,5 por mil. Las cinco seccionales con condiciones de vida malas son la sub 19 (Las Flores Sur) y a la sub 2 (Nuevo Alberdi), seguidas siempre dentro de la definición "mala" por la seccional 33, cuyo epicentro está en la comisarÃa de Lavalle al 5800, la seccional 32ª, que toma la zona oeste, donde están ubicados los barrios de la comunidad toba, y la seccional 20, que corresponde a Empalme Graneros. En el tope de la tabla, donde están las zonas con "muy buenas" condiciones de vida, se encuentran las seccionales céntricas 1, 2 y 3, asà como la 5, 6, 7, 8 y 9. "En el casco histórico pueden observarse las mejores condiciones, mientras van empeorando como una corona o semicÃrculo hasta llegar a las zonas más alejadas", afirmó Augsburger.
"La mortalidad infantil es un indicador muy sensible, que lleva varios años de descenso en la ciudad, donde la situación es más óptima que en el resto de la provincia y la Nación. Pero el indicador global solo no sirve, hacÃa falta analizarlo al interior de la ciudad", explicó Gerlero.
Para Galende, el eje debe ponerse en las muertes por causas reducibles. "No encontramos diferencias en las causas de muerte pero sà en la reducibilidad", explicó la investigadora. Reducible es un término que se utiliza desde 1996 en lugar de evitable, al entender que son reducibles aquellas muertes para las que existen en la actualidad tratamientos disponibles. Un cuadro elaborado como parte de la investigación es elocuente. Mientras en los sectores con condiciones de vida muy buenas el Ãndice de niños menores de un año muertos por causas reducibles es de 1,1 por mil, en los sectores de condiciones de vida muy malas, ese Ãndice trepa a 3,8 por mil.
En el mismo trabajo, a modo de conclusión, se señala que "desagregar un territorio urbano en pequeñas áreas socio-espaciales en las que se concentran necesidades básicas sin satisfacción y mayores posibilidades de morir en los momentos iniciales de la vida, posibilita identificar los grupos de población más desprotegidos, de manera de desarrollar estrategias más eficaces para disminuir tales inequidades".
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