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Miércoles, 22 de enero de 2014
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Día clave en la reconstrucción de un vecindario que no se rinde

Que el silencio se vaya para siempre

Mañana se rehabilitará la circulación de peatones y vehículos en calle Salta al 2100, afectada por la catástrofe del 6 de agosto. La demolición terminó. Entregaron 137 inmuebles restaurados. El proceso insumió hasta ahora $8,5 millones.

Por Luis Bastús
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La demolición concluyó, y Salta 2141 hoy es un hueco que estremece la memoria.

Los vecinos de la cuadra más dolorosa de Rosario mañana podrán conjurar el silencio que los invade desde que las cuadrillas de demolición dejaron de trabajar. Este jueves quedará rehabilitada la circulación peatonal y vehicular por calle Salta al 2100, cinco meses después de la mañana del 6 de agosto cuando una fuga de gas causó una explosión que mató a 22 personas con el derrumbe de una torre en la mitad de cuadra. En los comercios que resurgieron de las ruinas esperan con ansias que la apertura de calle facilite las cosas en estos días donde todo parece un "empezar de nuevo". Pero como dijo Rocío, desde la perfumería del 2115, "aunque abran la circulación, igual faltará gente, hoy la tristeza sigue entre nosotros".

"Estamos abriendo la calle al tránsito, aún sabiendo que quedan cosas por hacer, pero dando un paso más en todo este proceso complejo. Ajustamos los tiempos todo lo posible para devolver la habitabilidad de la zona afectada, para que todos puedan retornar al barrio, a su situación de normalidad anterior a la explosión", dijo Gustavo Leone, titular de la Secretaría de Hábitat, área que coordinó las tareas de refacción de inmuebles afectados y demolición de los irrecuperables tras la catástrofe.

Las ruinas de Salta 2141 ya fueron demolidas y retiradas de su emplazamiento. En su lugar, hoy entra por allí un torrente de sol que ilumina más la desolada prolijidad de la cuadra. Tantos vidrios que aún se notan nuevos le advertirían al más desprevenido que allí ha ocurrido una tragedia indecible. Y el silencio. Y algunas vecinas comprando en los pocos locales que reabrieron. Un balcón de contrafrente todavía exhibe en el centro de manzana la bandera argentina con la consigna "Fuerza Rosario".

Con el operativo de restauración se entregaron 137 inmuebles, entre departamentos, viviendas y locales comerciales, y quedan pendientes 30 unidades pertenecientes a los edificios de Salta 2125, 2161 y 2159. Conmueve mirar esta última torre, inmóvil y vacía, junto al espacio despejado que ocupaba el edificio deflagrado. Allí los obreros de las ocho constructoras contratadas seguirán trabajando puertas adentro. Aún no entregaron esos departamentos porque tenían que esperar que la demolición concluyera.

Desde el gobierno provincial informaron que el proceso insumió hasta ahora 8,5 millones de pesos. Por el derribo de las torres siniestradas se pagaron 4 millones y estiman que faltará desembolsar unos dos millones más, menos que los 9 millones previstos al inicio.

La refacción de los inmuebles costó 4,5 millones de pesos. En las 123 viviendas y 14 locales comerciales entregados se repararon puertas, ventanas, cortinas, mampostería e instalaciones de luz y agua potable. Para eso se ocuparon 85 operarios que sumaron 20 mil horas-hombre de trabajo, además de vidrieros, electricistas, plomeros y demás. Se reemplazaron, entonces, 840 ventanas, 124 puertas y 140 cortinas.

Con la liberación de la cuadra, volverán a circular las líneas de colectivos. En Salta y Oroño recuperan sus paradas las líneas 103, 106, 120, 144, 153 y de la Costa. En Salta y Balcarce lo harán la 120, 144 y 153. Se restableció el sistema de alumbrado público en la cuadra, y también el arbolado y el plan de barrido y limpieza.

Leone destacó la coordinación de los trabajos. "Desde el primer día los equipos de provincia y municipio estuvieron junto a las personas afectadas, se brindó atención psicológica, alojamiento para los que no tenían dónde pasar la noche, subsidios, y la refacción de los inmuebles perjudicados", valoró.

DOLOR PERTINAZ

Atrás de las vidrieras que renacieron, vírgenes aún de grafittis y otras marcas urbanas, el esfuerzo se valora, pero no alcanza aún para sortear la magnitud de la catástrofe, un hueco en el que se mezclan la pérdida humana y la material.

Todavía hoy la vereda de los pares está restringida hasta mitad de cuadra, frente a la torre del 2136 que recién hace diez días Litoral Gas le repuso el servicio. Una valla ataja con la leyenda "Atención no pasar", pero alguien corrigió el verbo y pintó "no olvidar". Ahí resisten Mirta y Stella. Después de siete años en el barrio, estuvieron 4 meses y diez días sin poder reabrir su lencería Secretos de mujer. "Hay que seguir adelante, fue muy duro este tiempo venir cada día y ver el edificio destrozado, que lo iban derribando de a poco, y saber que la peluquería no volverá, tampoco la joyería de al lado, el kiosco, el taller de marcos. Se vende poco, la gente está más solidaria y esperamos que abran la calle para que esto pueda volver a ser. Ha sido una pérdida terrible. Ojalá la gente colabore con la zona", repasaron ayer, solas en su local alquilado al que debieron reponer el cielorraso y los vidrios, restañar los muebles, recuperar mercadería. Reconocen que el subsidio y el crédito que les otorgó la provincia y el Banco Municipal ayudaron al resurgimiento, pero la recuperación todavía no es completa. "Desde el 31 de diciembre nos vuelven a cobrar la luz, y creo que la EPE debería esperarnos un par de meses más, porque esto todavía no arrancó", pidió Stella. "Pensar que antes no se podía cruzar la calle del tránsito que había, y hoy es un cementerio. El clima con la gente es de tristeza, pero también todos sentimos que hay que salir adelante", dijo Mirta para sus adentros.

RUIDOS Y AUSENCIAS

Al lado, donde hasta el día fatal funcionó un gimnasio, Florencia espera clientas, que por ahora son las del barrio, en la boutique Silvina Marc. "La dueña se instaló acá porque el local es de ella y a quién se lo iba a alquilar. Además, el subsidio lo cobró la gente del gimnasio que estaba antes. El barrio está esperanzado con la apertura de la calle. El barrio responde, es una zona que no se va al centro, es muy de consumir acá mismo", observó. Y ella, que lo vive desde noviembre, se conmueve por los relatos de dolor que se repiten en cada charla.

La perfumería Aroma reabrió el 16 de diciembre, y Rocío y Liliana también esperan con ansias la rehabilitación de la cuadra. Rocío, además, vivía al lado, en la casa que fue de su abuela. "No nos íbamos a ir, es distinto a la gente que alquilaba. Este lugar es nuestro, por eso volvimos. Esto es como si arrancáramos de cero. La tristeza sigue, siempre se habla de lo que pasó, y faltan vecinos, los estudiantes, faltan ruidos, aunque vuelva a circular el tránsito, a parar el colectivo, acá va a faltar gente por bastante tiempo. Tenemos que asumirlo", dijo, y aún así, con una sonrisa mansa de volver a empezar.

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