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Viernes, 31 de octubre de 2014
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Hallaron un cuerpo en el Paraná al mismo tiempo que se marchaba por Franco

Que aparezca y expliquen qué pasó

El anuncio del hallazgo del cadáver lo hizo Prefectura en la audiencia judicial por la desaparición del joven de Florencio Varela, de 20 años, que tiene un hijo de 3 llamado Thiago. Ése es el nombre tatuado en el brazo derecho del fallecido.

Por José Maggi
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Los manifestantes reclamaron en la comisaría 7ª, el último lugar donde Franco fue visto con vida.

El caso de la desaparición de Franco Ezequiel Casco cobró ayer dos vuelcos importantes a lo largo del día: a primera hora, el secretario de Control de Fuerzas de Seguridad Ignacio Del Vecchio anunció que tres testigos aseguraron haberlo visto el último domingo en un iglesia evangélica de Cafferata al 500, a sólo 200 metros de la seccional 7º donde fue visto con vida por última vez. Pero a al caer la tarde, en plena audiencia judicial con todas las fuerzas de seguridad que buscan a Franco, presidida por el juez Hernán Postma, el jefe de la Prefectura informó sobre hallazgo de un cuerpo "de mediana edad, vestido solo con un vaquero azul". La noticia conmocionó, y se espera la confirmación de la identidad del joven que tiene en su antebrazo derecho un tatuaje con el nombre Thiago y no se descarta que haya estado tres semanas en el agua, habida cuenta de su estado de putrefacción. Franco Casco tiene un hijo con ese nombre.

En medio de estas dos extremos posibles, tuvo lugar una nutrida marcha de varias fuerzas políticas y organizaciones barriales, que exigieron frente a la comisaría objetada la aparición con vida del joven desaparecido el 7 de octubre pasado. "Alerta, alerta, alerta que caminan, milicos asesinos por las calles rosarinas", fue tal vez la consigna que dejó roncas más gargantas en la tarde de ayer. Quizás un doloroso presagio que podría confirmarse en las próximas horas.

El cuerpo hallado a la altura del Parque España fue analizado a última hora de ayer en el Instituto Médico Legal, donde concluyeron llevaba varias semanas (podrían ser tres) en el agua; no tiene fracturas ni en el cráneo ni en el resto del cuerpo; no tiene disparos de arma de fuego; sus pulmones están muy deteriorados, por lo cual se extrajeron muestras a fin de analizar si pudo haber muerto por asfixia por inmersión, y prácticamente han desaparecido los tejidos blandos, fruto de la predación de peces. El tatuaje es el punto que puede sumar a la identificación del mismo, además de la ficha odontológica que ya se analiza.

De ser el cuerpo del joven desaparecido, quien va a tener que explicar en forma detallada lo ocurrido es nada menos que Del Vecchio, ya que en la mañana de ayer anunció que "un pastor y dos empleados de la iglesia evangélica Jesús Palabra de vida, ubicada en Cafferata al 500 tuvieron contacto con Casco el domingo pasado". "Los tres reconocieron al joven bonaerense" y precisaron que iba descalzo y hambriento. "Pidió vestimenta y comida", indicó Del Vecchio. Además, dijo haber secuestrado cintas de grabación de cámaras de seguridad en las que podría ser identificado el joven.

Ayer mismo, un nutrido grupo de jóvenes militantes barriales de Ludueña y Empalme Graneros, junto a los padres de Franco y referentes de Izquierda Unida, el Partido Socialista de los Trabajadores, el Movimiento Evita, Ciudad Futura y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos se instalaron frente a la seccional de Cafferata al 300 para exigir la aparición con vida del joven de Florencio Varela. Al mismo tiempo, se realizaba una audiencia en los tribunales provinciales. Presidida por el juez Hernán Postma, participaron de la misma el defensor regional Gustavo Franceschetti, los fiscales Alvaro Campos y Guillermo Apanowicz, junto a los jefes de la Policía Federal, la Policía de Seguridad Aeroportuaria, y la Prefectura, además de los dos policías provinciales que tuvieron contacto directo con Franco: el subcomisario Diego Alvarez (a cargo de la seccional séptima) y el sumariante Acosta.

La única que faltó a la cita fue la médica policial Zelaya, quien atendió a Casco en el interior de la comisaría. Tampoco se sabe aún quien tomó las fotografías del joven golpeado, que llegaron a manos de Asuntos Internos y que el fiscal Apanowicz le mostró a la madre de Franco.

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