"Mario Toledo prometió y cumplió", dijo la fiscal Cristina Herrera, en tres oportunidades, durante los alegatos de apertura del juicio oral y público contra el hombre de más de 60 años que amenazó e intentó asesinar a su ex pareja, RosalÃa BenÃtez, de al menos seis disparos, apenas comenzaba el 22 de septiembre de 2012. El debate empezó el viernes pasado y continuará desde hoy hasta el miércoles; aunque no está establecida la fecha del veredicto. En la primera audiencia, el imputado alegó haber actuado asà porque vio a su ex pareja con otro hombre en la puerta de la casa donde tenÃa prohibido entrar, ya que la Justicia habÃa dictado una exclusión de hogar.
Frente a los jueces Julio Kesuani, MarÃa Isabel Más Varela y Edgardo Fertita, Toledo dijo: "Lo hice inconscientemente". La defensora pública Mirtha Llonch alegó estado de "emoción violenta" en el agresor, para intentar menguar su pena, y pidió que solo se lo acuse de "lesiones graves". Sin embargo, la fiscal fue más allá y lo acusó de "tentativa de homicidio agravada por ensañamiento, alevosÃa y uso de arma de fuego", en concurso real con "portación de arma de fuego y amenazas coactivas", ya que Toledo le habÃa anunciado a RosalÃa que "si no arreglaba las cosas, la iba a matar". Herrera advirtió: "Es uno más de los casos de violencia de género que empiezan con agresiones verbales, luego vienen las psicológicas y fÃsicas, de las que terminan con la muerte de tantas mujeres, como pudo pasar con RosalÃa".
El alegato de Herrera comenzó con lo sucedido el 19 de septiembre de 2012, cuando el apodado "Cacho" se presentó en la casa de RosalÃa, en Villa Gobernador Gálvez y "le formuló amenazas". La pareja convivió durante 17 años y tuvo dos hijos, que se sumaron a otro de 6 años que ya tenÃa la mujer. "Aquella vez no hubo solo una discusión acalorada, sino que Toledo le estaba anunciando lo que posteriormente cumplirÃa", dijo Herrera. Según el relato de la fiscal, "regresó la noche del 21 de septiembre, cuando RosalÃa estaba sola con su hija de 9 años. Forzó el portón del garaje, pero la nena escuchó los ruidos y le avisó a su madre. RosalÃa le gritó que se vaya o llamarÃa a la policÃa. El fingió irse. Dejó su Corsa gris a dos casas de distancia y volvió. Se metió por el pasillo lateral al fondo, atravesando un alambrado y subió al techo. AllÃ, arrancó los cables del teléfono y bajó. La niña volvió a oÃr ruidos y cuando RosalÃa salió al patio se encontró con el hombre. Corrió a la puerta que da a la cocina para encerrarse y, ambas forcejearon contra él porque querÃa entrar y llevaba dos armas. Ellas corrieron al dormitorio y Toledo las siguió. La nena se metió debajo de la cama, luego de que ambas abrieran la ventana que da a la calle para pedir auxilio. En ese momento, Toledo le disparó por primera vez a RosalÃa; pero ella no cayó. Corrieron a la puerta del garaje y cuando estaba por abrir le dio un tiro en la nuca. Allà se desplomó y Toledo huyó creyendo que le habÃa dado muerte. La finalidad era esa. Fue a matarla. La nena abrió la puerta y los vecinos las ayudaron.
Para Herrera, RosalÃa no murió "sólo por un caso fortuito, por un milagro; ya que regaba sangre. Eran heridas idóneas para darle muerte. Toledo tenÃa intención homicida. Era consciente de lo que hacÃa. No estaba en estado de emoción violenta; asà que cualquier justificante de la defensa deberá ser probado. Hubo premeditación del hecho. El se aseguró de que las mujeres estuvieran solas en la casa y que no pudieran llamar por teléfono. Las tomó por sorpresa, entrando por el lugar menos pensado. Toledo disminuyó las defensas de RosalÃa y la nena. Además de matarla, la querÃa hacer sufrir", aseguró la fiscal, que está a cargo de la acusación con Carlos Covani.
La defensora señaló: "Quieren dejar a mi cliente como una persona frÃa y calculadora que premeditó matar a su pareja de 17 años". Además, dijo que tras la exclusión de hogar de julio de 2012, se estableció un régimen de visitas para sus hijos "a quienes amaba profundamente", pero se quejó de que no se cumplÃa. RosalÃa culpó por ello a Toledo. Llonch recalcó que ésa era la casa de su cliente "porque la habÃa heredado". Dijo que el ver a RosalÃa con otro hombre dato que la vÃctima negó- "lo llevó a perder el dominio de su capacidad reflexiva". También negó que el hombre haya llevado las armas, y dijo que estaban en la casa porque eran de colección.
Toledo quiso hablar, aunque su estado de salud no le permitió, luego, responder preguntas: "Recién me entero de todo lo que habÃa hecho, y estoy seguro de que no fueron asà las cosas", dijo. Relató que conoció a RosalÃa en 1995, que ella tenÃa un hijo a quien él querÃa como suyo, que lo llevaba a hacer deportes. Que luego de que la pareja tuviera a los otros dos hijos él enfermó, y tenÃan "peleas sin sentido". Aunque destacó que él "la amaba". Dijo que la noche del hecho llamó para arreglar a qué hora buscarÃa a la nena al dÃa siguiente y que nadie lo atendÃa, por lo que fue a la casa y allà dijo ver a la mujer con un hombre en una moto, que se fue cuando él llegó. "Entré para hablar porque no podÃa creer lo que habÃa visto. Mi hija no estaba ahÃ, yo no la vi, sino no hubiera hecho lo que hice. TenÃa miedo de no ver más a mis hijos", se defendió.
En tanto, RosalÃa se sentó frente a su ex pareja, al término de los alegatos, aunque evitó mirarlo. "Lo conocà en un momento muy difÃcil de mi vida, porque recién habÃa fallecido mi pareja. El me ofreció todo y para mà fue un momento lindo. Me embaracé enseguida, y él estaba chocho porque ninguna mujer le habÃa querido dar hijos. Cuando yo estaba en los últimos meses, él se reÃa de mà con la hija de su ex pareja. Ahà empezaron los maltratos y muchas cosas tristes. Fueron muchos años en los que me alejó de mi familia, me decÃa que yo no servÃa para nada, que era una pu... (sic) igual que mis hermanas, que no confiara en nadie. El trabajaba, hasta que se enfermó. Yo lo cuidaba y lo atendÃa; y ahà me volvà a embarazar. Hubo mucho maltrato", comenzó su relato la mujer, que no pudo evitar las lágrimas.
"El dÃa del amigo de 2012 (20 de julio) discutimos y me empezó a pegar muy fuerte. Nadie escuchó mis denuncias. Después de la exclusión de hogar él insistÃa con volver a casa y me dijo que arreglara las cosas. Me fue a buscar a la equina del trabajo, pero ahà me defendieron unos estudiantes, sino me mataba a piedrazos", dijo ante el tribunal. "El 21 de septiembre llegué de trabajar a las 21.30 y le pregunté a mi hijo si habÃa alguna novedad antes de que se fuera a comer a la casa de la novia, y me dijo que él habÃa llamado para preguntarle qué iba a hacer a la noche". Tras contar cómo entró Toledo a la casa aquella noche, RosalÃa recordó que su hijita gritaba "papi, por favor, no"; y qué él le decÃa "por tu culpa me convertà en un asesino", mientras le disparaba. Cuando logró salir dijo que en la calle habÃa "una multitud de gente"; pero el agresor huyó. "Siempre estuve consciente, hasta que entré al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (HECA). Ahà me dormà durante 15 dÃas. El estaba suelto, mientras yo luchaba por mi vida. No sé quién ponÃa la fuerza en mi cuerpo. Estuve otros 25 dÃas en sala y todos me apoyaron mucho: los vecinos, las mujeres de la organización Amas de Casa de Villa Gobernador Gálvez (de donde ahora es parte) y mi familia", celebró.
En la audiencia, personal del juzgado le exhibió a RosalÃa una de las dos armas que ella dijo haber visto: "Era una larga, la que siempre tuvo porque tiraba al aire cuando ganaba Boca; y otra chiquita que no la habÃa visto. Yo no sé de armas". Cuando se la mostraron, no dudó: "Con esa me dio".
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