Daniel Aguilar tenÃa 43 años. El viernes 6 de febrero sufrió un accidente laboral en la firma Electrolux (ex Gafa), en la lÃnea de producción de heladeras, que le terminó costando la vida seis dÃas después. Lucas Castillo, operario de la misma planta y uno de los despedidos de Liliana, denunció el hecho, plagado de faltas laborales y fue despedido. La misiva relataba simplemente lo ocurrido: "Daniel murió mientras cumplÃa una jornada de trabajo de doce horas, habÃa ingresado a las seis de la tarde y se iba a retirar a las seis de la mañana, sin estar siendo supervisado por nadie, y trabajando en malas condiciones. Lo que pasa es que los supervisores te aprietan y si no cumplÃs con la exigencia, te terminan echando, como pasa en muchos lados", afirmó el militante de la agrupación Metalúrgicos de Base, enrolada en el Partido de los Trabajadores Socialistas.
Castillo ingresó a Electrolux el 3 de noviembre de 2014 a través de la firma de trabajo eventual Ramdstad. Lo hizo mientras esperaba el cumplimiento judicial de un fallo que ya tiene un año y que obliga ala firma Liliana que lo reincorpore. En primera persona relata la historia de Aguilar. "Daniel tenÃa 43 años, y una hija de 20, que está embarazada. Estaba trabajando en el sector de plásticos, en una máquina termoformadora de la parte interior de las puertas de heladeras. Eran las tres y media de la mañana y habÃa solo 15 operarios del total de 900 que tiene la empresa. Es que el turno tarde sale a las dos y media y el turno mañana ingresa a las seis y media".
Castillo afirma que "esa hora no era la indicada para hacerlo manipular esa máquina, porque no hay personal de higiene y seguridad ni personal de mantenimiento que esté a cargo de eso, que era justamente el cambio de matrices por si la máquina llegara a fallar. Justamente, esa misma máquina falló con anterioridad y esta empresa, que hace alarde de las condiciones de seguridad, hace todo lo contrario".
Según relata Castillo, "Daniel estaba trabajando en esa máquina que no tenÃa los elementos de seguridad necesarios, y según lo que cuentan los compañeros, mientras cambiaba la matriz la máquina se activó, lo atrapó y le quebró las piernas, los brazos, la cadera, le aplastó la cabeza, le perforó los pulmones con las costillas, y prácticamente lo desarmó. Cuando llegaron los médicos del SIES dijeron que no podÃan entubarlo siquiera porque estaba como una pelota de rugby, con su cuerpo destrozado. Asà que no le pudieron dar aire, mientras sangraba por los oÃdos y la boca. Era terrible como lo apretó la máquina, y ni siquiera con el autoelevador podÃan levantar la máquina para sacarlo. Asà estuvieron peleando un rato hasta que lo rescataron".
Siguió su relato: "Entramos a las 6 de la mañana, y nos contaron sus compañeros que una vez que lo sacaron lo llevaron a la puerta de la planta, donde se hizo una mancha de sangre grande, que ya habÃan limpiado, al igual que la máquina, no sé con qué intención, parece que quisieron borrar pruebas". "Ese mismo dÃa --agregó Castillo-- la patronal salió a decir que Daniel no corrÃa peligro, que nos quedáramos tranquilos, que no nos tenÃamos que preocupar, que no debÃamos molestar a su familia porque dijeron que no querÃan que nadie se les acercara, cosa que era todo mentira".
Castillo relata que los accidentes no son nuevos. "A los dos meses de mi ingreso, Electrolux organizó el DÃa internacional de la Seguridad, llenaron de carteles la fábrica. Estaba todo previsto para las 12 del mediodÃa y a las 11 hubo una fuga de gas, de hidrógeno y tuvimos que salir corriendo todos hacia afuera. Después nos enteramos de la gravedad por el riesgo de explosión. Es más, el mismo dÃa del accidente de Daniel, a las tres de la tarde tuvimos que volver a evacuar toda la fábrica porque se repitió la fuga de hidrógeno".
Según el trabajador despedido, las condiciones de trabajo son duras: "Tenemos los brigadistas y jefes de lÃnea que nos aprietan para cumplir con la producción. Es rara su preocupación: te amonestan si no tenés puestos los protectores visuales o auditivos, pero cuando pasan estos accidentes, todos se lavan las manos. Es más, el mismo dÃa de la muerte de Daniel, el encargado de higiene y seguridad presentó la renuncia, pero no se la aceptaron". "Y después --agregó-- el gremio (la UOM) reaccionó y dijo que de ahora en más los únicos que iban a manejar esas máquinas serÃan personal especializado y categorizado con experiencia. Esto nos da a entender que durante todo este tiempo estuvimos arriesgando la vida dentro de la fábrica mientras ellos no hicieron nada", remarca el militante de la agrupación Metalúrgicos de Base, enrolada en el Partido de los Trabajadores Socialistas.
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