De tantas búsquedas de adolescentes que difunde el Estado porque faltan de su hogar, la de Nicol Romero es de las pocas que se erige apenas iniciada sobre relatos coincidentes que apuntan a un caso de trata de personas con fines de explotación sexual. Su madre la vio por última vez el martes 10, cuando la fue a buscar a la Escuela Nº 1319 José Ortolani, en Empalme Graneros, donde Nicol cursa el 2º año. Ahora repasa lo visto y oÃdo en los últimos dÃas y no duda en afirmar: "A mi hija me la vendieron, se la vendieron a un tipo que le pagó a mi ex suegra, que se la entregó". Acusa con nombre y apellido a un inquilino de su ex suegra de haberla secuestrado aquella noche desde la casa de ésta, y que desde entonces ya no supo más de ella. Mariana Romero presiente que a la mayor de sus cinco hijos la engañaron -"la endulzaron, le hicieron la cabeza", dice- con dádivas para raptarla en una confabulación de la que están al tanto su ex suegra y su ex marido, preso en la AlcaidÃa de la Unidad Regional II. Y los relatos de los hermanitos, de una prima y del vecindario, confirman los indicios de ese pálpito.
Hace un mes cumplió los 15, pero no hubo fiesta. En la humilde casita de Juan José Paso y Felipe Moré, Mariana y su mamá hacen lo que pueden para criar a cinco niños -Nicol es la mayor- y a un joven discapacitado que adoptaron. El papá de Nicol murió hace dos años, vÃctima de un asalto, y la última pareja de Mariana es uno de los señalados por las sospechas detrás de la desaparición de la adolescente.
"El martes 10 a la tarde fui a buscarla a la escuela, como todos los dÃas, porque yo no la dejo vaguear, y siempre le hablo de cuidarse de los tipos. Ella me dijo que iba a lo de Dolores, mi ex suegra, a buscar la planchita. A las ocho de la noche se cortó la luz, asà que fui más tarde a buscarla y ahà ya no estaba", contó Mariana. Esa misma noche radicó la denuncia en la subcomisarÃa 24ª pero, aseguró, desde allà notificaron a FiscalÃa Regional el lunes 16 que habÃa una menor de edad desaparecida en el barrio.
El relato que Mariana brindó ayer a Rosario/12 ubica los hechos en una vivienda de pasillo en Juan B. Justo 3649. Allà reside la madre de su ex pareja, Dolores M. quien a su vez hospeda a inquilinos en unas habitaciones del fondo. Nicol solÃa visitar a esa mujer con el motivo de llevarle a su medio hermano, de 2 años, que Mariana tuvo con el hijo de Dolores. Por lo que ahora cuentan, allà conoció a uno de los inquilinos, un tal Franco González, de 37 años. Este hombre le habÃa dado dinero algunas veces a Nicol, contó Nazarena, su prima, que fue la última en verla cuando subió al auto del González, un Renault 12 de color rojo, y se fue con él. Las descripciones que le llegaron a Mariana coinciden con esas escenas. "Nicol me decÃa que habÃa encontrado la plata tirada, una vez fueron 100 pesos que le dio él", contó la adolescente que se negó a acompañar a su prima al auto rojo. "Ese tipo ya la venÃa mirando a Nicol, ahora me doy cuenta, si hasta el chiquito me dijo que ella hablaba con un hombre y que la abuela lo retó para que no contara nada", ató cabos Mariana.
"Mi hija no tenÃa novio, ella decÃa que todavÃa no querÃa, pero últimamente estaba algo cambiada. Ese tipo me la cambió. Estoy segura, y mi ex suegra sabe todo. Me hicieron esto porque yo lo dejé al hijo de ella; por eso ahora me vendió a mi hija", aseguró la mujer que reiteró su denuncia ante el fiscal Leandro Trangoni.
Mariana aseguró que en estos dÃas llamó a Dolores y le inquirió por Nicol. "No te voy a decir, no se nada, dejame de molestar", le gritó su ex suegra. "Mi sobrina me contó que una vez la escuchó decirle a ese que se la llevara a Nicol porque es virgen", añadió, y profundizó detalles sobre el pasado de esa mujer que alimentan su sospecha de que su hija mayor ha sido engañada y raptada para ser prostituida. "Dolores le decÃa a Nicol que a su mamá la tratara de loca, que no le hiciera caso y que se fuera con Franco, porque él tiene plata y por eso siempre le daba a veces 100 pesos, otras veces 200, para que se comprara cosas", contó una amiga de la adolescente buscada.
Esta semana, mientras Mariana Romero estaba en Tribunales con el fiscal, sonó su celular. Era Franco González. "Me dijo que cómo le rompÃa las pelotas, y que me dejara de joder con la policÃa, que a mi hija no la iba a ver más, y que si seguÃa jodiendo me iba a matar a otra hija", se angustió la mujer. Su mamá, recién llegada de cirujear con un carrito de mano por los alrededores de Empalme Graneros, se preguntó porqué el fiscal no pidió indagar a su ex consuegra, a su ex yerno, y a todos los que habitan en Juan B. Justo 3649. "Ella le dijo a un policÃa que el tipo se fue a Capitán Bermúdez, pero que no sabe la dirección. Seguro que sabe, si viven todos juntos ahÃ. Y nadie hizo un allanamiento ahà todavÃa, y mi nieta hace una semana que la secuestraron", se angustió la señora.
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