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Jueves, 2 de julio de 2015
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Dos expolicías deberán cumplir 20 años de prisión por homicidio agravado

Usaron sus armas para matar

Roberto Pereyra y Nelson Canela recibieron una sentencia de 20 años y medio de prisión por matar a Gabriel Riquelme, en marzo de 2014, tras una persecución callejera. Otra agente que iba con ellos deberá cumplir cinco años de cárcel.

Por Lorena Panzerini
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Alejandra, mamá de Gabriel Riquelme: "Era lo único que me quedaba hacer por él. Justicia".

"Quedé sola, él era mi gran compañero y esto era lo único que me quedaba hacer por él: justicia". Con esas palabras soltó las lágrimas Alejandra, la madre de Gabriel Riquelme, de 20 años, asesinado en marzo de 2014 por personal policial de Villa Gobernador Gálvez. Roberto Pereyra y Nelson Canela fueron condenados a la pena de 20 años y medio de prisión, por los delitos de homicidio y lesiones agravadas por el uso de arma de fuego, en concurso real con tentativa de homicidio agravada"; mientras que la agente Virginia Espinosa deberá pasar cinco años tras las rejas por "encubrimiento agravado e incumplimiento de deberes". En la causa, un cuarto policía fue condenado el año pasado a tres años de cárcel en suspenso, e inhabilitación especial por seis años, por incumplimiento y encubrimiento agravado.

Los jueces Javier Beltramone, Raquel Cosgaya y Roxana Bernardelli avalaron en audiencia oral el juicio abreviado al que llegaron los fiscales Adrián Spelta y Miguel Moreno, con la defensa de los imputados y los abogados querellantes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), que acompañaron ayer a la familia de la víctima, tanto desde la conducción local, con Florencia Del Negro; como desde la nacional, con Norma Ríos.

Rodeada de abrazos, Alejandra consideró que la pena para los acusados de haber matado a su hijo "siempre será poco. Gabriel era mi único hijo. Ahora solo me queda ir a visitarlo al lugar donde descansa, porque yo no quería que esto quedara en la nada".

Según la acusación fiscal, los tres policías condenados ayer junto con el sentenciado en agosto de 2014, Julián Luque González, comenzaron una persecución hacia el Chevrolet Celta en el que viajaba Riquelme con cuatro amigos, desde Rosario a Villa Gobernador Gálvez. Eran las 5.30 de la madrugada, y los acusados iban vestidos de civil, en el auto particular de la agente Espinosa. Actuaron sin identificarse y con las luces del vehículo apagadas. La persecución comenzó en VGG y continuó hasta Pueblo Esther. En ese trayecto, el Fiat Palio era conducido por el oficial Canela, con Pereyra como acompañante. El primero le pasó su arma reglamentaria al acompañante y este comenzó a disparar.

Riquelme viajaba en el asiento trasero del auto perseguido y recibió dos disparos: uno en la mejilla y otro en el hombro izquierdo. Además, en el hecho fue herida una amiga suya.

En tanto, Luque González intentó comunicarse dos veces con el 911, desde el asiento trasero del Palio, donde además, Espinosa iba dormida, tras haber bebido alcohol, según ella misma declaró.

Tras el hecho, los responsables huyeron y los ocupantes del Celda fueron directo al Hospital de Emergencias para que atendieran a los heridos, pero Riquelme no logró salvar su vida.

No contentos con eso, los efectivos se presentaron ante sus superiores del Comando Radioeléctrico de VGG, más de 24 horas después, y entregaron el auto, tres celulares, sus armas (una con el cañón adulterado) y placas. Recién entonces quedaron detenidos y fueron imputados. Justificaron que los jóvenes iban armados y que ellos dipararon "al aire".

Tiempo después, Luque González quiso hablar y arrojó luz sobre lo ocurrido. Dijo que no participó en la balacera, y que mientras se producía la persecución, por parte de sus compañeros, llamó al 911 pidiendo auxilio, a la vez que describió el accionar por el que ayer fueron condenados los otros tres policías.

En tanto, en marzo pasado -a un año del crimen-, la agente Espinosa pidió ampliar su declaración. "Soy inocente. Yo no tuve intención de matar a nadie", dijo. Aseguró que iba dormida, que se despertó en Pueblo Esther y disparó "un par de veces al suelo", pero que se sentía "en una nebulosa", ya que había bebido mucho alcohol. Además, dijo que se enteró de la muerte del chico al día siguiente.

Riquelme fue asesinado la madrugada del 3 de marzo de 2014, luego de ser emboscado en una persecución mientras volvía con sus amigos a Villa Gobernador Gálvez, tras salir a bailar en Rosario. "Mi hijo tenía un montón de amigos y era muy querido. Mucha gente me ayudó cuando pasó estos porque yo no tenía siquiera para pagar el lugar donde él descansa. Entonces, mi hijo no era una mala persona. Era un chico de 20 años al que le gustaba salir con sus amigos, con su chica. Era mi gran compañero y me sacaron todo", dijo Alejandra al término de la audiencia, pasadas las 15 de ayer.

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