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La suma de asesinatos a esta altura del año llegó a 214 casos porque en la noche del sábado y la madrugada del domingo Rosario fue escenario de dos homicidios más, con rasgos similares que a los investigadores los llevó a esgrimir la muletilla habitual: ajuste de cuentas.

Matías Medina, de 24 años, murió acribillado por seis balazos que alguien le descerrajó el sábado a las nueve de la noche, frente a su casa de Chacabuco al 4100, en el corazón del barrio Tablada. El homicida le acertó al joven proyectiles en el rostro, en el pecho y en la ingle. Medina murió camino al hospital Roque Sáenz Peña. En su entorno atribuyen el crimen a la cercanía de un bunker de drogas cercano al domicilio de la víctima. El caso comenzó a ser investigado por efectivos de la seccional 16ª, con jurisdicción en ese barrio del sur rosarino.

Ayer a las 2 de la madrugada, en una vivienda de Machaín al 1900, en Parque Casas, sonaba la música y las risas de una fiesta familiar cuando uno de ellos, Nahuel B., de 24 años, cayó fulminado por el disparo que partió de repente desde un auto que pasó a baja velocidad y escapó raudo. El muchacho fue socorrido por sus familiares y trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. Pero la gravedad de la herida hizo estériles los esfuerzos médicos y el joven falleció al amanecer.

Personal de la comisaría 30ª intervino en el caso e interrogó a los primeros testigos, con el fin de identificar al autor del ataque.

Dos asesinatos a sangre fría.

Los últimos de la lista