Con tres balas de su arma reglamentaria, el suboficial de CaballerÃa Pedro Antonio DÃaz, terminó con la vida de su esposa, Graciela Noemà Mena, y luego se suicidó. Las cosas no andaban bien en la pareja que vivÃa en barrio Belgrano desde hace 13 años, y él no aceptaba los planes de divorcio. Ayer a las 7 de la mañana, cuando Marcos y Luciano bajaron a desayunar, desde la planta alta encontraron la desgarradora escena del femicidio: su madre yacÃa en la cama con dos disparos en la nuca, "como dormida"; mientras que DÃaz estaba a su lado, con un tiro que entró por la boca y salió por el cráneo. El hecho se produjo alrededor de las 3.30 de la madrugada y nadie en la vivienda de Nicaragua 1536 oyó las detonaciones. Ni siquiera, gritos. "Es la decisión más cobarde que se puede tomar", dijo Verónica, una vecina de la cuadra que conocÃa al matrimonio. Organizaciones de mujeres lamentaron que en solo 13 dÃas que lleva el año, ya hubo dos femicidios en Rosario. Y el 2015 terminó con 31 casos en la provincia.
Alrededor de las 9.30 de ayer todavÃa entraba y salÃa gente de la humilde vivienda ubicada en Nicaragua entre Pampa y Montevideo, pintada de verde agua en la planta baja, y llena de plantas y flores en el frente. Arriba, una construcción de ladrillo sin revocar, donde dormÃan los hijos y una nieta de la pareja, permitió que la escena de la planta baja no fuera advertida sino hasta la mañana.
Graciela tenÃa 49 años y cuatro hijos: dos de una relación anterior; y otros dos con DÃaz, de 50 años, quien ayer decidió romper la familia con la que se instaló hace más de una década en el barrio, mientras trabajaba como suboficial de policÃa. En los últimos meses habÃa iniciado los trámites para jubilarse; pero al mismo tiempo comenzaron las gestiones para el divorcio.
Según indicaron desde el Ministerio Público de la Acusación, el agresor no tenÃa denuncias en su contra por violencia machista, y los hijos de la pareja también negaron que hubiera escenas de violencia, al menos mientras ellos estaban presentes. Al parecer, la posibilidad de que Graciela conociera a otra persona enfureció al femicida.
En la cuadra todo era conmoción. "No lo podemos entender", murmuraron tres vecinas que miraban desde la esquina. En la vereda de enfrente, MartÃn, dueño de un taller mecánico, dijo: "Los dos eran buenas personas. El fue muy atento siempre. Se ofrecÃa a ayudar si uno necesitaba algo".
Verónica, que vive a la vuelta, sobre calle Pampa, fue más crÃtica por la actitud del agresor. "Fue una decisión muy cobarde", lamentó. Ella conocÃa a la familia porque sus hijos son amigos de los de Graciela. "Yo escuché ruidos como de disparos a las 3, pero también escuché las chapas de afuera y salà a ver si eran las de mi patio. Como a las 7 puse la pava para el mate y empecé a ver que llegaban los patrulleros, y ahà recién nos enteramos lo que habÃa pasado: le pegó dos tiros mientras ella dormÃa. Yo sé que tenÃan discusiones, aparentemente por cuestiones con los dos hijos más grandes de Graciela; pero nunca imaginé una cosa asÃ. A él lo vi ayer, porque vino a comprar al kiosco de enfrente y me saludó normal", observó.
Se dijo que el policÃa estaba con licencia médica, pero en FiscalÃa no confirmaron ese dato, pero sà que estaba por jubilarse.
Una de las primeras voces en salir a reclamar "control" al personal de la fuerza fue Nora Giacometto, militante de la ONG feminista Ampliando Derechos. La mujer denunció que el personal policial "compra el test psicológico".
El fiscal Rafael Coria dijo desde el lugar de los hechos que "los hijos de la pareja confirman que entre sus padres habÃa un conflicto y que la separación estaba decidida. Esa situación no se pudo resolver y el hombre tomó la decisión porque, al parecer, no querÃa asumir el divorcio".
Según el funcionario judicial, "los hijos, que viven en la parte superior de la casa, no escucharon nada. Cuando ellos bajaron a desayunar, se encontraron con este panorama y llamaron al 911".
Coria confirmó que el policÃa sorprendió a su mujer dormida. "Le efectuó dos disparos en la cabeza y luego se pegó un tiro en el cráneo". También dijo que "no habÃa antecedentes de violencia familiar o de género".
Y agregó: "A la mujer se la encontró en posición de estar dormida. Probablemente, la haya encontrado en esa situación y allà mismo le efectuó los dos disparos que le provocaron la muerte. A su vez, el policÃa se mató y también cayó sobre la cama".
En el lugar se secuestró el arma reglamentaria del policÃa y se ordenó un examen de dermotest.
Voces alarmadas
Desde el sector de lucha y acompañamiento a las vÃctimas lamentaron que las cifras de mujeres asesinadas por su condición de género sigue en aumento. Este fue el segundo caso en menos de dos semanas en Rosario, contando el de Graciela PrÃncipe, el 4 de enero.
Marta Pérez, de Mujeres de Negro, agregó que a nivel nacional ya hay "siete u ocho casos". Para ella, "es alarmante lo que está pasando. Vi por televisión que una vecina de Mena naturalizaba las discusiones de pareja, que se griten, se maltraten. Esto hay que cambiarlo desde las edades más tempranas, para cambiar en lo cultural". Además, agregó que "hubo varios casos con policÃas y personal de otras fuerzas de seguridad. No sé cuáles son los estudios que les hacen; pero hay que ser centrado para portar un arma; no la puede tener cualquiera", se quejó.
Giacometto, denunció que hay policÃas que "compran" los test psicológicos. "Nos preocupa porque vemos casos de gatillo fácil y violencia de género por parte de integrantes de la fuerza. En algunos casos los test psicológicos que necesitan, son comprados", denunció. "Es algo que se sabe en todos lados, pero que nadie dice", añadió y lamentó que "la PolicÃa no cuente con estadÃsticas respecto de lo que pasa con la violencia de género entre sus propios integrantes". En Ampliando derechos ya están acompañando a siete vÃctimas de violencia de este año. "Quiere decir que el Estado no las ayuda; y lo hacemos nosotros con cero recursos", criticó.
Para Majo Geréz, secretaria de Género de la CTA Rosario, "la situación no cambia con el calendario. Si bien renovamos las expectativas por las polÃticas públicas que nos faltan, no hay cambios. Hay que trabajar mucho en prevención y asistencia", dijo. Además, señaló que "falta mucho en la Justicia. En este caso es un policÃa el agresor, y pasa en muchos casos que las mujeres tienen esta situación de violencia con personal de la fuerza a quien no se atreven a denunciar porque conocen todo el entramado de complicidades que se genera. Estos agresores son hijos sanos del patriarcado, que cometen femicidios premeditados", sentenció.
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