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La empresa Telecom Personal fue condenada por la Justicia rosarina a pagarle más de un millón de pesos a una mujer que fue puesta en el sistema de deudores Veráz, de manera errónea, por un deuda inexistente. El fallo del Juzgado Civil y Comercial N° 15, a cargo de Carlos Cadierno, apunta a que la telefónica tuvo un obrar "negligente" y demostró "falta de preocupación por atender en tiempo y forma el
reclamo de la mujer". El magistrado señaló: "Pareciera optar por hacer tramitar todo el proceso judicial a los diversos consumidores, antes que reconocer sus errores y falencias". La damnificada fue amparada por la ley de Defensa del Consumidor: "Se vio afectada por el accionar poco profesional de una de las empresas de telecomunicaciones más grandes del país", enfatizó el juez, en su resolución.
En agosto de 2005, M.L.B. denunció el extravío de su Documento Nacional de Identidad (DNI) y dos años después comenzó a recibir llamados telefónicos e intimaciones a los fines de cancelar supuestas deudas a
su nombre, mantenidas con Telecom Personal S.A.. La mujer destacó en varias oportunidades que no tendría deuda alguna. Ante ello, le aseguraron que su situación se regularizaría; pero ello nunca sucedió.
Sin embargo, tiempo después concurrió a la empresa Telefónica Móviles Argentina S.A. (Movistar), donde intentó adquirir una línea, pero fue rechazada como clienta, a raíz de figurar como deudora de Telecom, tal como arrojó la consulta al sistema Veráz. La situación se reiteró cuando intentó adquirir los servicios de la firma Nextel Argentina.
Esa cuestión llevó a la mujer a presentar una carta documento para exigir que cesaran tales reclamos de pago. De todos modos, la demandada no cesó en su accionar, ni actualizó la información del sistema que sindicaba a la mujer como deudora.
En octubre de 2011, con la demanda judicial en trámite, una pericia caligráfica dio cuenta de que los contratos y solicitudes del servicio de aquel teléfono atribuido a ella --que generaron la supuesta deuda-- no llevaban su firma. La mujer apuntó en el juicio por daños y perjuicios que el hecho de figurar como deudora ante otras empresas, familiares, amigos y demás, le provocó una "vergüenza mayúscula" y "momentos desagradables", teniendo que dar explicaciones en cada lugar.
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