"Mi nombre es Oscar Pascual Guerrieri. 驴Sabe c贸mo me dicen ahora? Oscar Perpetua, porque tengo tantas perpetuas..." El principal acusado en la causa que investiga delitos de lesa humanidad hacia 47 v铆ctimas, de las cuales 24 contin煤an desaparecidas, recurri贸 al chiste sobre su situaci贸n procesal. "Todos los superiores que tuve est谩n muertos, tengo unos cuantos juicios por haber sido jefe y segundo jefe de Unidad", dijo quien fuera jefe del Destacamento de Inteligencia 121. Guerrieri est谩 preso desde hace 14 a帽os. Juan Daniel Amelong y Jorge Fari帽a llevan 12 a帽os detenidos. Los tres tienen condena firme a prisi贸n perpetua.
De los diez acusados, cuatro gozan del beneficio de la prisi贸n domiciliaria: Guerrieri, Marino Gonz谩lez, Ariel L贸pez, que tiene un hijo discapacitado, y Eduardo Costanzo. Amelong y Fari帽a est谩n en Marcos Paz, Juan Cabrera en Bouwer, en C贸rdoba; Walter Pagano y Rodolfo Isach, en la c谩rcel de Ezeiza. El 煤nico que declar贸 ayer fue Amelong, quien despleg贸 su men煤 de desprecio a la justicia y negaci贸n de los hechos. En ese contexto, dej贸 un par de frases: "Particip茅 en el conflicto. Hice lo que ten铆a que hacer", dijo, aunque evit贸 los detalles, y remiti贸 a su legajo. "La participaci贸n en el conflicto fue de todos los argentinos de bien de un lado y de todos los otros, del otro", subray贸 el represor con condena perpetua firme.
Por primera vez, Amelong contest贸 preguntas del fiscal Adolfo Villate y de las querellas de Hijos, representada por Nadia Schujman y de la Secretar铆a de Derechos Humanos, representada por Santiago Bereciart煤a. Se atuvo a su gui贸n, y neg贸 su probada participaci贸n en la Operaci贸n M茅xico que se realiz贸 en enero de 1978, y que fue desbaratada por la decisi贸n de Tulio Valenzuela de denunciar todo al llegar. Cuando Villate le pregunt贸 si conoc铆a la quinta La Intermedia (que pertenec铆a a su familia), Amelong no pudo negarlo, pero lo minimiz贸 como "una fracci贸n de terreno que compr贸 mi padre".
El juicio -el noveno por delitos de lesa humanidad en los Tribunales Federales de Rosario- se desarrolla en el Tribunal Federal Oral n煤mero 1, integrado en esta ocasi贸n por Jos茅 Mar铆a Escobar Cello, que lo preside; Mar铆a Iv贸n Bella y Luciano Laur铆a. El debate continuar谩 hoy con los testimonios de dos sobrevivientes del centro clandestino de detenci贸n La Calamita, Viviana Nardone y Luis Meg铆as. Tambi茅n declarar谩 -as铆 lo adelant贸 ayer- el imputado Isach, detenido en Ostende en febrero de 2012, despu茅s de cuatro a帽os pr贸fugo. Es el 煤nico de los acusados que no tiene condena anterior.
Tambi茅n Cabrera estuvo pr贸fugo hasta marzo de 2009. Viv铆a en Cosqu铆n cuando fue apresado. Antes, trabaj贸 en la Secretar铆a de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad de la ciudad cordobesa. Ayer consign贸 otro de sus empleos en democracia: integr贸 el staff de la Defensor铆a del Pueblo cuando Norberto Nicotra era el titular de ese organismo. Cabrera era quien dirig铆a los interrogatorios bajo tortura en los centros clandestinos de detenci贸n dependientes del Ej茅rcito. Fue condenado a 25 a帽os de prisi贸n en la causa Guerrieri 2.
Tras la lectura de las requisitorias de elevaci贸n a juicio, ayer se ofreci贸 a todos los acusados la oportunidad de declarar, una garant铆a que poseen durante todo el proceso. Sin obligaci贸n de decir la verdad. Amelong aprovech贸 el momento para entregar al tribunal el libro Juicios de Venganza, del que es co-autor junto a Alberto Gonz谩lez.
A contrapelo de las intensas muestras que ofreci贸 la sociedad argentina de acompa帽ar a los juicios, Amelong dijo ayer que el proceso "es un conflicto de m铆nimas minor铆as. Al resto del pa铆s no le interesa lo que sucede. La poblaci贸n en general ya se olvid贸. Hay 10 personas de un lado, 20, 30 o 40 del otro, y ustedes en el medio. De esas m铆nimas minor铆as hay una que es muy bullanguera y se hace notar m谩s", dijo quien se retir贸 como teniente coronel. A la hora de hablar de sus responsabilidades del "conflicto" (como llam贸 al terrorismo de estado) eludi贸 cualquier precisi贸n, remitiendo a su legajo. Del que -justo- desconoci贸 la calificaci贸n de 1976, al decir era ap贸crifa.
En los juicios quedan al descubierto siempre algunos engranajes del sistema judicial. La sala de audiencias del TOF 1 tiene un enorme crucifijo situado encima del escritorio de los magistrados. Uno de los acusados, Ariel L贸pez, respondi贸 que ten铆a una condena anterior y se帽al贸 la cruz para decir "despu茅s veremos". Escobar Cello le respondi贸: "Eso escapa al Tribunal". Para la querellante Schujman, "son las situaciones a las que se presta que siga habiendo crucifijos en un Tribunal federal. Eso tiene que ver con la conjunci贸n entre Ej茅rcito, justicia e Iglesia que durante a帽os concentr贸 el poder en la Argentina".
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