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Sábado, 27 de enero de 2007
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DEBUT CON QUEJA DE LOS USUARIOS Y UNA MOVILIZACION

El boleto arrancó a los saltos

Las autoridades evaluaron que no hubo mayores inconvenientes, pero lo cierto es que hubo quejas por la escasez de tarjetas. Mientras, la jueza Graciela Abraham notificó sobre la invalidez del aumento.

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Distintas agrupaciones se movilizaron hasta el Palacio de los Leones para repudiar el ajuste. "Hay intencionalidad del PJ y sus dirigentes de politizar el tema en un año electoral", replicó Ghirardi.

El aumento del boleto debutó ayer en Rosario, ante la queja de los usuarios por la falta de tarjetas -nuevas y viejas- y de monedas. Sin embargo, para las autoridades municipales no se presentaron mayores inconvenientes y todo se desarrolló con normalidad. Por la mañana, organizaciones barriales, estudiantiles y ONGs, marcharon hasta el Palacio de los Leones para expresar su repudio por el nuevo costo del pasaje. En ese sentido, el presidente de la bancada socialista en el Concejo, Horacio Ghirardi, denunció que detrás de las agrupaciones que se habían movilizado "está el justicialismo. Esto demuestra que hay una clara intencionalidad política en un año electoral. Nosotros como gobierno tenemos otra responsabilidad: garantizar la sustentabilidad del sistema". En materia judicial, la jueza Graciela Abraham, que dio lugar a la demanda presentada por la abogada María Laura Maenza que pidió la nulidad del aumento, al considerar que el Ejecutivo no tiene la potestad para establecerlo, notificó a las partes y quedó a la espera de la respuesta municipal.

Con bronca, quejas y exabruptos, los usuarios del transporte público de pasajeros de la ciudad se encontraron ayer con varios problemas a la hora de conseguir las nuevas tarjetas, que pasaron a costar 2,40, las de dos viajes, y 6,90, la de seis. En tanto, la nueva tarifa para el cambio justo con monedas pasó a costar 1,25; mientras que el viaje para la franquicia estudiantil, ahora cuesta 50 centavos.

El director de Transporte de la Municipalidad, Ignacio Iñiguez, indicó que "desde temprano un cuerpo de inspectores salió para controlar que todo se desarrollara con normalidad y para recabar información acerca de las dificultades registradas a partir de la incorporación del incremento tarifario en el transporte urbano de pasajeros". El funcionario dijo que "solamente se registró un incidente entre un pasajero y un chofer de una línea, pero la cosa no pasó a mayores". Mientras en las radios de la ciudad se comentaba el caso de un chofer de la línea 112, que hizo bajar a un pasajero porque le faltaban cinco centavos para completar el viaje, para Iñiguez, el gran inconveniente estuvo "en la desinformación de los usuarios en relación al aumento; aunque le pedimos a los transportistas que en algunos casos tuvieran mayor tolerancia, pero todo se encaminó de manera natural".

Distinta fue la opinión de muchos usuarios que se quejaron ante la falta de tarjetas; obligándolos a recurrir al ingenio para darle utilidad a las viejas tarjetas que aún conservaban algo de crédito, para luego completar el viaje con monedas, si es que se pudo tomar la precaución de conseguirlas, ya que también fue difícl conseguir los centavos.

Durante la mañana, organizaciones sociales protestaron frente a la Municipalidad por el aumento del boleto. Julio López, dirigente de Barrios de Pie, explicó que las entidades marcharon porque el incremento de la tarifa se llevó a cabo "sin discutir con los distintos sectores involucrados, no se buscaron alternativas y se optó por una medida que afecta al bolsillo de miles de trabajadores".

Ghirardi no dudó en vincular la movilización barrial a la militancia del justicialismo rosarino. "Detrás de esta marcha contra el aumento del boleto hay una clara intencionalidad del PJ y sus dirigentes de politizar el tema en un año electoral", denunció el edil.

Por su parte, Ariel Pérez, máximo referente de la Asociación de Usuarios de Servicios Públicos, que participó de la movilización, manifestó que "poner la tarifa a 1,20, cuando los colectivos pasan cada 40 minutos en los barrios, o directamente no pasan, es un robo que se le está haciendo a la ciudadanía. No entendemos cuál es la razón por la que la Municipalidad no acepta a los usuarios como interlocutores". El integrante de la ONG se preguntó "Por qué no se puede dar un ámbito de discusión donde se acepte al usuario como una persona que tiene algo que ver con el tema. Pareciera que somos los últimos orejones del tarro y lo único que podemos hacer es pagar y callarnos la boca".

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