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Lunes, 5 de febrero de 2007
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DEMOLICIONES ABREN PASO A MAS Y MAS EDIFICIOS EN ALTURA

Todo lo que se tira para construir

El reemplazo de antiguas casas por edificios de propiedad horizontal está cambiando el perfil del Macrocentro de la ciudad. La presión es fuerte sobre el patrimonio arquitectónico, mientras la Municipalidad elabora un nuevo catálogo de construcciones a preservar.

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Destrucción de un edificio centenario en calle Paraguay 220, la semana pasada. La Municipalidad consideró viables 213 demoliciones en el año pasado, la mayoría en el Macrocentro.

El Centro y el Macrocentro de Rosario siguen modificando dramáticamente su perfil arquitectónico, generando cambios que afectan en particular el patrimonio cultural e histórico de la ciudad, y se proyectan sobre la calidad de vida de muchos barrios. El dato cierto es que en 2006, de las 213 demoliciones de casas antiguas que consideró viable la Municipalidad, 135 tuvieron como destino la construcción de edificios en altura de cinco o más pisos. Respecto a 2005, ese indicador de reemplazo de casas bajas por edificios altos aumentó la mitad. Además, el 90 por ciento de las demoliciones se concentra en la zona limitada por avenidas 27 de Febrero y Francia, justamente donde se ubica la mayoría del patrimonio arquitectónico de la ciudad. Además, el año pasado se solicitó la demolición de 65 inmuebles de valor patrimonial, de los cuales más de una decena se concretó a través de excepciones votadas por el Concejo.

El boom de la construcción sigue atacando lo queda del patrimonio cultural de la ciudad. Un patrimonio tangible en tanto se trata de edificios con más de 50 años de antigüedad y que constituyen ejemplos de distintas etapas de la arquitectura ciudadana. E intangible por estar integrado a la historia cotidiana de sus habitantes y a la memoria colectiva de Rosario. Pero la presión económica de los constructores es más fuerte que las herramientas disponibles para preservar ese bien social. Así es como el año pasado se duplicó la cantidad de pedidos de demolición de casas antiguas, que pasó de 221 en 2005 a 350 en 2006. Del total de esos pedidos, en el año pasado el Programa de Preservación del Patrimonio consideró viables a 213 y no viables a 18, mientras que una decena se encuentran aun en trámite.

Entre esas 213 demoliciones, 44 darán lugar a nuevas construcciones de dos plantes, 34 a edificios de hasta cuatro plantas y 135 a edificios en altura. El dato marca la permanencia de un principio de reemplazo de casas bajas por edificios de departamentos que por lo general superan los diez pisos.

Por otro lado, del total de demoliciones solicitadas, 83 corresponden al Centro (Pellegrini, Oroño y el río), mientras que 136 se despliegan en el anillo del Macrocentro (por fuera de Oroño y Pellegrini, hasta Francia y 27 de Febrero), lo que acentúa una tendencia visible en los últimos años: con escasos terrenos en el Centro, más un catálogo de 2000 propiedades de valor patrimonial que deben tener aprobación del Concejo para ser tiradas abajo, la presión demoledora apunta al Macrocentro, donde -excepto en bulevar Oroño, pasaje Monroe y barrio Pichincha- no existen restricciones para tirar abajo viviendas de valor patrimonial.

Con el fin de cubrir esta falencia, el Programa Municipal de Preservación está avanzando en un inventario de inmuebles de valor del Macrocentro, y así generar un catálogo similar al vigente desde el año 2000 para los edificios antiguos del Centro. Es una carrera contra el tiempo, donde la capacidad de demoler para después construir edificios en altura está demostrando ser mucho más veloz que las herramientas destinadas a preservar el patrimonio social de los rosarinos.

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