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Domingo, 3 de junio de 2007
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Más testimonios comprometedores por el joven muerto en el IRAR

Gobierno y el área de Minoridad conocían la desastrosa situación del Instituto para menores en conflicto con la ley.

Por Alicia Simeoni
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Néstor Salto murió calcinado el 22 de marzo pasado en el IRAR. La directora del lugar había advertido sobre irregularidades.

Antes de la muerte de Néstor Salto, el chico de 17 años incinerado en el Instituto de Rehabilitación del Adolescente Rosario, quien era la directora en esos días, la psicóloga Laura Bevilacqua, había informado repetidas veces a sus superiores en la Dirección del Menor en Conflicto con la Ley Penal y por tanto al Ministerio de Gobierno, que el IRAR era una 'bomba de tiempo'. No se refería sólo a las condiciones edilicias sino también a la situación 'anárquica' entre el personal donde "todos eran caciques y nadie respondía a un mínimo ordenamiento". Así se manifestaron ante este diario dos fuentes que conocieron el proceso de manera cercana y que entre otras cosas no creen que la fuga de Néstor el 22 de marzo pasado con otros dos jóvenes "fuera justamente una fuga. En ningún momento, les abrieron la puerta como parte de los negocios que allí se entretejen", dijeron al tiempo que opinaron que en su muerte hubo abandono de persona, desamparo y negligencia. Bevilacqua se fue de Rosario amenazada de muerte.

Néstor Salto murió calcinado el 19 de abril sin que se le probara la imputación por la que estaba detenido, el asesinato del joven Luciano Drovandi en la esquina de Pellegrini y Provincias Unidas. Tampoco nadie pudo dar explicaciones coherentes acerca de la secuencia de hechos entre que Néstor fue retirado del sector de admisión en el Instituto y llevado a la celda del pabellón al que él había dicho que no quería ir por las enemistades que mantenía con otros internos. Días antes la directora Bevilacqua que había asumido el 21 de marzo -un día antes de que Néstor se fugara junto a otros dos chicos- informó de manera verbal y por escrito sobre la difícil situación que atravesaba el Instituto inaugurado en 1999. Dos fuentes, una judicial y otra del área de minoridad que pidieron expresa reserva de identidad pero que siguieron de cerca lo sucedido en el instituto, aseguraron a Rosario/12 que toda la escala jerárquica del Ministerio de Gobierno y luego de la Dirección del Menor en Conflicto con la Ley Penal conocían la gravedad de la situación que Bevilacqua había descripto avanzando sobre el tema edilicio. Cuando ella decía que era una bomba de tiempo se refería también a la difícil situación "que enfrentaba con parte del personal y de los operadores" explicaron a este diario. El hecho es que nada se hizo para frenar la 'bomba de tiempo' y cuando se le pidió la renuncia a Bevilacqua se le dijo que el IRAR iba a ser entregado al Servicio Penitenciario.

Las mismas fuentes señalaron que quien tomó la decisión del traslado de Néstor a la celda del pabellón A fue el jefe de operadores y a la vez delegado de UPCN, pero nadie explicó cómo se hizo la requisa antes de llevarlo a la celda ni como Néstor tenía cigarrillos y la 'viborita' de papel para encenderlo. Ese traslado al que Néstor se oponía se hizo sin que mediara una decisión del equipo de diagnóstico y por declaraciones del mismo operador, tomó la decisión porque tenía noticias de que alguien podía hacerle llegar elementos a Néstor Salto que complicarían la situación.

Quienes describen el sector de admisión del IRAR dicen que es un sector "vulnerable" y que desde afuera se tiran 'porros' en bolsitas de queso de rayar o de cualquier otro producto hacia el patio cercano a la cocina, un lugar al que los chicos no tienen acceso "por lo que hay gente que se los acerca".

Las mismas fuentes dicen que nadie da respuesta de qué pasó para que transcurrieran entre 15 y 20 minutos antes de acudir en socorro de Néstor, cuando ya su cuerpo estaba calcinado en un 80 por ciento en la celda del pabellón A al que había pedido no ir. "Hay un pacto de silencio, se cuidan mucho de hablar y están cubriendo gente", dijeron a este diario. El comentario es que cuando se le dijo a la directora Bevilacqua que renunciara para preservar su integridad, se le informó al mismo tiempo que también renunciaría la directora del menor Elba Ballore, que no lo hizo, y que el IRAR se entregaba al servicio penitenciario.

"Allí hubo desamparo, abandono de persona y negligencia.... y cuando la directora pedía que se hiciera algo no fue escuchada, nadie hizo nada para desarmar esa estructura tan peligrosa plagada de presiones gremiales y políticas". También se evaluó que darle el IRAR al Servicio Penitenciario, aun como violación de todas las normas internacionales en protección de niños y adolescentes "fue una movida para dejar tranquila a mucha gente a poco tiempo de las elecciones, porque los chicos que están allí no votan. Además muchos obtuvieron el pase a planta permanente que se solicitaba y eligieron los lugares a los cuales ir".

También otra voz judicial recordó que a un mes de intervenido el Instituto de Rehabilitación por el Servicio Penitenciario, todavía no se conformó la comisión de seguimiento de las tareas que allí se desarrollan, como había recomendado la Corte Suprema de Justicia de la provincia al Poder Ejecutivo provincial.

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