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Sábado, 9 de junio de 2007
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SE SUICIDO UNA JOVEN DETENIDA EN ALCAIDIA

Cuando la atención no llegó

Por Alicia Simeoni

El suicidio de una joven detenida en la Alcaidía de Mujeres que depende de la Unidad Regional II de Policía, ubicada al lado de la seccional 4ª de policía -en La Paz al 400- dejó a la luz la falta de la atención de la salud de las 38 internas que reclaman asistencia médica y psicológica, la posibilidad de comunicarse con sus familias y una alimentación adecuada porque lo que les suministran no alcanza para todas. El pasado domingo en horas de la tarde Gretel Fernández, de 25 años, murió sin que nada pudieran hacer sus compañeras que llamaron pidiendo el auxilio que tardó mucho en llegar. El fiscal de Cámara Carlos Giandoménico solicitó la intervención del presidente de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Antonio Oscar Paolicelli, para tratar de mejorar la situación de las detenidas, pero hasta ayer no se habían producido cambios de importancia. La alcaidía depende de la Unidad Regional II de policía a cargo del comisario Ricardo Ruiz que dijo a Rosario/12 que no tenía ningún reclamo por parte de las internas y que "la atención que tienen es la debida".

El domingo pasado Gretel decidió poner fin a su vida. Se ató por el cuello y se colgó en la celda sin que valieran los esfuerzos de sus compañeras por asistirla ya que según cuentan, sus pedidos de auxilio no fueron escuchados hasta un buen rato después. Tanto la atención médica como la ambulancia de traslado demoraron demasiado, tal como relataron las mujeres a la Coordinadora de Trabajo Carcelario.

Fernández era de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, no recibía visitas y según dicen sus compañeras estaba muy próxima a recuperar la libertad, aunque según los mismos testimonios ella no lo sabía. Las otras mujeres del pabellón la bajaron e intentaron reanimarla pero todo fue en vano. La muerte de Gretel acrecentó la angustia y la zozobra que provoca tener pocas o nulas noticias sobre el estado de las causas penales, las pocas comunicaciones con sus familias, en especial con sus hijos pequeños -no hay un teléfono público desde el que puedan hacer o recibir llamadas- y la atención médica y psicológica es casi inexistente.

Cuando la CTC recibió el aviso del suicidio y ayer escuchó el testimonio de las detenidas surgió otro reclamo fuerte: la comida que ellas mismas preparan es escasa porque las provisiones que se les entregan son muy pocas. "La llamada ración seca que incluye fideos y arroz entre otros alimentos, llega una vez al mes", según dijeron las internas a las CTC.

Lilian Echegoy, integrante de la Coordinadora que ayer recorrió las instalaciones de la alcaidía, conversó con las internas y explicó que la muerte de Gretel Fernández "generó una situación de crisis, el ánimo es de angustia y profunda consternación". Si bien el defensor de Cámara Carlos Giandoménico elevó el tema al titular de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, hasta ayer, Paolicelli no había recorrido las instalaciones y sólo se acercó un psicólogo que conversó con las detenidas, pero esta visita dista mucho de la atención constante que necesitan.

En la alcaidía ubicada en calle La Paz "hay vidrios rotos y hace mucho frío", dijo a Rosario/12 Echegoy, quien además explicó que varias de las mujeres están con gripe y problemas respiratorios, mientras que el reclamo se plantea porque la atención médica "es 'a la distancia' y se les medica a casi todas con lo mismo".

Con escasas visitas familiares, poca comunicación con sus hijos, pequeños en la mayoría de los casos, la situación del común de las internas es de desasosiego: no saben cómo están sus causas, no tienen casi contacto con sus defensores y no hay contención de profesionales. En el caso de las que están condenadas no se producen los beneficios comprendidos en la ley respecto de un tratamiento progresivo que implica, por ejemplo, el acceso a estudios.

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