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Domingo, 13 de noviembre de 2011
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La abogada María Girolimo sobre los rasgos más comunes de los menores y jóvenes en conflicto con la ley penal

"No conocí a ningún menor preso que estuviera escolarizado"

Por Alicia Simeoni

La abogada María Juliana Girolimo, una de las profesionales que trabajó en el muestreo no probabilístico citado en esta misma página, "Uso y abuso de drogas-Abordajes de salud en lugares de encierro", es defensora de un joven de 19 años también alojado en la Seccional 4ª de la policía de Rosario. Ella describe algunas características en común que tiene su patrocinado con Carlos Fernández y con tantos otros chicos en similares condiciones: Son varones de entre 18 y 20 años.

"Se trata de personas muy jóvenes, aunque para la ley penal no es así, pero en mi opinión son quienes están transitando la adolescencia y buscando lo identitario, su ubicación en el barrio, su lugar en la sociedad. Tal vez para ellos lo de estar con una bandita, que los reafirma en lo que son y los distingue de los otros, quizás tenga que ver con sus actividades, que además son un modo de producción de los bienes a los que no tienen ninguna posibilidad de acceder por otros medios. Es común, entre ellos, decir 'me voy a trabajar' cuando están en las actividades por las cuales, luego, tienen el reproche de la ley". Hay otro aspecto en común que según Girolimo se repite en todos los casos en los que le tocó actuar: El consumo de diversas sustancias desde muy chicos, desde los 11, 12, 13 años. Por otra parte los ahora jóvenes a los que se refiere pertenecen a los sectores más excluidos de la sociedad y cuando tienen las edades antes referidas ya dejaron la escuela. "No conocí a nadie que como menor de edad estuviera preso y escolarizado. En este contexto hay muchas madres solteras, padres muertos o ausentes, desconocidos. ¡Cuánto apellido materno que hay en una cárcel! Hay también necesidades básicas insatisfechas y estos pibes de los barrios más populares, recién aparecen para el Estado al momento de ser detenidos y allí es cuando se los 'contiene', lo digo en un sentido negativo, con el encierro. Es como un no saber qué hacer con ellos, entonces adentro. Es muy frecuente la detención por averiguación de antecedentes, tanto que cuando un chico es llevado a tal o cual comisaría ni le preguntan los datos, ya lo tienen registrado en el sistema"

Girolimo explica que a veces la policía quiere mantener su barrio o zona tranquila, hacer estadísticas de detención y ya se sabe, entonces, a quien ir a buscar. También habla de los delitos que cometen: "Se trata de hechos torpes, de fácil identificación, tan poco sofisticados que pareciera que están realizados para buscar el límite que sus autores no han tenido. Sin duda estas actitudes están atravesadas por lo subjetivo y por los recursos que se tienen, o no, para hacer otra cosa con la propia vida".

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