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Domingo, 26 de febrero de 2006
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CONVENCION INTERAMERICANA DE DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS

Para impedir la marcha atrás

Por S.T.

Además de haber fundado el Comité Latinoamericano y del Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (Cladem), la peruana Roxana Vasquez lidera ahora la Campaña por la Convención Interamericana por los Derechos Sexuales y Reproductivos, una iniciativa que llevan adelante organizaciones sociales de toda América para sentar una plataforma de derechos que los Estados de la región no puedan desconocer. "Queremos generar un proceso de debate sobre la sexualidad y la reproducción desde el campo de derechos. Por la forma en que se organizaron nuestras sociedades, la sexualidad y la reproducción han sido consideradas como asuntos privados, de la puerta de la casa para adentro, y no son vistos con el serio cariz político que tienen. En segundo lugar, no son vistos como asuntos de derechos, sino que responden a la moral", explicó Vasquez, para quien "estas dimensiones que son tan importantes y que están debajo de la mesa, o en la cama, deben ser colocadas a un debate público, donde toda la gente comience a hablar sobre esto como un asunto de derechos". Justamente, mañana, se realizará en Rosario una reunión nacional para impulsar esta Campaña.

La Convención se planteó sobre todo a raíz de la necesidad de "marcos internacionales que protejan la sexualidad y la reproducción desde una lógica de libertad de acción, de determinación de todos los individuos". Esta mujer que prefiere definirse primero como feminista, en segundo lugar como peruana y en tercer lugar como abogada considera que los modelos impuestos en estos campos se sustentan en "una doble moral y un doble discurso muy fuerte".

Es por eso que desde hace cinco años coordina la Campaña que promueve un amplio debate de la sociedad civil para avanzar en una Convención Interamericana. "Como especialistas que somos, nosotras habríamos tenido la posibilidad de decir que necesitamos esa convención porque no existe un marco internacional que toque estos temas con la suficiente contundencia. Entonces nos podríamos haber reunido, hacer un texto y tramitarlo. En cambio, nosotras estamos eligiendo un camino mucho más largo, que parte mucho más de la discusión desde abajo, desde las sociedades, desde las comunidades organizadas que se interesan en esos temas", relató sobre la estrategia trazada para arribar a la Convención. "Queremos propiciar desde allí la discusión, porque esa es la única garantía para que una vez que esto sea aprobado en el sistema de la Organización de los Estados Americanos (OEA) sea conocido por la gente y sea sostenido y defendido por quienes construyeron de alguna manera los pasos previos de la Convención", enfatizó.

Desde su participación en la Campaña, Susana Chiarotti ejemplificó lo que significaría en la práctica esta Convención. "Consideramos que debía haber con los derechos sexuales y reproductivos una herramienta similar a lo que es la Convención Interamericana por los Derechos Humanos con la pena de muerte. Cuando los presidentes (Carlos) Menem, (Alberto) Fujimori o (Hugo) Chavez quisieron poner la pena de muerte y lo dijeron en público, sus cancilleres los llamaron y les dijeron que no se podía, porque sus países habían ratificado la Convención Americana que prohíbe la pena de muerte y garantiza la vida. Entonces, para poner la pena de muerte, debían denunciar la convención, retirarse del sistema, y al año recién podían poner la pena de muerte. Con ese tipo de garantías nosotros no hemos vuelto a tener la pena de muerte", ilustró Chiarotti. La apuesta de Cladem, que impulsa la Campaña con un gran número de organizaciones en toda América, es "generar un marco mínimo de garantías, libertades y respeto a la autonomía de las personas en el tema de los derechos sexuales y reproductivos, algo que les impida a los gobiernos ir más atrás".

Pero Vásquez tiene una lectura realista del panorama regional en cuanto a los derechos de las mujeres. "No somos tan ilusas para pensar que este es el momento en que los Estados aprobarían una propuesta de avanzada sin ninguna dificultad. No es el momento político. Además, por la fuerte influencia de los sectores conservadores que tienen poder económico y político. Por eso, y con mayor razón, lo que queremos es generar un movimiento que se fortalezca desde abajo, de tal manera que cuando la Convención sea presentada, en un momento político oportuno, los Estados se vean obligados a cumplirla", expresó Vásquez.

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