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Domingo, 18 de agosto de 2013
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El testimonio de los rescatistas de Buenos Aires que trabajaron en los escombros de los edificios siniestrados por la explosión de gas.

"Lo que vivimos aquí no se compara con nada"

Por Lorena Panzerini
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El grupo de cuatro hombres y dos canes de la Brigada de Explosivos con asiento en Buenos Aires.

Con los ojos húmedos, Jonathan y Ezequiel filman y sacan fotos con sus teléfonos a los dibujos con los que niños de varias escuelas tapizaron la vidriera del bar de Salta y Oroño, justo enfrente de la zona cero, donde durante una semana trabajaron como parte del grupo de rescate. Los jóvenes padres, compañeros de trabajo desde hace más de cinco años, llegaron desde Buenos Aires con sus perros para búsqueda de personas vivas, de las que lamentablemente no se rescataron bajo los escombros de lo que fue el edificio de Salta 2141, siniestrado el 6 de agosto pasado. Ninguno de los dos puede evitar la emoción que les genera su labor en Rosario. "No se compara con otros casos que nos tocaron", aseguran desde la esquina. Por eso, valoran "el cariño de la gente" de la ciudad. Ambos partieron tras el final de la búsqueda, el lunes pasado, cuando aparecieron los últimos cuerpos en el edificio siniestrado. Fueron, son, 21 víctimas.

Ezequiel tiene los ojos celestes y no se esfuerza por esconder las lágrimas que brotan inevitablemente de estos cuando lee los mensajes de decenas de alumnos que plasmaron en papeles de colores su visión de lo ocurrido el trágico martes 6 de agosto, que quedará en la memoria de Rosario. "Gracias por su trabajo"; "Fuerza en la búsqueda", se leía de algunos dibujitos donde el fuego, el humo y los bomberos eran los protagonistas.

Durante el descanso, el rescatista se tomó tiempo para llevarse un recuerdo lindo de su paso por la ciudad, en una de sus peores tragedias. Su sonrisa es tímida y se agranda cuando relata que tiene dos hijos, de 5 y 2 años, a los que no ve desde el día de la explosión. Es que el grupo de cuatro hombres y dos canes de la Brigada de Explosivos con asiento en Buenos Aires partió ese mismo mediodía, "con lo puesto", aclaran. Entre sonrisas, ambos, cuentan que hace pocas horas se cambiaron algunas prendas de vestir.

Es domingo, anteúltimo día de la búsqueda ﷓aunque no lo saben﷓, y los rescatistas no pierden las esperanzas de hallar personas vivas bajo los escombros. Sin embargo, como se supo al día siguiente, no ocurrió el milagro. "Nuestra meta es encontrar gente viva", dice Jonathan con el entusiasmo firme, como el primer día. Mientras habla de la experiencia, el hombre no puede apartar la vista de las imágenes que le alimentan el alma y le devuelven las fuerzas para encarar otro turno en el que continuaría buscando "triángulos de vida", como llaman a aquellos espacios vacíos que quedan tras un derrumbe en los que puede haber personas vivas. Los perros son los que ayudan a encontrar esos lugares.

Jonathan es flaco y alto. Tiene un hijo de siete años que lo llora a la distancia. El también lo extraña, pero asegura que no es la primera vez que debe irse por varios días. Su esposa lo llama seguido y lo alienta. "Me dijo que es increíble lo que hacemos y que no tenemos idea de dónde estamos metidos -por lo trágico del hecho-. Pero nosotros nos concentramos en el acá y ahora. No podemos estresarnos".

Aunque la cultura machista plantea que "los hombres no lloran", Jonathan y Ezequiel no ocultan sus sentimientos mezclados. Por un lado, el regocijo por el abrazo colectivo que recibieron de los rosarinos; y por el otro, el dolor propio que provoca la tragedia, la muerte inesperada, el desahucio. Como ellos, decenas de rescatistas, bomberos y voluntarios lloraron y agradecieron, tras el fin de la búsqueda en la zona cero, donde se apagaron, injustamente, 21 vidas. Las de Hugo Montefusco (56 años); María Ester Cuesta (92); Carlos López (40); Adriana Mataloni (57); María Emilia Elías (28); Estefanía Magaz (21); Domingo Oliva (76); Roberto Perucchi (68); Teresita Babini (67); Florencia Caterina (27); Soledad Medina (31); Juan Natalio Penise (73); Débora Gianángelo (20); Federico Balseiro (30); Maximiliano Vesco (29); Maximiliano Fornarese (34); Oclides Ceresole (76); Ana Rizzo (65); Lydia D'Avolio (86), Santiago Laguía (25) y Luisina Contribunale (34).

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