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Sábado, 30 de agosto de 2014
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Hoy Sátira Hoy

Por Rudy

¿Cómo le va, lector, cómo anda? ¿Vio? Falta apenas una semana para que este suplemento cumpla 27 años ininterrumpidos. ¡Sí, lector, el primer sábado de septiembre es, desde 1987,el cumpleaños de Sátira! Y seguro que usted está pensando regalarnos algún libro de Cortázar, ¿no?

Bueno, volvamos a la pregunta inicial... ¿Cómo anda?

Uy, qué pregunta difícil de responder en esta semana tan cortazariana, ¿no? ¿Cómo va a hacer para responder sin acudir a uno de los text-symbol de nuestro venerado y admirado escritor, de cuyo natalicio celebramos un siglo, además de cumplirse este año el 30º aniversario de su fallecimiento, y los 50 años de la publicación de la más emblemática de sus obras.

Entonces, usted podría contestar

n Estoy un poco octaedro, un poco rayuela, pero dentro de unas deshoras todo va a andar boca arriba.

n Estoy como la salud de los enfermos.

n Mira, hoy mejor no te pongas en perseguidor, que estoy con todos los fuegos el fuego.

n Ni a la cabeza ni a los premios, mirá.

n Cora en la casa tomada, hecho un cronopio.

n Me siento un axolotl en la autopista del sur pidiendo instrucciones para llorar a una señorita en París.

O algo así. No se le ocurra a usted hablar de Borges, Bioy, García Márquez o Stephen King. Puede hacerlo, estamos en democracia, pero no le conviene esta semana, porque será usted “vintage”. Esta semana fue, es y será cortazariana. Y seguramente escucharemos a las multitudes por la calles gritando “¡Borges, decime que se siente, tener en casa a tu papá!” o “Y ya lo ve, y ya lo ve, es para Sabato que lo mira por tevé”.

Y sí, lector, cuando los argentinos nos ponemos a homenajear, ¡nos ponemos a homenajear! Y no nos para nadie.

Va a haber exposiciones, lecturas de cuentos y novelas, encuentros literarios, estrenos de películas, soireés, notas en suplementos literarios, deportivos y económicos, leyes, medidas de fuerza, aumentos de precio, piropos, diálogos, ditirambos, enojos, polémicas y canciones, en homenaje al gran escritor.

Y está muy bien que así sea. Cortázar se lo merece.

Eso, y mucho más.

Es uno de nuestros grandes escritores, uno de los que disfrutamos, y de los que seguimos disfrutando. Uno de los que “era peligroso llevar sus libros”, aunque sea en la mano, en un bolso o bajo el brazo (¡y ni les digo leerlo!) en los nefastos tiempos de la dictadura.

Cortázar es un escritor que nos emocionó, uno que nos dio miedo. Debo confesar que durante unos años, en mi adolescencia, luego de haber leído “para el colegio” –literatura de tercer año–, “La noche boca arriba” no podía dormir pensando que me iba a despertar sobre una piedra azteca de sacrificio. Bueno, cada adolescente con sus fantasías, aunque las mías, sí, eran extrañas... ¿cortazarianas? ¡Esta semana, sí!

Es uno que nos hizo reír a carcajadas con las instrucciones para subir una escalera y otros tantos cuentos. O nos llevó a un extraño humor siniestro, con ese cuento (que está en los Cronopios) en el que una familia tenía una silla en la que se sentaban para morir. O en el maravilloso “La salud de los enfermos”, donde el humor se vuelve negro, pero sigue siendo humor. O con aquella señorita Cora, que tanto excitaba al adolescente delirante, escrito sin puntos ni comas.

Uno que nos llevó por los laberintos de lo misterioso en la continuidad de los parques, o en “Todos los fuegos el fuego”, o “La isla al mediodía”.

Uno que nos ayudó (¡Gracias, Julio!) a “levantar”: llevar un libro de Cortázar, o ver a una bella dama o a un gentil caballero, según el gusto de cada uno/a, portando un libro de Cortázar, era un buen motivo para intentar iniciar un vínculo –momentáneo o duradero–, en aquellos tiempos en los que la pregunta “¿Y vos qué estas leyendo?” era una forma habitual de saludos entre amigos, y una forma nada despreciable de acercarse a eventuales interlocutores de posible destino erótico.

Y esta semana, todo es Cortázar. No nos extrañaría que, como siempre pasa, los mezquinos de siempre intenten aprovecharse de la situación para llevar agua a su molino. Por ejemplo, que los representantes de los fondos buitre saquen una solicitada titulada “Todos los fueros el fuero” invitándonos a pagarles lo que no les debemos y mucho más. O amenazándonos si no lo hacemos con quedarse con nuestros escritores, como ya lo prenunciara, con preclara anticipación, el sabio Leo Maslíah, hace unos 30 años, cuando supuso que Uruguay, por carecer de recursos pecuniarios, iba a pagar la deuda con su patrimonio cultural.

O puede ser que algún politico lance su plan sanitario “La salud de los enfermos” o el plan vial “Cosmonautas”.

No les crea, lector, no les crea, son oportunistas que nos han demostrado que si llegan a tener poder, nos van a meter en una gran rayuela: o sea, todos viviendo a los saltos.

Después de todo lo dicho, no se sorprenderá usted, lector, de que este suplemento quiera homenajear a Cortázar, un “escritor con humor” como los hubo pocos. Vaya entonces nuestro homenaje, que en este caso no se trata de un acto oportunista sino de... de... de...¡bueno, no se trata de un acto oportunista y listo!

Y lo homenajeamos a nuestra manera, o sea, con chistes.

Hasta la semana que viene, lector.

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