Arrancamos mal: la foto de tapa es la de una mujer hermosa por duplicado, una imagen especular que alimenta la idea (devenida del psicoanálisis) de que la homosexualidad es una elecciĂłn narcisista. Acá nada tiene que ver la autora, que además de no tener injerencia sobre las polĂticas editoriales, tiene 18 años; 18 años, o 14 o 15, la edad en que AyelĂ©n AngĂ©lico ubica su despertar sexual, que titulĂł como “precoz”. ÂżPor quĂ©? ÂżA quĂ© edad una elecciĂłn sexual se considera temprana y para quiĂ©n, para Sigmund Freud, AyelĂ©n AngĂ©lico o Ediciones B? No lo sabemos, pero resulta bastante sugerente, a la luz de un mercado que no es precisamente el literario, la apariciĂłn de un libro que promete la irresistible combinaciĂłn de erotismo entre mujeres y primerĂsima juventud, y que lleva este tĂtulo y que, como si fuera poco, reza un XX / XX en la tapa, que además de referir al cĂłdigo del ADN parece remitir a las X del porno. No, señores, señoras, no se hagan ilusiones. A mal puerto van por leña si buscan escenas de sexo; en el Diario de una lesbiana precoz más que alguna que otra arrimadita en un baño, y que no llega demasiado lejos, no van a encontrar nada donde calentarse. Además, para echar mano a tĂ©rminos aplicables a productos pretendidamente comerciales, se podrĂa haber elegido otro como “confesiones”, por ejemplo, en lugar de “diario”, porque, en rigor, un “diario” no es. Acá la cosa va para otro lado. Es el relato, en primera persona y 46 capĂtulos —más un prĂłlogo y un epĂlogo—, de una adolescente oriunda de San Nicolás, polĂticamente correctĂsima, a la que le gustan las chicas y que, entre otras cosas, se hace cortes en el cuerpo. Pero, aviso a los impresionables, Ă©sta tampoco es la historia de la berlinesa Cristian F. drogada y prostituida picándose en los andenes del oeste alemán y produciendo escozor en los lectores, asĂ que lĂ©anlo sin problemas, que cuando AyelĂ©n se ponga a hablar de la tijera, no se van a desmayar. No sĂłlo hay un desfasaje entre la provocadora tapa, el tĂtulo y el texto; el texto, por su parte, intenta calar hondo con reflexiones existenciales y mechar temas que puedan generar escándalo como el sexo y la automutilaciĂłn, pero no pasa de ser una estampa y un coqueteo que, a lo sumo, toma las formas de goce que la Ă©poca propone y hasta por ahĂ nomás. Porque tampoco es Abzurdah, el best seller autobiográfico de Cielo Latini, que se mete de lleno con la memoria de su anorexia y su bulimia. Pero aunque se trata de un libro, no es del libro de lo que quiero hablar. Me pregunto más bien cuáles fueron las intenciones de Ediciones B al publicarlo. Nadie dice aquĂ que está mal que su objetivo sea puramente comercial; de hecho, una editorial no es una sociedad de beneficencia, pero, Âżno hay otros textos que además de resultar vendibles, estĂ©n un poco mejor escritos y no necesiten ser presentados como algo que no son? ÂżO es que apareciĂł una niña de 18 años y enseguida se pensĂł en el negocio redondo de exponerla, en el negocio de hacerla aparecer en los medios, en el negocio de ir a darle un beso en la boca a Amalia Granata en el programa de Roberto Pettinato? ¡QuĂ© mal gusto, Santa Madre de Lesbos! ÂżDe quĂ© estamos hablando cuando hablamos de amor?
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