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Viernes, 24 de diciembre de 2010
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Polvo papal

El papa reconoció los abusos sexuales cometidos por ministros de su Iglesia.

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¡Aleluya! ¿Quién dijo que las navidades son una fecha cualquiera creada por la ambición mercantilista y que no tiene la menor influencia en la sensibilidad de los fieles?

¡Aleluya! El Papa ha demostrado que esto no es así. Su corazón reblandecido por los villancicos y las nueces lo ha llevado a reconocer publicamente esta semana lo que durante todo su papado ha venido negando alevosamente. Sí, lo que dice la justicia, los testigos, las víctimas y los mismos sacerdotes era cierto. Muchos ministros de la Iglesia han cometido abuso sexual, dijo con sus palabras. Lo curioso reside justamente en sus palabras y en el tono un tanto directo que eligió: “El rostro de la Iglesia está cubierto de polvo” dijo el Papa sin ruborizarse. Y enseguida agregó: “Su vestido está desgarrado por culpa de los sacerdotes.” Explícito como nunca el Papa pareció tentado a dar detalles, pero se detuvo a tiempo porque enseguida llegó el turno de buscar la culpa en otra parte. Y la encontró, como suelen hacer los Papas y otras autoridades de la Iglesia, en el ojo ajeno. Porque parece que el detonante de que todo esto haya ocurrido, y cuando decimos “todo” nos referimos a que se haya hecho público el tema, se debe a la pornografia infantil que tanto ha crecido, se quejó el Papa. “Existe un mercado de la pornografía con niños que de algun modo parece que está considerado por la sociedad como una cosa normal”. Sí, es cierto, no se entiende muy bien a qué viene este comentario, si el Pontífice se queja de que lo culpen a él con todo lo que están haciendo los otros o está contando lo que acaba de descubrir durante sus horas de navegación. En fin, en este mismo mensaje se pregunta qué parte del mensaje de la Iglesia estuvo confuso, o sea, qué parte entendieron mal los curas que se decidieron a violar niños. Por respeto a las fechas tan familiares, nos abstendremos de hacer bromas. Por último, sólo agregar que en el mismo mensaje el Papa dijo: “Tendremos que preguntarnos qué podemos hacer para reparar lo máximo posible la injusticia que han vivido.” No queremos saber qué ideas están rondando ahora su santa cabecita y cómo serán interpretadas. Tiemblan los monaguillos.

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