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Represión con fotos en los diarios del mundo y más de cuarenta personas detenidas en el centro de Moscú en este nuevo intento de celebrar la Marcha del Orgullo. No es nuevo, pero es peor. Los activistas llevan seis años sin recibir autorización para celebrar un acto de orgullo gay y las reuniones que se celebraron fueron dispersadas con violencia por funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Para este año, la presión internacional (en octubre de 2010, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos resolvió que Rusia había violado el derecho a la libertad de reunión de los activistas que habían intentado celebrar actos de orgullo gay en Moscú en los últimos años) y el espanto de los medios del mundo han obligado a recurrir al vicealcalde de Moscú, Nikolai Alekseyev, a esa figura y confirmó a Amnistía Internacional que la solicitud de celebrar el acto había sido rechazada debido al gran número de objeciones que había recibido de la opinión pública.
Cinco mil personas marcharon por las calles de Praga. Fue la primera marcha en la República Checa. Por el orgullo habrán ido unos cuantos, pero muchos más se acercaron por bronca ante las declaraciones del presidente checo, Vaclav Klaus, que por obtusas y patéticas recorrieron el mundo. Resulta que su consejero intentó impedir la marcha, a la que denominó “la marcha de los desviados”, y el presidente salió a defenderlo aclarando que no veía ningún orgullo y que la palabra “desviado” es neutra y que no tiene propósitos peyorativos. Le respondió una declaración conjunta de trece embajadores acreditados en la capital checa donde se defendía la celebración de la marcha LGBT por las calles de Praga. Luego, las 5000 personas. Y finalmente las encuestas: el director de la Prague Pride, Czeslaw Walek, asegura que en la actualidad, apenas un 10 por ciento de los ciudadanos checos ve negativamente a los homosexuales, una cifra que ha dado la vuelta a las estadísticas que se manejaban a principios de la década de los ‘90, cuando el 90 por ciento respondía en forma negativa.
Mendoza tuvo este año su primera marcha gay. En el kilómetro 0 (San Martín y Peatonal) unas doscientas personas se congregaron a partir de las 19 y con el paso de las horas el número se triplicó. Perros adiestrados, miembros de la unidad antidisturbios, agentes anticonflicto y un helicóptero siguieron el evento esperando vaya a saber qué desmanes. De hecho, en el mismo lugar se llevaba a cabo una contramanifestación a favor de la familia organizada por las Juventudes Democristianas, con unas trescientas personas, que concluyó con una misa en la Iglesia de San Bartolomé.
En Mendoza y en esa marcha se exigía la aprobación de la ley de identidad de género; una ley de educación sexual integral para Mendoza y la derogación de los artículos del Código de Faltas que criminalizan la diversidad.
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