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Viernes, 6 de enero de 2012
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Caminando sobre el mar

Sobre Alfonsina es un viaje teatral por la vida y la obra de Alfonsina Storni, donde recobra la vida esta poeta feminista que describía los cuerpos masculinos con una mirada tan homoerótica... A los 120 años de su nacimiento, vuelve a nacer.

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La Alfonsina que regresa de la muerte para rememorar su vida desde la propuesta teatral escrita y dirigida por Darío Cortés e interpretada por Viviana Suraniti, la que camina entre el público hacia el escenario vestida elegantemente con tapado, gorro, guantes y zapatos, tal como se la vio viva por última vez, no es la mujer desahuciada por el cáncer de mama que quiso aliviar el sufrimiento de su carne y se hundió en el mar. Por el contrario, es la mujer que justamente gozaba de la carne, que amó el mar y en sus poemas caminó sobre la mar, que celebraba el erotismo en la poesía y en la vida, a la vez que, como orgullosa madre soltera, renegaba de las injusticias en que los hombres condenaban a las mujeres en pleno paradigma de la dominación masculina.

Por ello, la obra hace hincapié en una Alfonsina consecuentemente rebelde y plena de luz, demorándose en los años de la infancia en los cuales una niña que robaba libros, fabulaba historias sobre su vida, inventaba noticias espeluznantes sobre su familia y besaba hombres, prefigura la mujer que vivirá a contrapelo de la sociedad, denunciando en sus poesías y en sus fantasías un estereotipo masculino que se parece demasiado al de su padre: alcohólico y abandónico, probablemente infiel, pero exigiendo que las mujeres se mantengan blancas y puras.

El unipersonal conjuga deliciosamente canciones y melodías clásicas y contemporáneas: entre otras, la infaltable “Alfonsina y el mar”, pero también algo de Björk y finalmente Rossini para el momento doloroso de la enfermedad. Este último es el compositor clásico que Alfonsina escuchaba con su madre, con lo cual la historia casi en su desenlace vuelve de manera elíptica a circular por la niñez.

Entre imágenes marinas e imágenes de archivo, pero frecuentemente despojada sobre el escenario, Viviana Suraniti compone con magia a una Alfonsina luchadora y aguerrida, algo barrial, que le da a la obra un aire contemporáneo y que da cuenta de la actualidad de muchas de sus poesías: “Tú me quieres blanca”, “Dos palabras”, “La loba”, “El hijo”, “Amarga”, “Hombre pequeñito”, “Buenos Aires”, “Carta lírica a otra mujer” y “Dulce tortura”, entre otras.

Icono lésbico por excelencia por ser pionera en la defensa de los derechos civiles y políticos igualitarios entre hombres y mujeres, también debiera ser considerada un icono gay al ser una de las primeras poetisas argentinas que cantaron a la belleza de los hombres que tan sólo pasaban por su lado. Así dedicó páginas a hombres anónimos con los cuales sólo la unía un instante de contemplación, y luego el deseo y el silencio: “Viajaba en el barco el hombre más hermoso del mundo. Semidesnudo”, “Sentí deseo de deslizar la mano suavemente sobre el hombro potente” o “¿De dónde había salido esa estatua fornida y silenciosa que miraba verdemar, sonreía lustrosamente un rojiblanco aséptico y doraba el ambiente a puro reflejo de piel bronceada?”.

A ciento veinte años de su nacimiento, la obra es la excusa y la oportunidad de homenajear a una mujer extraordinaria. El rescate que hace Cortés y que anticipa desde el primer monólogo es sobre todo el de la mujer que amó intensamente la vida. Por ello, quizás uno de los últimos poemas que recita Alfonsina/Suraniti es aquel en que se despide de su existencia, pero con una paz (“el hombre más bello no desear amar”) y una plenitud tranquila, en la que canta, nuevamente, su amor al mar y al mundo terrenal.

Funciones desde el 8 de enero, domingos y lunes a las 23, en Museo del Mar, Av. Colon 1114, Mar del Plata.

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