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Viernes, 3 de febrero de 2012
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Lux va a carilo

Caril贸, la infeliz

Desde estas hermosas playas, Lux, insolada por andar siempre sin protecci贸n y por el fuego de tanta familia tradicional, env铆a estas postales. O de c贸mo una garganta profunda puede convertirse en una semana en una garganta con arena.

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Que se diga lo que es justo: jam谩s se vio antes a Lux entremezclarse con la fauna de las playas paquetas de la costa argentina. Nunca fue lo m铆o y espero que no sea lo tuyo, visitante de mis cr贸nicas ardientes, para quien no hay cuerpo flaco o gordo, gigante o enano, terso o peludo al que le sea imposible conseguir de alguna manera 鈥攁 veces de la menos prudente鈥 su raci贸n de placer. Si alguna vez fui a Punta del Este es porque muy cerca est谩 el descalabro pluriforme de la Playa Chihuahua, con oferta y demanda de sexo en las dunas, y las incursiones de los chongos del pueblo vecino de Maldonado, que no conocen la culpa de la carne, aunque saben bien que sus habilidades amatorias tienen, como todo, un precio, y accesible.

Pero, ay, en estos estertores de enero, Lux viaj贸 al balneario de Caril贸. Confieso con verg眉enza. Que caiga sobre m铆 el castigo de Soy por tama帽o descenso a la mojigater铆a clase ABC1; arremetan los indignados si quieren, pero aviso que mis espaldas son suficientes incluso para detener la estocada injusta de una editora que no nombro, pero todos saben que es m谩s mala que Anne Wintour: 鈥淓so te pasa por jugar a ser conchetx鈥. Digo injusta porque han de saber ustedes que fui contra mi voluntad a Caril贸, no por af谩n de brillo social (ah铆 donde todos se encienden yo me apago), sino por la insistencia de mi amigo, el dermat贸logo peruano y carolo Mati Ceviche, instalado en el pa铆s desde hace unos meses y en busca de clientela fina para la depilaci贸n l谩ser y el rejuvenecimiento facial.

En general, la ruta me aviva los sentidos, sobre todo las estaciones de servicio, donde los chongos expendedores no pueden evitar jugar con la polisemia de 鈥渓lenar el tanque鈥, y los entiendo, soy too much, como dice la Presidenta, para quienes s贸lo se pasan las horas mirando el tr谩nsito de familias asfixiadas en un auto que casi siempre les queda chico. El paso de Lux en las rutas enciende las alarmas de Eros y todo aquello que est谩 en posici贸n de descanso se alza, como en una pel铆cula de John Waters.

Pero al llegar a Caril贸 me brot茅 contra esa paz familiera de clase alta que jam谩s de-satiende el propio estilo, aunque le perdonan la vida al vecino parven煤 siempre que sea famoso, como la Brujita Ver贸n. S铆, too much su centro comercial en escala Hansel y Gretel habitado por las miradas de adolescentes que 鈥渘o pueden creerlo鈥 cuando ven a alguien como Lux sobar el cucurucho reci茅n comprado en El Colonial. Desoyendo los ruegos del Dr. Ceviche, sum茅 cataclismo a la cat谩strofe, y me vest铆 a la noche como para meterme en el t煤nel de Am茅rika. Pero el efecto sobre las familias que deambulaban en la pasarela de los bolichitos ya no era de sarcasmo sino de zozobra... 驴Qu茅 es 鈥渆so鈥 que irrumpe con semejante coraza en el paisaje de Caril贸, que inquieta a los hijos y las hijas, que se atreve a depositar su mirada lasciva en escotes y bultos, cuando son ellos los due帽os de toda mirada? Madres y padres bajan la vista, maldiciendo que los cuidadores no puedan desterrar esa rareza a los suburbios salvajes.

Ni qu茅 decir el disgusto de los tilingos cuando al mediod铆a entraba al exquisito Chao Montesco y desfilaba entre la reposera y el mar con un mate obsceno entre los labios. Nunca me gust贸 el mate, pero en ocasiones sirve para exagerar la boquita de mo帽o... y el gesto, 隆por fin!, despabil贸 al chonguito que cuidaba las carpas y que me gui帽贸 un ojo cuando lleg贸 el turno de La Carpa de Lux. Alcanc茅 a preguntarle si era el Romeo de Chao Montesco y si estaba dispuesto a ir a la muerte con una Julieta como yo, pero nunca me entendi贸 la broma, que de por s铆 era mala, y se ve que le cort茅 el mambo.

Lo cierto es que as铆 pas贸 la semana: sin sexo. Qu茅 penosa se vuelve la playa argentina cuando la cubre ese nubarr贸n uniforme de la familia tradicional, que levanta en la arena sus castillos beatos donde no hay alcobas donde se ame distinto. Caril贸: playa en conserva, simiente del sopor.

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