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Viernes, 15 de junio de 2012
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Dos por unx

La galería Wallrod presenta dos muestras fotográficas bajo un mismo título: Private. ¿Qué tiene en común un viejo tío soltero que se llevó a la tumba su secreta vida de transformista con dos jóvenes que exponen su vida cotidiana sin escándalo?

Por Effymia Chorubczýk
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1- la vida íntima a la vista (foto de la serie de Kenny Lemes).

2- el tio Rodolfo en su vida secreta como transformista (foto de la serie de Paula Slatapolsky).

Una vez más la galería Wallrod pone en cuestión el límite entre lo público y lo privado, lo escandaloso y lo cotidiano. Esta vez, en un espacio dividido por una pared imaginaria y bajo el nombre Private se presentan dos trabajos fotográficos: Kenny Lemes muestra escenas de su vida conyugal libre y al viento, mientras que Paula Slatapolsky saca del cofre secreto las fotos de su tío abuelo transformista. Las imágenes que Lemes tomó en la cotidianidad con su novio nos reciben sin tabú pero también sin transgresión, en una época en la que este límite parece nulo, consecuencia en gran parte de las redes sociales en Internet. Mientras tanto, del otro lado de la galería nos aguarda una historia que pudo haber muerto con su protagonista en un tiempo totalmente diferente.

Paula Slatapolsky, ante el descubrimiento de que su tío abuelo Rodolfo era un transformista en los años ’50, decide revelar una historia a través de fotos que no formaron parte del álbum familiar. Ella se convierte entonces en la curadora póstuma de un secreto. Un cajón lleno de fotografías, una lista de prendas femeninas detallando el color con faltas de ortografía, un armario empotrado en la pared con trajes masculinos y un antiguo teléfono negro inclinado. Rodolfo nunca usó el nombre que figuraba en su documento: la ironía del destino lo hizo nacer judío y que le pusieran de nombre “Adolfo”. Trabajaba en una fábrica donde se confeccionaban guantes finos para las vedettes del Maipo, vivía solo por Villa Crespo, y se lo veía salir a altas horas cargando un bolso enorme ya convertido en extensión de su propio cuerpo. Estaba implícito que no se le preguntara adónde se dirigía.

En una foto glamorosa de fines de los ’60, este ser con un nombre femenino que no sabemos cuál sería, emana belleza y elegancia, teniendo de fondo lo que parece un club de barrio. En otra fotografía, donde yace viejo y consumido, ante los ojos de Paula se superpone la imagen de cuando florecía lejos de su familia en esas noches de juventud donde degustaba el placer de lo privado, y a la vez puertas afuera en un concurso de belleza entre transformistas de alto nivel.

¿Nos dicen estas fotos algo de quién fue o quién quiso ser Rodolfo? ¿Habrá sido Rodolfo una lesbiana? Transformista, transgénero, fetichista, varón gay, bicho raro o torta disfrazada de pan, no importa el rótulo, el tabú constaba en que su práctica irrumpía con lo públicamente conocido como aceptable. ¿Irá contra su deseo póstumo que una generación más joven exponga su historia, o irá contra el de aquellos parientes que apenas toleraban el hecho mientras perteneciera a una intimidad lejos de casa... y de los niños que son los que preguntan, como Paula?

Por aquel entonces era difícil imaginar que en una galería de arte se expusieran fotografías de una pareja compuesta por dos varones homosexuales abrazados en la misma cama sin generar provocación alguna, pero a su vez hoy esa provocación es sólo una proyección de la persona que no lo acepta. Aun así no resulta tan difícil imaginar en la actualidad personas que por cuestiones familiares hacen lo mismo que Rodolfo, vivir con una tolerancia consensuada donde la desaprobación pública tiene su espacio corrosivo en las prácticas privadas, y estas últimas parecen inclusive una amenaza si se salen de ciertos ámbitos. Hoy mismo, en gran medida y como podría desprenderse de esta muestra, la única aceptación del tabú es la fascinación por un secreto. ¿Por qué no sabemos más de esta persona? Paula trató de investigar en el mismo lugar donde la historia de Rodolfo fue tapada, no consiguiendo algo diferente a que la cara de su bisabuela se transformara por el disgusto ante el acto casi temerario de mostrarle una foto de su hijo travestido. Otra familiar de Paula, que encontró bastante material antes que ella, lo tiró casi todo. ¿Qué nos perdemos en ese “casi”? Cuál es el límite entre el morbo, la tolerancia y la comprensión, es una de las preguntas que nos interpelan ante estos “restos de Rodolfo”.

El límite entre lo público y lo privado no es tan polémico como el definir qué abarcan estos dos conceptos, así como también para qué sirven y quién corresponde que los administre. Por un lado Kenny Lemes expone las fotografías con su novio tal como si las colgara en su propia casa, donde en un mismo marco entran cinco fotografías diferentes entre las cuales vemos posar también a varios de sus amigos. Las imágenes no hablan de secretos, ni de su sexualidad, sólo dejan vislumbrar una sensibilidad personal con intervenciones como gruyas o elementos naturales que están más relacionados a una historia de desarraigo familiar lejos de ser codificada por quienes no pertenecen a su círculo íntimo. Por el otro lado, Paula Slatapolsky expone una historia que difícil es definir cuánto tiene que ver con ella, si habla de ella, de su tío abuelo o de su familia entera.

Entre el novio de Kenny y el Rodolfo de Paula, a primera vista Private parece mostrar las dos caras de una misma cosa, pero en verdad muestran la misma cara de dos cosas sumamente distintas. ¿Será librado al azar que la palabra “privado” en inglés parece en castellano una orden a que nos privemos? Entramos a una muestra bajo ese título y nos encontramos con la intención de mostrar un presente tan abierto que no importa siquiera de qué hablamos cuando lo hacemos, y un pasado tan callado que lo único que hay por hacer con ello es decirlo para reafirmar ese silencio. Pero aunque la intención es positiva, cuesta creer que ese pasado está superado. ¿Acaso con herramientas como Twitter o Facebook ya somos libres de privarnos, o no serán sólo formas novedosas y más eficientes para seguir esclavos de eso que llamamos libertad?

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