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Viernes, 19 de julio de 2013
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Los balcones del mal

En El balc贸n expone el lado B del deseo, un espejo en el que a nadie le gusta encontrarse.

Por Facundo R. Soto

Con una puesta acelerada, austera, muchos actores en escena y pocos objetos, La Compa帽铆a Teatral Quinto Piso nos muestra a un Jean Genet en episodios donde se pregunta por los l铆mites del bien, el mal, la moral y la 茅tica; develando, como el negativo de una foto antigua, el lado B del deseo que en el fondo tiene todo ser humano. Por el prost铆bulo desfila la Madame con su l谩tigo, que funciona como un falo que comparte con otros personajes para presentarnos su mundo. El Esperma, El Delegado, El Rebelde, La Reina, La Ladrona, entre otros, nos preguntan qui茅n es en verdad el amo y qui茅n el esclavo. Como si El balc贸n fuese La ventana indiscreta de Hitchcock, vemos al Obispo en su intimidad, que se calienta con las nenas de carne fresca y que adquiere poderes y erecci贸n cuando se mira al espejo con su atuendo, como si esa pollera larga, de loca, que hace flamear para un lado y el otro le diese la consistencia de ser algo en la vida, algo que no es sin el traje. Lo mismo pasa con el Gendarme, La Mujer Caballo, El Verdugo y los que nos muestran, como en un espejo, una parte nuestra que no solemos mirar con frecuencia. Daniel Godoy dirige y monta una puesta medida y sugerente. Es un hallazgo entre tanto teatro expl铆cito y manifestaciones desmedidas del deseo; haciendo de este balc贸n algo 铆ntimo y desafiante. Corriendo el velo de lo que llamamos bien y mal, para mostrarnos que el deseo esconde una parte de uno y otro. As铆 vemos al Juez que no quiere medias tintas, desea que el mal que supuestamente cometi贸 el indagado, se haya cometido de verdad, para juzgarlo con severidad y sadismo; que lo negro sea negro, se repite el juez, mientras est谩 siendo acorralado por los fantasmas de un juzgamiento superior y una necesidad de castigo. Genet, hijo de padre desconocido y madre prostituta, criado en un reformatorio y reincidente de c谩rceles, fue rescatado por Sartre y Cocteau. Se dedic贸 a la escritura y dramaturgia haciendo alarde de su homosexualidad, con preferencia por los j贸venes, aunque se prostituyera con viejos, supuestamente por plata. Nunca dej贸 de expresar en las obras su simpat铆a por el mal, por los outsiders, desesperados y los que est谩n expuestos a la fragilidad y el desamparo, no para pasar del otro lado y sentirse respaldado y amparado; sino para soportar el dolor y la crueldad, como parte de este mundo, donde el que no coge es cogido.

S谩bados, 21.30, Paraje Artes贸n. Palestina 919

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