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Viernes, 10 de enero de 2014
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Putinaje sobre hielo

En febrero se celebrarán los Juegos Olímpicos de Invierno en Rusia. A modo de protesta contra la discriminación, Obama rechazó la invitación del presidente Putin. Volvió la Guerra Fría, y más caliente que nunca.

Por Alejandro Dramis
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Billie Jean King, tenista norteamericana que, junto a funcionarixs, integra la comitiva nortemericana que viajará a Rusia en lugar de Obama. Fue una de las primeras mujeres del deporte estadounidense en salir del closet, en los ’80.

En un clima en el que imperan leyes discriminatorias y otras tantas violaciones a los derechos humanos, entre el 7 y el 23 de febrero se realizarán los XXII Juegos Olímpicos de Invierno en la ciudad rusa de Sochi, uno de los centros turísticos más importantes de Europa. Teniendo en cuenta su exuberante presupuesto, estos serán los juegos más caros de la historia de las olimpíadas, y acorde a la estrechez mental de sus organizadores, probablemente uno de los más intolerantes y retrógrados.

Frente a los ataques que sufren las minorías y los grupos que apoyan la diversidad sexual en Rusia, muchxs mandatarixs –entre ellos los presidentes de Francia y Alemania– han decidido rechazar, y hasta en algunos casos boicotear, la invitación de Putin para presenciar las ceremonias de inauguración y cierre de los Juegos Olímpicos. Por su parte, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, no sólo resolvió pegar también un faltazo, sino que, a su vez, decidió enviar un contingente de representantes norteamericanos que no incluye a funcionarixs de alto rango y, además, cuenta con la presencia de atletas abiertamente homosexuales. Obama ya descartó la idea de retirar a su país de los juegos, pero en el caso de que su postura no quedara abiertamente manifiesta frente a las políticas anti-LGBT del gobierno ruso, también declaró que "Putin y Rusia tienen en claro que la mayoría de los países que participamos en las Olimpíadas no vamos a tolerar que los gays y las lesbianas sean tratados de manera diferente".

La delegación yanqui, anunciada en diciembre desde la Casa Blanca y liderada por la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, incluye entre sus miembros a la leyenda del tenis Billie Jean King, una de las primeras deportistas en hacer pública su homosexualidad en la década de 1980, y a la jugadora de hockey y doble atleta olímpica Caitlin Cahow, de 28 años, también abiertamente lesbiana. Por la pluma masculina y para completar el cuadro de putos de renombre mundial que le están ocasionando serios dolores de cabeza al Putin, hace muy pocos días el patinador olímpico (y también ídolo de los mocosos irreverentes de South Partk) Brian Boitano reconoció pública y muy oportunamente su homosexualidad. Con él, ya son tres lxs atletas abiertamente gays que forman parte de la delegación norteamericana en las olimpíadas de Sochi y que apuntan a cuestionar públicamente las prohibiciones que se viven en Rusia actualmente.

Desde que se despenalizó la homosexualidad en ese país en 1993, las playas de Sochi han sido consideradas uno de los grandes centros europeos en donde los hombres concurrían asiduamente para levantarse otros tipos. Paradojas aparte, desde el 2007, momento en que se supo que Sochi sería la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de este año, la cantidad de miembros de la comunidad gay lugareña ha ido disminuyendo rápidamente y prácticamente desapareció en el último año, cuando Putin y sus secuaces aprobaron las leyes anti-LGBT que incluyen la prohibición de difundir "la propaganda gay", una suerte de eufemismo para censurar y penalizar cualquier expresión pública relacionada con la homosexualidad. La situación que se vive en Rusia es tal, que hasta el propio Roman Kochagov, copropietario del Mayak Cabaret, uno de los pocos clubes gays que quedan en Sochi, está pensando seriamente en abandonar el país y cerrar su local para siempre.

Asociaciones rusas por los derechos de los homosexuales están estudiando la posibilidad de organizar los "juegos gays" en Moscú una vez finalizadas las Olimpíadas de invierno en Sochi. La idea de estas organizaciones, entre ellas la Federación Deportiva LGBT, es comenzar los juegos gays el 26 de febrero, inmediatamente después de la ceremonia de clausura en Sochi, para poder aprovechar el público de la ciudad olímpica oficial y generar un ámbito de protesta y concientización sobre la situación de los derechos civiles en Rusia, a través del deporte y la inclusión, con un nivel de difusión masivo y en la ciudad capital. Para eso, Viktor Romanov, presidente de la Federación, ya convocó a todx atleta, árbitro o personalidad famosa que quiera apoyar la causa y sumarse a la organización y participación del evento.

A través de protestas públicas, apariciones en medios de comunicación y redes sociales, muchas son las voces que llaman a un boicot general para repudiar u oponerse de diversas formas a que los juegos se realicen en Sochi el mes próximo. Entre ellxs, el actor británico Stephen Fry, abiertamente homosexual (y quien supo interpretar a Oscar Wilde en su biopic Wilde), le solicitó al primer ministro de Inglaterra, David Cameron, y a las autoridades del COI (Comité Olímpico Internacional) que impidieran que Rusia fuera la sede de los próximos juegos Olímpicos, debido a sus políticas en contra de la homosexualidad, alegando que Putin está haciendo de los homosexuales "cabezas de turco, tal y como Hitler hizo con los judíos".

Además de estos pedidos, también existen varias denuncias presentadas en el COI para la cancelación o la relocalización de las Olimpíadas de Invierno. Miembros del COI aseguraron haber recibido hace un tiempo, por parte del gobierno ruso, garantías de no discriminación frente a los atletas abiertamente gays o sospechados de serlo. En respuesta, el COI les recordó a las autoridades rusas que la Carta Olímpica "garantiza los derechos de las personas independientemente de su raza, religión y preferencias sexuales".

A raíz de todo esto y de la tensa situación que se vive con las ideas del Putin, la semana pasada el gobierno ruso, a través de Igor Ananskij, el vicepresidente del Comité de Deportes de la Cámara Baja del Parlamento, anunció que la "Ley de prohibición de propaganda homosexual" no se aplicará ni a los invitados ni a los atletas que participen de los Juegos Olímpicos en Sochi. Nikolái Alexéyev, uno de los mayores responsables de la organización rusa de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales, declaró a los medios que presentará un recurso contra la ley para declararla nula antes de que comiencen los juegos, y manifestó la intención que tienen muchxs atletas de desplegar banderas gays durante la ceremonia inaugural de los juegos olímpicos. Después de todo, parece que finalmente se viene la propaganda gay en Sochi; y se viene a todo trapo.

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