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Viernes, 24 de octubre de 2014
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familia animal

La mascota Ann y el amo mamá

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Fui adoptada un sábado a la noche, cuando llegué desorientada a la puerta de la casa de unos amigos del amo mamá donde estaban haciendo una fiesta. Yo no figuraba en lista pero me pasé de lista y aproveché la entrada de unas drag queens para escabullirme. Hipnotizada por la música, avancé hacia la pista y entre el humo y las luces lo vi. El amo estaba bailando con una capa negra y los ojos cerrados. Yo me acerqué tímidamente, con una expresión lastimosa de cachorra perdida, y el amo me convidó agua con una sonrisa, sin sospechar el vínculo que estaba creando con tan simple gesto. ¡Fue adopción a primera vista!

Desde entonces el amo mamá me lleva de paseo con correa por todo tipo de eventos: swingers, ArteBA, fiestas sado, after de travestis, Fun Fun, hotel Faena, Creamfields, shows de Fito Páez y Cristian Castro. Pero no todo es alegría... Mamá es un amo muy severo. Si me porto mal, me pega y si me porto bien también. No me deja levantar la patita en cualquier lado ni recibir regalos de extraños (a menos que ella reciba la mitad). Tampoco me deja cazar ratones, por eso me los hago sola. A veces se va de viaje y, como se olvida de dejarme el tarrito con agua, me tengo que servir un whiskas doble.

Cuando salimos de cacería no me deja probar un solo bocado de mi presa sin que él la haya degustado antes. La mayoria se asustan, se escapan y yo me muero de hambre (con la teta de mamá no basta). A ella no le importa quedarse sin carne fresca porque se alimenta a base de semillas.

En la calle las señoras se horrorizan al ver que el amo mamá me lleva con correa y le exigen que me libere porque dicen que ya no es época de someter a las mujeres. Lo que ellas no entienden es que

nosotros necesitamos estar atados porque somos demasiado libres de mente. No soy de raza porque me gusta mezclar, pero estoy finamente cosificada.

El amo mamá y yo vestimos de negro porque nos gusta ser discretas. Hay días en los que el amo sale con una máscara para no tener que soportar otro aroma que no sea el Acqua di sale, dice que tiene un olfato muy delicado. Una vez intentó incorporar otro cachorro a la familia pero no resultó, porque yo soy una perra celosa, malcriada como mascota única. Para que no me sienta más perdida de lo que estoy, el amo hizo una réplica de mi hábitat natural en el living de su casa: puso una red carpet.

Nunca me gustó seguir reglas pero me dejo adiestrar con tal de que me presten atención y me den algo a cambio. La verdad es que el amo no siempre cumple sus promesas y a veces no me da nada, ¡me humilla y se ríe en mi cara! Es por eso que estoy planeando fugarme de casa con sus tetas, pero todavía falta un tiempo para eso, no puedo irme sin antes aprenderme la coreo de Kazaky que mamá me está enseñando...

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