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No me interesa mucho el tema del Sínodo. Me parece todo una gran hipocresía. Tenemos que partir de la base de que, en todo el mundo, en todas partes, las religiones son el primer problema de los gays. La religión musulmana, la católica, en Rusia hoy en día la ortodoxa e incluso en Asia, aunque no sea una religión, el confucionismo. Con respecto a la Iglesia Católica, no voy a creer nada hasta que al menos se despejen cuatro situaciones de la institución. Recién ahí se podría barajar y dar de nuevo.

Primero, que acepten a las mujeres como curas. Que la Iglesia deje de ser un lugar de dominio y de poder de los hombres.

Segundo, que dejen de proteger a los curas pedófilos. Si la Iglesia Católica aceptara casar curas y si reconociera derechos Lgbti, habría mucho menos pedofilia en el mundo. A eso se suma que lo que alimenta el miedo y las resistencias a que los gays conformen familias es el fantasma de la pedofilia. Pero si nos preguntamos en serio, ¿dónde la pedofilia ha sido más frecuente y fuerte? En el corazón de la Iglesia Católica, que esconde la pedofilia y desconoce la homosexualidad, en vez de reconocer la homosexualidad y castigar la pedofilia.

Tercero, la Iglesia tiene que aceptar que los curas puedan casarse.

Y cuarto, que se reconozca a la homosexualidad como una forma de vida, reconociendo incluso que muchos curas y muchas monjas la eligen y la viven de manera más o menos clandestina. La mayor parte de los sacerdotes africanos entra a la Iglesia porque son homosexuales y porque son maltratados en sus países. También se ha descubierto que muchos de los más grandes homófonos evangélicos eran secretamente homosexuales. Es sabido que cuando se llega a Roma y uno consulta sobre alguna discoteca gay, los gays te dicen que hay sólo una y muy grande: el Vaticano.

* Autor de Lo rosa y lo negro. Los homosexuales en Francia después de 1968 y Global Gay.

Informe: Adrián Melo.