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Los premios Martín Fierro nunca se lucieron por contar entre los fundamentos que justifican un galardón a la corrección política, la amplitud de criterios, la inclusión social. En general ese tipo de criterios no sólo no son tenidos en cuenta sino sencillamente descalificados, así como es descalificada desde el vamos la mera existencia de un observatorio de medios que pudiera hacer foco en las discriminaciones que a diario se cristalizan en los medios masivos. Por eso poco puede llamar la atención que en la entrega de los Martín Fierro a las producciones del interior del país se haya nombrado como mejor conductor masculino a Carlos Eguía, de Neuquén, por su programa Contrafuego en el que es conocido por decir cosas tales como que “estamos en un barco a la deriva, ahora resulta que es normal que un hombre se bese con otro hombre, una mujer con otra mujer”. Homofóbico, misógino, pero eso sí, mejor conductor masculino.
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