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Jueves, 2 de abril de 2015
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CONSULTORIO BDSM

Cuero y sadomasoquismo

Por Pablo Pérez

“Me gustaría probar con el sadomasoquismo —me escribe Luciano—. ¿Hace falta que me compre ropa de cuero?” No es la primera vez que me consultan sobre el tema. Es frecuente la asociación de cuero y SM. Incluso a mí, cuando empecé a participar de los clubes leather en Buenos Aires, la respuesta me parecía obvia: el cuero es fundamental, pensaba. En los clubes Fierro Leather y el BALC (Buenos Aires Leather Club) el código de vestimenta era bastante estricto: no se permitía la entrada a quienes no usaran como mínimo botas o borceguíes, y a quien no cumplía con ese mínimo requisito, se le permitía entrar desnudo o en ropa interior (si no era rosa flúo, claro). Pero hay que tener en cuenta que se trataba de clubes específicos leather, sólo para hombres, además de que dejaron de existir, aunque todavía siga rodando por ahí alguna bandera que quién sabe si en algún momento volverá a ver la luz. Es muy probable que precisamente los clubes leather en Buenos Aires se hayan extinguido por el estricto código de vestimenta. “El cuero es caro”, comentaba un amigo cuando hablábamos en una reunión sobre la desaparición de los clubes. En la charla también coincidimos en que a la sigla BDSM le faltaría una F de fetichismo, “y ya que estamos de fist fucking”, agregó mi amigo, fanático de esta práctica, que según algunos autores como el francés Erik Rémès no entra en ninguna de las categorías del BDSM (ver BDSM ilustrado del 19/9/14). Repasemos: B de bondage, D de disciplina y dominación, S de sadismo y de sumisión, M de masoquismo.

Volviendo a la cuestión fetichista, en el sadomasoquismo en general, la restricción de la vestimenta no existe. Si pensás que el cuero es fundamental para calentarte es porque sos leather, si no, no lo sos. Podés ser sadomasoquista y no sentir ninguna atracción por el cuero o viceversa, podés tener el fetiche del cuero y no ser sadomasoquista. Y aunque muchos en el ambiente BDSM consideramos el fetichismo importantísimo, la sigla BDSM no lo contempla. Lo importante es que para un encuentro o sesión SM podés vestirte como se te dé la gana o jugar completamente desvestido. La ropa y los accesorios pueden formar parte del juego o no. Lo importante es descubrir si tenés algún fetiche en particular: puede ser por los trajes, la lencería, la ropa de trabajo, los uniformes, el látex, la lycra, las zapatillas sucias o nuevas, la ropa deportiva o lo que se te ocurra y lo más importante es que encuentres con quien compartir ese fetiche. Para conocer a alguien afín podés probar la app de Recon (perfiles fetichistas para hombres gay), y la comunidad BDSM Mazmorra (Mazmorra.net). Si lo que te gusta es el cuero, lo principal es el calzado, pueden ser borceguíes o botas de cualquier tipo: motoqueras, militares, tejanas, etc. Si bien es cierto que el cuero es caro, cuando el fetiche se impone el instinto nos ayuda a encontrar lo necesario. Para empezar, la feria americana o la compraventa de usados por Internet son una buena opción.

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