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Viernes, 2 de octubre de 2015
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ESTACIÓN lesbos

Tortas de todas las latitudes se encontraron en La Plata para festejar la llegada de la primavera y hacer de una estación de tren abandonada la Isla de Lesbos por un día.

Por Paula Amarilla
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El cacareo primaveral se hizo desear y transtortas y cistortas platenses al son de un quiriquiquí decidieron calentar pasto y dar su bienvenida a las flores anunciando alta fiesta de Primavera LesBicaT. Así que sin pensarlo dos veces, salimos disparadas en un 129 repleto a tortearla a Silver City, o sea, La Plata. La peregrinación empezó y bajando del bondi, caminamos al sol por una calle arbolada y serpentina que nos llevó a una estación escondida, acaso la última de un tren universitario suspendido que coloreado y adornado emplumaba un festejo primaveral que anunciaba “Last Train to Lesbos”.  

Un arcoíris, telas y una bailarina con las tetas libres al aire te recibían de una ya a lo lejos. Y mientras te acercabas, la veías nítida bailar dando unos saltos y piruetas fáunicas adornada de unos cuernos enormes, jugando al son de una música que hermanaba naturaleza y concreto que festejaba Sol y Lesbos. Así que, a plena vista la cosa ya pintaba bien. Y sin perder segundo avistándonos, apenas entrar a la estación nos recibieron a la par de un “¡bienvenidas!”. Por favor, qué acogedoras estas platenses. 

Y sin más, prestas, nos tiramos en el medio de las vías rodeadas de pasto. Miramos alrededor y la estación iba siendo un primor de tortas de todo tipo que brotaban en llegadas. Las había de pelo corto o largo, rastas, rapadas, con mechones azules, fucsia, verdes, amarillos, de bocas pintarrajeadas de violeta, azul o rojo furioso, enmarcando mirada en unos ojos delineados de un negro punkie. Todas habitantes sáficas que en este jardín secreto lucían camisas, vestidos, medias, shorts, lo que fuera. Una anarquía de gustos en el que solo se te podía prender una sonrisa en la boca viendo tanto cuerpo rebelde abrigándose al sol, lamiendo sol.  

Los carteles que militaban: No a la transfobia, Voz a los movimientos del deseo, Justicia por Laura Moyano, las siluetas de cartones enormes que dibujan y gritaban fuerza fémina encuadraban a la Chita de Thundercats, a la figura de una mujer fisicoculturista en slip levantando barras y al dibujo de una divina Divine. Todo, todo eso te iba calentando el pecho y sacando ganas de mate. A la par que veías el correteo de niños y bebés que coloreaban una tarde también tortéfica familiar. Y como si fuera poco, las futboleras cayeron al baile. Tiraron pelota y pumba la hicieron rodar a patada limpia que en medio de risas le pifiaban más de lo que atinaban formando círculo libre en el que cualquiera entraba y salía. 

Los fanzines, los budines, tortas (dulces), el mate, hacían desfile de comida. Una confesión pescada al vuelo decía mientras se te metía al cuerpo: “tengo una fantasía transbiana, en realidad es un deseo, un enamoramiento intenso, sexual, con todas mis amigas travestis.” Feliz coincidencia y placer que al levantar ojos la fantasía se iba haciendo sol, pasto y carne, entre todas y de mil formas. Pero la cosa, no iba solo a mate, y sin faltar para choborrines de media tarde teníamos Fernet y vino en la barra al lado de la casa de Andrea. Una de las anfitrionas de tremendo festejo que nos animó con un temazo de Pantoja en un vestido rojo frenesí a puro glamour de rosedal. De a poco el sol se fue esfumando pero el calor se transformó en fogata. Y el fuego, el verde, los árboles inmensos sobre nosotras, las vías que desaparecían delineaban una fraternidad outsider cálida que le cantaba a la primavera y hacía honra sáfica ahora rodeada de noche. Y claro, ahí, cayeron las poetas  Canela Canelón y Lu Muzzin y todas al son de sus palabras nos hicimos pura madera de fogata, con ganas de chispear. Ay, La Plata, ay primavera tórtefica. Cómo valió la pena transitar y mover culo, pasar la General Paz para pisar pasto, vías y entrar en el paraíso floreado de un edén bi puto trans torta y queer, que dinamita todo. Porque acá estamos ocupadxs pero en reinventar, renombrar paraíso posta.

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