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La conectividad parece ser uno de los temas nucleares de algunos de los mejores relatos contemporáneos. En el nuevo horizonte de flujos informativos y estéticos triturados por internet, las conexiones múltiples se vuelven cartografías de una cultura que tiembla entre el derrumbe y la reedificación permanente. Estética unisex es una historieta que logra ser un bloc de inteligencia narrativa: sus flechas de circulación se dibujan como señales de un tránsito entre mundos dispares que van del costumbrismo de charla en la peluquería hasta el humor negro minimal y extrañado, poniendo en página otro neobarroquismo latinoamericano. Entre Perú y Japón, entre mails y palomas mensajeras, entre alucinaciones religiosas y trips de Viagra, entre el nudismo ritual y la represión sexual, los personajes de Rodrigo La Hoz patentan un cariño enorme por el freak, encarnando cartoons que tienen un pathos que no se diluye nunca, porque la circulación en un sistema complejo de relaciones no logra distraer ni deprimir nunca el alto nivel de deseo y de mística (dos rasgos unidos en esta historieta que la convierten en un hallazgo queer de antología). Si la afinada gráfica de los dibujos de La Hoz puede recordar a Charles Burns o a algún otro autor, sus personajes y cuadros tienen la libertad suficiente como para que al cambiar de página el estilo nos entregue un dibujo impensado, como si abriéramos un correo basura de nuestra bandeja de spam y encontráramos trazada la imagen de un deseo que no sabíamos que nos podía pertenecer.
Estética unisex, Rodrigo La Hoz, Ediciones Pictorama, Lima, 2015. Se consigue en El Rayo Rojo, Galería Bond Street, Av. Santa Fe 1670, Local 20.
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