“Fue nuestro gran casamiento judÃoâ€, confirman las esposas, abogadas especializadas en derecho de familia y compañeras de estudio jurÃdico Romina Charur y Victoria Escobar, horas después de la boda montada en la sinagoga de la comunidad judÃa NCI-Emanu El, en el barrio de Belgrano. “En 2009 yo buscaba grupos de chicas para no seguir saliendo sola a boliches y en una página conocà a Victoria. Arreglamos ir a bailar en grupo y ahà me enamoréâ€, cuenta Charur, nacida en una familia observante conservadora, ritualizada y de asistencia casi perfecta a fiestas y eventos de “su†iglesia. Romina habÃa tenido antes otros encontronazos con mujeres pero nunca, dice, “una pareja estableâ€: “Desde el principio me enamoró la transparencia de Victoria; su sencillez, su bondad y su fortaleza. A los tres meses nos fuimos a vivir juntas. Ella inició un proceso voluntario de conversión que duró dos añosâ€. Fusión religiosa de una en otra y de las dos en “una vida en la que te sentÃs menos solaâ€, asegura Victoria. ¿Cómo hicieron?
Desde el siglo XIX, ortodoxos, conservadores y reformistas modelan las tres grandes corrientes internas del judaÃsmo. En ese horizonte, la religión redistribuye interpretaciones escriturarias y discute existencia y fronteras de permisos y excepciones. AsÃ, el conservadurismo es tercera posición y el rabino Sergio Bergman, el famoso local del cuento. Pero mientras Romina se siente “la mujer más feliz del mundo†y Victoria recuerda que el catolicismo le daba mucha bronca, el ahora Ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación reinicia su prédica y se desmarca de aquello que, en el súmmum del cinismo, también festeja: “Hay coexistencia de estándares con este tema en el judaÃsmo pero yo no celebro este tipo de ceremonias y tampoco apoyé el matrimonio igualitario. En mi opinión, el matrimonio está instituido por la tradición religiosa entre un hombre y una mujerâ€. SintonÃa finÃsima con Bergoglio, claro, que pocos dÃas antes (y dos siglos después) dijo primero “divorciados sÃ, pero si los obispos no quieren, mejor noâ€; y luego, gays y lesbianas nunca pero nada de “injusta discriminación†(donde hay que leer “injusta†en maravillosa oposición a “justaâ€). Mientras tanto, ser judÃo es “ser diverso por definición†y “la diversidad enriqueceâ€, como dice el diario ClarÃn que dijo Bergman según otro Sergio (Sergio RubÃn, agente de prensa paraoficial del Vaticano que no firma como tal). En suma, habrÃa un hecho histórico habilitado por una norma que no altera sus bases pero, de copada que es, tampoco boicotea sus tangentes. Porque a Victoria de 40 y a Romina de 35 las casó la rabina Karina Filkenstein y ya son, para la unanimidad periodÃstica y cierta parte del ONGeÃsmo local, “la primera pareja de mujeres latinoamericanas que…â€. Vale decir, el puntapié de eventuales, sucesivas unidades sexoafectivas y monocomulgadas que irán a golpear en la región las puertas de los templos. “En septiembre de 2014 nos casamos por civil y para nosotras era sumamente importante pasar por la unión religiosa con el fin de constituir una familia judÃa y en el futuro poder darle una educación judÃa a nuestrxs hijxsâ€. Y como la pirámide católica determina verticalismo y la llanura judÃa, en cambio, simetrÃa, “nosotras nos sentimos orgullosas de haber participado de esta lucha†afirma Romina. “Tengo una tÃa muy católica en Gualeguaychú, donde crecÃ, que está encantada con que refuerce mi fe. Está muy conmovida con mi conversiónâ€, aporta Victoria. El primer (¿y único?) efecto de este acoplamiento matrimonial puede ser sobre todo edilicio e intramuscular: las recién casadas esperan que cada vez más la comunidad a la que pertenecen adhiera a la modificación de la responsa (es decir, la norma judaica) ocurrida en marzo y las uniones puedan darse adentro de las iglesias y no afuera, como hasta ahora. Ante ese deseo, sobreviene una imagen: florecen bodas masivas. El dogma se reproduce, los fieles se multiplican y las sinagogas se llenan. ¿Conquistar igualdad para reforzar la disidencia? No, al menos porque la victoria según Victoria es otra: “Vivà parte de mi vida muy complicada conmigo misma. Soy del interior y a los 15 me señalaban por la calle. Me vine a Buenos Aires para poder vivir mi vida. SentÃa que me tenÃa que ir porque era diferente y yo no querÃa ser la excepción a la regla. Nunca quise ser la excepción a la reglaâ€.
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